Annotation
Este libro asume el reto de proporcionar una breve síntesis de la evolución del País Vasco desde la Prehistoria hasta la actualidad que explique los acontecimientos fundamentales y, también, que interprete las claves de una historia compleja en la que se interrelacionan aspectos políticos, económicos, sociales, demográficos y culturales.
Historia del País Vasco (de los orígenes a nuestros días) resume los principales hitos históricos del País Vasco. En él se conjugan un estilo accesible para el lector no especialista y el rigor de una interpretación que indaga sobre las razones de las vicisitudes históricas del País Vasco y que narra los principales hechos que han determinado este desarrollo: los rasgos básicos de la Prehistoria, los contactos de los vascos con Roma, las guerras de bandos, los motines de la Edad Moderna, las actividades mercantiles y ferronas, las Guerras Carlistas, la abolición de los Fueros, el desarrollo industrial, la II República, la Guerra Civil, el franquismo y la transición).
Manuel Montero
HISTORIA DEL PAÍS VASCO
DE LOS ORÍGENES A NUESTROS DÍAS
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I
LA PREHISTORIA DE LOS VASCOS
Está constatado que el hombre habita el actual territorio vasco desde hace 150.000 años, aunque su presencia quizás fue anterior.
Era el período del Paleolítico Inferior, que duró hasta hace 90.000-80.000 años. Época interglaciar, de clima cálido, el hombre vivía en las terrazas de los ríos, al aire libre. Las primeras señales de vida humana se han encontrado en los amplios valles fluviales del norte y sur del País, en torno al Adour y en la cuenca del Ebro. Quizás todo el territorio estuvo habitado, pero la franja cantábrica, de ríos cortos con frecuentes crecidas, no facilita la conservación de restos.
Desconocemos qué hombre vivía entonces en el actual País Vasco, pues no se han encontrado restos humanos, sino utensilios como hachas, construidas de piedra.
En el Paleolítico Medio (80-90.000 a 30.000 años) el clima se enfrió. Al inicial clima preglaciar sucedió la última glaciación. Por eso, aunque algunos yacimientos arqueológicos están al aire libre, como los de Sopelana, los más importantes son las cuevas, que se convirtieron en la principal vivienda. Destacan las de Lezetxiki, Olha e lsturitz. De esta fase son los primeros restos humanos localizados. Corresponden al hombre de Neardenthal.
Aunque se recogían frutos y tubérculos, la subsistencia dependía de la caza. Se capturaban bisontes, caballos, renos, rinocerontes lanudos, es decir, las especies de clima frío que, como el mamut, abundaron durante la glaciación. A veces, su captura explica la elección de la vivienda. Es el caso de la cueva de Lezetxiki, situada en un lugar idóneo para la caza por ojeo: se batía el monte hasta acorralar a los animales en una hondonada, donde se les daba muerte. El hombre debía enfrentarse, además, a las grandes fieras, a los leones, leopardos y osos, a los que disputaba, incluso, las cuevas en que invernaba el animal.
No se conocen de este período auténticas manifestaciones artísticas. Es posible que en algunas ceremonias adornasen sus cuerpos con ocres, pues hay restos de éstos en cuevas. Había, quizás, alguna concepción del más allá, pues se practicaban enterramientos en los que junto a los cadáveres se depositaban armas y alimentos.
Los instrumentos —bifaces, discos, raederas, cuchillos, raspadores— localizados en poblamientos aire libre como los del Raso y Osaportillo, en Urbasa, o en la cueva de Coscobilo, en Olazagutía, demuestran que, con cierto desfase, arraigaron en el País Vaso los diversos estadios culturales del período, como el achelense, el musteriense, etc.
El Paleolítico Superior (30.000-10.000) coincidió con lo más riguroso de la glaciación. Las nieves perpetuas descendieron en el País Vasco hasta los 1.100 metros, por lo que gran parte de las cumbres no las perdían nunca. Todo el territorio sufría los fríos glaciares. La habitación humana era exclusivamente en cuevas. Son muy pocos los yacimientos arqueológicos de las tierras altas de Álava y de Navarra, pues no podían habitarse las tierras del Sur. Se interrumpió, así, el poblamiento de Urbasa, que había sido continuo desde el Paleolítico Inferior. Gran parte de Navarra quedó despoblada durante un largo período, quizás de cinco milenios, al final del Paleolítico Superior. Los yacimientos del Alto Baztán, abundantes en la época anterior, desaparecen entre el 17.000 ó 15.000 y el 12.000.
Los principales restos del Paleolítico Superior están en la franja cantábrica, la única que posibilitaba la presencia humana en los momentos más rigurosos del período glaciar. Son las cuevas de Aizpitarte, Isturitz, Urtiaga, Santimamiñe Los restos corresponden al hombre de Cro-Magnon, que, según Barandiarán, se asentó en el País Vasco hace unos 40.000 años.
El clima no permitía otros frutos que bayas, por lo que la caza continuó siendo la base de la alimentación. En las armas, mucho más perfeccionadas que las de la época anterior, el material básico era la piedra, pero las azagayas tenían puntas muy afiladas, construidas con astas de reno o de huesos de animales. Es probable que se practicase la caza con trampas.
Las manifestaciones artísticas del Paleolítico Superior son muy abundantes. El arte mobiliar, que adorna los objetos que el hombre utiliza, está muy bien representado, pero sólo en la cueva de Isturitz, una de las más ricas de Europa en este aspecto. Se han encontrado varillas semicilíndricas fabricadas con cuernos de reno, a veces muy decoradas, bastones perforados, de las que una representa una cabeza de bisonte, siluetas de cabezas de animales, esculturas de animales en huesos y piedras, etc.
Apenas hay arte mobiliar en el resto del País Vaco. En cambio, se desarrolló la pintura, en las paredes de las cuevas. Las de Altxerri (Orio), Ekain (Deba), Santimamiñe, etc. están decoradas con grupos de animales, y, excepcionalmente, con alguna figura antropomorfa. Quizás tenían un propósito mágico-religioso, relacionado con la caza, la actividad que aseguraba la subsistencia. En ese caso, se confiaría en que la imagen atraería al animal representado, y, quizás, aseguraría su captura.
El yacimiento de Isturitz pertenece al área cultural pirenaica, mientras que casi todo el País Vasco entraba dentro de la denominada área cantábrica. Se caracterizaba ésta por la tendencia al aislamiento, fruto de su abrupta orografía, que retrasaba la entrada de innovaciones culturales; por la pobreza de las representaciones mobiliarias; y por la gran duración de los sucesivos estadios culturales, mayor que la de su entorno. Plenamente partícipe de esta cultura, el País Vasco tenía, además, dos tendencias contradictorias. Su accidentado relieve acentuó el aislamiento y la evolución autónoma, de lo que se derivaba, primero, la reticencia a asimilar nuevos elementos; y, después, que cuando éstos arraigaban, perdurasen más que lo habitual. De otro lado, su posición geográfica convertía al País Vasco en zona de paso entre el continente y la península, por lo que estaba en contacto con los distintas corrientes paleolíticas; así, se encuentran elementos que eran exóticos dentro del área cultural cantábrica.
El Mesolítico (10.000-3.500 a. de C.) fue una fase de transición. Acabó la glaciación, retrocedieron las nieves perpetuas, desapareció la fauna propia de los climas fríos, resurgió el mundo vegetal El hombre pudo abandonar las cuevas. Vivía aún de la caza, pero ya no dependía tanto de ella, pues la complementaba con la recogida de frutos. Capturaba ahora caballos, cabras, jabalíes, zorros, gatos monteses e incluso comenzó a recolectar moluscos. La economía, pues, siguió siendo depredadora.
La cueva no era ya la única ni la principal habitación humana. Las temperaturas lo permitían. El hombre que habita el País Vasco construye sus viviendas, que están en espacios amplios. Se extiende, al parecer, por todo el territorio vasco, incluso por el Sur, pues en Treviño hay restos mesolíticos.