• Quejarse

Manuel Bustos - Historia de España: Época Moderna

Aquí puedes leer online Manuel Bustos - Historia de España: Época Moderna texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2011, Editor: DIGITALIA, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Manuel Bustos Historia de España: Época Moderna
  • Libro:
    Historia de España: Época Moderna
  • Autor:
  • Editor:
    DIGITALIA
  • Genre:
  • Año:
    2011
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Historia de España: Época Moderna: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Historia de España: Época Moderna" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

La necesidad de comprender y explicar los importantes acontecimientos actuales, al igual que los sucedidos a lo largo de la Época Contemporánea, obliga al hombre de nuestros días al conocimiento del pasado. A este respecto, el periodo que denominamos moderno (siglos XVI, XVII y XVIII) en sus diferentes facetas, del que se ocupa este libro, resulta esencial para la comprensión de España como nación, de las tensiones territoriales surgidas en su interior, de sus vínculos europeos y de su huella sobre el continente americano, sin olvidar la larga dependencia de su economía y de su desarrollo científico, ni sus profundas raíces católicas o los caracteres singulares de su espléndida cultura. Esta obra pretende ayudar al lector en dicha comprensión, de una forma didáctica, resumida y sencilla.

Manuel Bustos: otros libros del autor


¿Quién escribió Historia de España: Época Moderna? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Historia de España: Época Moderna — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Historia de España: Época Moderna " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Capítulo décimo
Sociedad, cultura y reformas ilustradas

Si el Barroco se identifica habitualmente con el siglo xvii, la Ilustración lo hace con el xviii; si el primero se asimila a la crisis, el segundo al crecimiento. Esta última identificación, al igual que la anterior, aunque válida en general, presenta algunos problemas, y, por tanto, conviene alguna matización.

En primer lugar, hemos visto que no es posible identificar sin más la crisis con el conjunto del siglo xvii: en algunas zonas peninsulares se adelantó al Quinientos, en otras se inició en realidad más tarde; de la misma forma, los signos de recuperación son ya visibles en muchas partes en el último tercio del Seiscientos, en tanto que en otras se retrasan, sin que aparezcan en ellas síntomas claros de mejoría hasta bien entrado el xviii. En el ámbito cultural sucede algo parecido, como hemos visto al tratar de los novatores.

Por otro lado, el crecimiento del xviii tuvo sus lapsos económicos, así como sus fisuras sociales, y en lo cultural no se puede hablar de Ilustración propiamente dicha hasta la segunda mitad de la centuria. Pero ya hemos convenido que utilizar el término Barroco o Ilustración para referirse a uno y otro siglo responde a una práctica usual en la historiografía y a criterios didácticos fundamentalmente; también a la necesidad de singularizar los tiempos con aquello que les es más propio, sin romper las fronteras cronológicas tradicionales.

En todo caso, y tras el bache de comienzos de la centuria con motivo de la Guerra de Sucesión, la tendencia general del Setecientos es de desarrollo, de crecimiento en casi todos los campos; de vigor, de cambio y de optimismo en el de las ideas, las cosmovisiones y las actitudes. En una fecha significativa (1788), Jovellanos celebraba la llegada del nuevo siglo con palabras encomiásticas: Se trata de la gran utopía ilustrada.

“ Cansado al fin (el hombre) de perderse en la oscuridad de las indagaciones metafísicas, que por tanto tiempo habían ocupado estérilmente su razón, vuelve hacia sí, contempla la Naturaleza, cría las ciencias que la tienen por objeto, engrandece su ser, conoce todo el vigor de su espíritu, y sujeta la felicidad a su albedrío” (Discurso ante la Sociedad Económica Matritense en elogio del rey Carlos III, 1789, 29).

Tras la profunda fisura de los primeros años del siglo, los viejos reinos peninsulares viven un tiempo de bonanza, armonía y entendimiento entre sí que concurre a crear, hasta finales de la centuria, un ambiente de estabilidad general. En medio de él, América abre sus puertas, ahora de forma oficial, a las distintas regiones de la metrópoli, a través de la liberalización del comercio, y se benefician sus economías.

En el seno de la nobleza tienen lugar variaciones importantes. La victoria borbónica en la Guerra de Sucesión permite a algunas familias pertenecientes al citado estamento, que se han mantenido fieles a Felipe de Anjou, mejorar su posición social e influencia política. Facilitado por los Decretos de Nueva Planta, que prevén el trasvase de súbditos de una a otra de las dos antiguas Coronas para tareas de gobierno y administración, se producen algunos enlaces importantes entre casas nobles de Aragón y de Castilla (así, los Cardona y los Medinaceli). El texto de uno de los Decretos (1707) así lo certifica:

“Pudiendo obtener por esta razón (uniformidad de las leyes de los territorios de Aragón y Valencia con las de Castilla) mis fidelísimos vasallos los Castellanos oficios y empleos en Aragón y Valencia, de la misma manera que los Aragoneses y Valencianos han de poder en adelante gozarlos en Castilla sin ninguna distinción”.

A otros, su fidelidad borbónica les valió la recompensa de la nobleza anhelada, que no poseían hasta entonces. Algunas familias, en cambio, cayeron en desgracia por el motivo contrario. Pero, por encima de todo, es el desarrollo de las actividades económicas y la mejora en general de las rentas agrícolas lo que permite ampliar con la compra de nuevos títulos las filas nobiliarias. De igual manera que el engrosamiento de la burocracia, mediante recompensa por parte de la Corona de los servicios prestados. Existen casos notables, como los de Francisco Zenón y Somodevilla, elevado al título de marqués de la Ensenada, o de Pedro Rodríguez Campomanes al de conde de Campomanes.

Tales circunstancias no dejan de crear en sectores de la nobleza (con frecuencia también entre los plebeyos por diferente motivo) un sentimiento de rechazo. A mediados de la centuria, recordemos, se contabiliza un total de más de cien grandes y más de quinientos títulos; antes de que expire el siglo estos últimos alcanzan ya el número de 1.323. Puede hablarse de una remodelación del estamento favorable a los niveles altos y, sobre todo, medios de la nobleza, a costa de la base hidalga. Con el paso del tiempo, el peso del título nobiliario se atenúa y pierde gradualmente interés, si bien la llamada sociedad de clases, sustitutoria a la sazón de la estamental, no será todavía una realidad plena hasta bien el siglo xix.

La nobleza, en parte, ha experimentado de forma paralela un cambio cualitativo importante. Por parte de los sectores más aburguesados, sin querer destruir el estamento como tal, existe presión a favor de que los privilegios nobiliarios se justifiquen en razón de su utilidad social.

¡Ah, sepan que con sus timbres/ y con sus carrozas doradas/ la virtud les aborrece,/ y la razón los infama,/ sólo es noble ante sus ojos/ el que es útil y trabaja;/ y en el sudor de su frente/ su honroso sustento gana.

Los esfuerzos de algunas casas (el duque de Béjar por ejemplo) responden a esa necesidad, cuando se preocupan de invertir en actividades económicas productivas, introducir cambios para la mejora de sus fincas o, sencillamente, participar en las Sociedades Económicas de Amigos del País, creadas por el Gobierno con el fin de encauzar las inquietudes reformadoras de las fuerzas vivas de las ciudades y del medio rural y de prestar apoyo a su programa de reformas. Sin embargo, su adaptación plena a la nueva realidad socioeconómica no es todavía un hecho en el xviii.

El Gobierno no deja de interesarse en dicha transformación. Por un lado levanta legalmente el estigma que pesaba sobre la mayoría de los oficios, y permite sus miembros puedan solicitar título. Por otro, favorece la creación de una nobleza de nuevo cuño que sirva al Estado y, como si de funcionarios (a veces lo son) se tratara, le sean fieles. Pero, al mismo tiempo, pretendiendo separar esta nobleza de sus tradicionales puntos de apoyo, busca poner límite también a algunas instituciones que han venido favoreciéndola, aunque no de manera exclusiva. Así sucede con el mayorazgo, al que Floridablanca había responsabilizado de ser:

“un seminario de ociosidad y de vicios y de que puebla a España de holgazanes, y arruina con su vanidad y pobreza muchas ramas pobladoras” (Instrucción Secreta).

O con las medidas de control estatal aplicadas a los señoríos.
En lo que se refiere al clero, sigue manteniendo una gran ascendencia social, aunque el número de sus miembros parece estancarse en las últimas décadas de la centuria. Con todo, la presencia de eclesiásticos, en diferentes tipos y grados, es notable en el conjunto de la Península. Según el censo de Aranda de 1768, existen repartidos por España 3.030 conventos, atendidos por 83.118 religiosos y religiosas, sin contar el abundante personal “paraeclesiástico” que habita junto a ellos. Algunas ciudades, especialmente en Andalucía, poseían un elevado número de conventos: 84 estima Townsend que existen en Sevilla en los ochenta, además de las parroquias correspondientes (treinta) y hospitales (veinticuatro), algunos mantenidos por eclesiásticos, para 80.268 habitantes que piensa posee entonces la ciudad; 44, aparte de catorce parroquias, hay en Córdoba para unas 32.000 almas, y veinte tocan a la vecina villa de Écija, según ese mismo autor, a los que se deben de sumar ocho ermitas, seis hospitales y seis parroquias que atienden a 28.176 personas ( Viaje por España , pp. 261, 263 y 267). A los eclesiásticos regulares sería preciso añadir también el clero secular del censo: 66.687 para ese mismo año, lo que da un total de 149.805 eclesiásticos. Por el censo de 1787 sabemos también que cerca del noventa por ciento de las 18.922 parroquias existentes en España tenían párroco. En esta fecha el clero había descendido ligeramente en relación al 68 y de nuevo volvería a hacerlo, aunque en menor cuantía, en 1797 (148.409).

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Historia de España: Época Moderna»

Mira libros similares a Historia de España: Época Moderna. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Historia de España: Época Moderna»

Discusión, reseñas del libro Historia de España: Época Moderna y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.