Aldous Huxley - Literatura y ciencia
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- Libro:Literatura y ciencia
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- Editor:ePubLibre
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- Año:1963
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Literatura y ciencia: resumen, descripción y anotación
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Un análisis admirable y lúcido de uno de los temas más apasionantes de nuestra época, el conflicto entre el mundo humanista y el mundo científico, y que el novelista C. P. Snow llama el problema de «las dos culturas». Aldous Huxley es quizá el autor contemporáneo que ha probado de modo más evidente —y con su propia obra— la posibilidad de una reconciliación entre la ciencia y la literatura. En estas páginas muestra que la esencia del conflicto puede explicarse como una oposición, declarada o no, entre la experiencia pública y la experiencia privada, apoyando elocuentemente su tesis con numerosos ejemplos de las letras inglesas, italianas y francesas.
Aldous Huxley
ePub r1.0
Titivillus 16.09.15
Título original: Literature and Science
Aldous Huxley, 1963
Traducción: Rubén Masera
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
ALDOUS LEONARD HUXLEY (26 de julio de 1894, Godalming, Surrey, Inglaterra – 22 de noviembre de 1963, Los Ángeles, California, Estados Unidos). Escritor, poeta y filósofo inglés, miembro de una importante familia de intelectuales, entre los que hubo eminentes biólogos y hasta un Premio Nobel.
Siendo joven, Huxley sufrió graves problemas visuales que retrasaron su educación universitaria en Oxford, pero una vez superada su enfermedad terminó sus estudios y viajó por Europa en calidad de crítico de arte y literatura.
Durante esa época, Huxley escribió sobre todo poesía y cuentos y sus primeras novelas no tuvieron demasiado eco. En 1932 publicó la que sería su obra más famosa y controvertida: Un mundo feliz, en el que plasma varias de sus obsesiones más conocidas, como el control del estado y la deshumanización de la tecnología.
En 1937 abandona Inglaterra y decide establecerse en los Estados Unidos. A partir de esta época, el escritor comienza sus experimentos con las drogas psicoactivas y se centra en el misticismo como objeto de análisis.
Quizá sea Las puertas de la percepción (1954) el libro que mejor recoge las experiencias de Huxley durante toda esta época.
Tras la muerte de su primera esposa, Huxley volvió a casarse. En 1960 le fue diagnosticado un cáncer de garganta al que no sobreviviría. Su última novela, La isla, se publicó en 1962.
[1] Dar un sentido más puro a las palabras de la tribu.
[2] Son las piezas más pequeñas de la mente / que pasan el órgano estrecho de la voz; / las más quedan detrás en el vasto orbe / de la aprehensión, y no nacen nunca.
[3] Que no gustada no se entiende.
[4] Todas las plumas que empuñaron los poetas.
[5] Un poeta sólo puede ser alegre.
[6] Que llegan antes que la golondrina se atreva, y tocan de belleza los vientos de marzo.
[7] Y rosa, vivió lo que viven las rosas: no más de una mañana.
[8] La metempsicosis de los lirios en rosas.
[9] El musgo donde brilla el botón de rosa.
[10] Bajo tierra va, tal como parten las flores.
[11] Guardar la casa junto con su madre raíz.
[12] Ha descubierto tu lecho de alegría carmesí, y su secreto amor destruye tu vida.
[13] Donde acaba la jornada del viajero.
[14] Marcharon de ese modo vestidos en procesión, y escucharon un sermón sumamente patético, seguido de la bella música que tocaba un fabordón. Mientras cantaban, azotaban a Cándido a compás; al vizcaíno y a los dos hombres que se negaron a comer la grasa, los quemaron; y a Pangloss lo ahorcaron, aunque no fuera esa la costumbre. Ese mismo día la tierra tembló nuevamente con un estrépito espantoso.
[15] Hay una luz en primavera.
[16] Hay un color extraño / en las colinas solitarias / que no puede comprender la ciencia / y el hombre siente.
[17] Sin la fórmula del sonido, se retira y nosotros nos quedamos.
[18] Un sentimiento de pérdida / que afecta nuestra alegría, / como si el comercio, de pronto, / apareciera en un sacramento.
[19] Aniquilándolo todo, hasta que sólo quede / un verde pensamiento en una verde sombra.
[20] El jardín.
[21] Tal sobria certidumbre de beatitud vigilante.
[22] Dardo que dulcemente mata.
[23] El verdadero fin del amor.
[24] Esos senos de leche que a través de las barras de la ventana taladran los ojos de los hombres.
[25] Los más firmes juramentos son paja en el fuego de la sangre.
[26] Así impulsados siempre hacia nuevas orillas, / en la noche eterna llevados sin retorno. / ¿No podremos nunca en el mar de los años / arrojar el ancla un solo día?
[27] El hombre es la lanzadera a cuya girada busca / y pasa a través de estos telares. / Dios ordenó movimiento, pero no previó descanso.
[28] Oh, muchos pares de Inglaterra hacen / licores más ligeros que la Musa, / y más puede que Milton la cerveza / justificar a Dios para los hombres.
[29] Cerveza en un pote sajón, capaz de hacer hablar a Grimalkin.
[30] Amplio como su mandato, / esparció la imagen de su Hacedor por la tierra,
[31] La tierra baldía.
[32] Que no me conozca lo hace a usted desconocido.
[33] Tal como en Sí mismo, finalmente, la eternidad lo transforma.
[34] Cubre su rostro; mis ojos brillan; ella murió joven.
[35] Desperté, ella huyó y el día me devolvió la noche.
[36] La princesa Volupine llegó; estaban juntos y él cayó.
[37] Táchate, vaga literatura.
[38] La hija de Minos y de Pasifae.
[39] Cruzando el joven Támesis en Bablock Hithe.
[40] Amintas duerme ahora con su Cloris bajo un sicomoro.
[41] Música que mata.
[42] Árbol árabe solitario.
[43] Plurales mares encarnados.
[44] Elefantes de turríferas espaldas.
[45] Suave Panope.
[46] ¡Esa máquina de dos manos a la puerta!
[47] ¿Dónde está ese extranjero estupendo / Zagales de Solyma, decid. / Conducidme al pesebre de mi Amo, / mostradme donde yace mi Salvador.
Boreas ya no inverna / en la costa desolada; / el remolino y sus huestes / no parten ya los robles en astillas.
Sublimes cantan mirlos: / «También para nosotros ha nacido un Salvador». / Capullos más blancos se abren en diciembre / en el bendito espino de Moisés.
[48] Que Ehud se regocije con Onocrotalo, cuyo rebuzno es para mayor gloria de Dios, pues esa es la canción más hermosa que sabe.
[49] Porque bendigo a Dios por ser de la misma simiente de Ehud, Mutius Scaevola y el Coronel Draper.
[50] No nos conmueve. Gran Dios, preferiría ser / un pagano alimentado de un credo difunto; / así pudiera, en este valle ameno / tener visiones que me hicieran menos solo / ver a Proteo levantarse del mar; / o escuchar al viejo Tritón soplar en su cuerno enguirnaldado.
[51] A horcajadas del lodo y la sangre del delfín, / ¡un espíritu tras otro! ¡Las aguas quiebran la inundación, / las doradas fraguas del Emperador! / Los mármoles del suelo danzante / desatan amargas furias de complejidad. / Aquellas imágenes que todavía / engendran nuevas imágenes, / ese mar desgarrado de delfines, atormentado de estrépitos.
[52] Medio enloquecido / por causa de cierta ala verde, recogí viejo trigo de una tumba / en la loca abstracta oscuridad, y lo molí, grano por grano, / y lo tosté luego lentamente en un horno, pero ahora / extraigo rico vino de un tonel hallado / donde siete borrachos efesios dormían y no supieron / de la muerte del imperio de Alejandro, tan profundo era su sueño.
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