• Quejarse

Edgardo Cozarinsky - Los libros y la calle

Aquí puedes leer online Edgardo Cozarinsky - Los libros y la calle texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2022, Editor: Ampersand, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover

Los libros y la calle: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Los libros y la calle" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Al recorrer las calles del mundo, un lector comprueba una verdad: la sexualidad, la ideología, la amistad, las guerras, el amor, todo encuentra su eco en la literatura. Tanto que un día, en la cama de un hospital, en París, decide dar comienzo a un destino postergado: el del escritor Edgardo Cozarinsky. Se trata de un sobreviviente, un aventurero, un flâneur de librerías que prefiere la soledad al ruido, la intemporalidad a las modas, y ser un extranjero que alcanza en la lectura un pasaporte a la libertad.

Edgardo Cozarinsky: otros libros del autor


¿Quién escribió Los libros y la calle? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Los libros y la calle — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Los libros y la calle " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

LOS LIBROS Y LA CALLE


Colección dirigida por Graciela Batticuore Cozarinsky Edgardo Los - photo 1

Colección dirigida por Graciela Batticuore

Cozarinsky Edgardo Los libros y la calle Edgardo Cozarinsky - 1a ed - - photo 2

Cozarinsky, Edgardo

Los libros y la calle / Edgardo Cozarinsky. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ampersand, 2019.

Libro digital, EPUB - (Lector&s / Batticuore, Graciela; 8)

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-4161-26-0

1. Libros. 2. Cultura Urbana. 3. Literatura. I. Título.

CDD A863

Colección Lector&s

Primera edición, Ampersand, 2019

Primera edición en formato digital: diciembre de 2021

Versión: 1.0

Digitalización: Proyecto 451

Derechos exclusivos reservados para todo el mundo

Cavia 2985, 1 piso. (C1425CFF)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

www.edicionesampersand.com

© 2019 Edgardo Cozarinsky

© 2019 de la presente edición en español, Esperluette SRL,

para su sello editorial Ampersand

Edición al cuidado de Diego Erlan

Corrección: Belén Petrecolla

Diseño de colección y de tapa: Thölon Kunst

Maquetación: Silvana Ferraro

ISBN 978-987-4161-26-0

Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante el alquiler o el préstamo públicos.

Déjate contar, tiempo muerto.

Germán Marín

LOS LIBROS

Como otros niños, busqué en los diccionarios, yendo de una definición a otra, el conocimiento de lo callado. En los años de mi infancia se callaba todo lo relativo a la sexualidad.

En la biblioteca de la escuela pública donde hice los años de mi primaria solo había diccionarios, tal vez rezagos de otras bibliotecas mejor surtidas, me resulta difícil pensarlos donados por exalumnos que hubiesen guardado alguna improbable gratitud por el tiempo pasado en esas aulas desvencijadas. Entre ellos destacaba el Diccionario de la Real Academia Española, sin duda una edición de los años inmediatos al triunfo de Franco. En sus páginas rígidamente censuradas traté de orientarme, más bien decepcionado por el poco estímulo que ofrecían las definiciones de vocablos como vagina, orgasmo, esperma.

Y, desde luego, puta. He olvidado la definición propuesta por la RAE en aquel volumen históricamente fechado. Recuerdo en cambio el refrán que ilustraba el vocablo: “Puta la madre, puta la hija, puta la manta que las cobija”. En la misma página, pocas líneas más abajo, encontré la palabra puto, y no he olvidado la misteriosa definición: “sujeto amoral del que abusan los libertinos”. Años más tarde, cuando la cité ante Osvaldo Lamborghini, no en vano gran lector de Wilde, el autor de El fiord propuso una variante: “sujeto amoral que abusa de los libertinos”.

No había muchos libros en mi casa. Los que había estaban claramente divididos entre las lecturas de mi madre y las de mi padre, distinción que el hijo aceptaba sin plantearse la implícita división de territorios entre lo femenino y lo masculino.

Mi madre era devota de Stefan Zweig, en esos humildes volúmenes de la editorial Tor, endebles tapas de colores llamativos, ilustradas con tacaña imaginación. Mi padre leía los pesados volúmenes de Upton Sinclair que editaba Claridad, rígidas tapas de cartón. Eran libros que no me estaban vedados, nunca me impidieron el acceso a ninguna lectura que cruzase mi camino, pero incursioné en ellos someramente, con curiosidad insatisfecha.

Intento imaginar qué buscaban mis padres en esas lecturas. A mi madre no le importaba la Mitteleuropa que años más tarde iba a alimentar mi mundo imaginario. Entre sus lecturas no estaba El mundo de ayer. Su Zweig era otro. Pienso que en Veinticuatro horas en la vida de una mujer, en Amok o en La piedad peligrosa hallaba un nivel de turgencia emotiva más respetable que el provisto por las radionovelas de la tarde. A mi padre, en cambio, la serie de ficciones cuyo protagonista es Lanny Budd le permitían asomarse a una simpática trastienda, entre documento y chisme, de la historia de la primera mitad del siglo XX, una historia cuyo eje eran los Estados Unidos y su culminación en el New Deal y el progresismo rooseveltiano. No creo que llegase a discernir la demagogia de esas ficciones fáciles; en todo caso, de percibirla no parecía molestarle.

Hoy trato de entender qué era lo que me dejaba indiferente en esas novelas. Las pasiones contrariadas de los personajes femeninos de Zweig no me interpelaban. Pasarían años antes de que ingresase, respetuoso, en Madame Bovary, a una edad en que la autoridad de lo literario lograría hacerme interesar en su patético personaje. En la saga de Sinclair, creo, percibí intuitivamente el artificio del personaje anodino que se codeaba con altas esferas del poder e intervenía de manera improbable en acontecimientos históricos.

(Escribo esto y me pregunto si no estoy proyectando sobre el lector de diez u once años el escepticismo, la desconfianza adquirida en años posteriores).

De mi interpretación más que de mi recuerdo, veo surgir a través de la lectura una distancia, la que marcó la relación con mis padres, el largo repliegue sobre mí mismo (¿sufrido?, ¿elegido? muy temprano). Por momentos intentaría quebrarlo. En otros, lo aceptaría mansamente, como una fatalidad.

El mono relojero, Misia Pepa, la familia Conejola… Compartí parte de mi primera infancia con los personajes antropomórficos de Constancio C. Vigil. No me dejaron un recuerdo imperecedero.

Recuerdo en cambio la ira que esos volúmenes ilustrados despertaron en mi tío Bernardo. Debo aclarar que el tío Bernardo, hermano de mi padre, era comunista, y llegó a una posición importante en la sección mendocina del Partido. Médico, instalado en San Rafael, era el menor de diez hermanos, uno de los cinco que habían elegido Cuyo. Los que permanecieron en Entre Ríos, así como mi padre, que ingresó en la Armada, eran de temperamento más bien conservador sin llegar a ser de derecha. (Mi padre, por ejemplo, votaba al Partido Socialista, admiraba a Juan B. Justo, seguía a Américo Ghioldi). Los “cinco mendocinos”, como él los llamaba, simpatizaban con el Partido Comunista, aunque no todos se habían afiliado a él. “Mala influencia chilena”, dictaminaba mi padre.

“¿Cómo dejás que el chico lea esos libros de un autor reaccionario, publicados nada menos que por la editorial Atlántida?”, oí que el tío Bernardo, de visita en Buenos Aires, reprochaba a mi padre. Al día siguiente, apareció por casa con una pequeña estantería de madera clara: la colección completa de cuentos para niños de Monteiro Lobato, editorial Americalee. Ni el reproche ni el regalo hicieron mella en la coriácea indiferencia paterna.

A mí, en cambio, esos cuentos me descubrieron un territorio de exotismo fascinante. Naricita, el Vizconde de la Mazorca, la negra Anastasia, sobre todo el Sací regalaron una primera imagen del Brasil, peripecias inesperadas, exaltantes, ajenas a la imaginación estreñida de Vigil.

El Sací muy pronto se convirtió en mi amigo imaginario. Era mulato, tenía una sola pierna y agujeros en las palmas de las manos, fumaba pipa y su gorra mágica de color rojo le permitía aparecer o desaparecer cuando deseaba, jugándoles bromas pesadas, como las que yo era demasiado tímido para intentar, a adultos insoportables. Poseer una gorra roja como la suya pasó a ser mi inalcanzable deseo.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Los libros y la calle»

Mira libros similares a Los libros y la calle. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Los libros y la calle»

Discusión, reseñas del libro Los libros y la calle y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.