Reina Roffé
Voces íntimas
Entrevistas con autores
latinoamericanos del siglo XX
Jorge Luis Borges
Manuel Mujica Lainez
Adolfo Bioy Casares
Álvaro Mutis
Griselda Gambaro
Antonio Benítez Rojo
Manuel Puig
Elena Poniatowska
Sergio Pitol
Fernando del Paso
Alfredo Bryce Echenique
Ricardo Piglia
Cristina Peri Rossi
Alberto Ruy Sánchez
© Reina Roffé, 2021
© De esta edición, Punto de Vista Editores, S. L., 2021
Todos los derechos reservados.
Primera edición: marzo, 2021
Publicado por Punto de Vista Editores
C/ Mesón de Paredes, 73
28012 (Madrid, España)
www.puntodevistaeditores.com
@puntodevistaed
Coordinación editorial: Miguel S. Salas
Corrección: Luis Porras
Diseño de cubierta: Joaquín Gallego
Ilustración de cubierta: Rafael Gómez Alejos
ISBN: 978-84-18322-50-1
Thema: DNS, DSK
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Nota preliminar
Este es un libro de acuerdos y disensos; es decir, de diálogos. Porque los escritores aquí convocados —Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Lainez, Adolfo Bioy Casares, Álvaro Mutis, Griselda Gambaro, Antonio Benítez Rojo, Manuel Puig, Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Fernando del Paso, Alfredo Bryce Echenique, Ricardo Piglia, Cristina Peri Rossi y Alberto Ruy Sánchez— parecen dialogar entre sí, ya sea exponiendo puntos de contacto o divergencias, actualizando discusiones y planteando posturas estéticas.
Si algo me decidió a reunir en un volumen estas entrevistas que realicé en diferentes países y años, bajo circunstancias diversas, fue advertir, precisamente, la manera azarosa y natural en la que se organizó una suerte de diálogo entre los autores y las autoras, mucho más que conmigo, que traté de atenerme solo a formular preguntas o a realizar algún comentario, siempre con el propósito de obtener más información o extraer un nuevo matiz a lo ya vertido durante las conversaciones.
Cada entrevistado, único en la forma de reflejar su propio mundo y sus singularidades creativas, tiene algo en común con los otros; esto se manifiesta y va conformando una especie de correlato, incluso entre aquellos que son o pueden sentirse lejanos y disímiles. En principio, casi sin excepción, todos comparten vivencias propias de su actividad y los une, insoslayablemente, el hecho de escribir en las distintas modalidades de una misma lengua: el castellano.
Este correlato añade otro aspecto importante a lo que ofrecen a través de su historia personal y su mirada crítica: el espíritu de conjunto, la visión de una época y su proyección en el presente, no solo en cuanto a los movimientos de una escritura y las teorías en boga, sino también con respecto a las encrucijadas políticas, sociales, económicas y éticas que problematizaron el siglo XX y se extienden hasta nuestros días.
Tanto los escritores como las escritoras de Voces íntimas hablan sobre su formación y sus preferencias literarias, sobre los ángeles tutelares y la gestación de sus obras. Revelan lo que puede ser la clave de su escritura, mientras dilucidan estrategias y estructuras poéticas. Cuentan ideas, viajes, sueños, proyectos secretos. Describen las ciudades, incluso los barrios donde vivieron, y la casa o los lugares donde crearon. Confiesan sus miedos, sus frustraciones, la relación con la crítica y con sus contemporáneos, las marcas del tiempo en que les ha tocado vivir y crear. Muestran su pasión por las palabras y el lenguaje. Plantean la noción de identidad. Opinan sobre las influencias del cine, el psicoanálisis, el folletín y la novela policiaca; también sobre las consecuencias de las dictaduras, los exilios, la marginación, la censura, la discriminación sexual, la imposición de roles, las diferencias genéricas. Polemizan sobre los convencionalismos de los textos eróticos y pornográficos. Pasan revista a las manifestaciones del deseo y, en algunos casos, arman su árbol genealógico, narran historias que no han escrito nunca, aportan reflexiones que son vigas maestras de los grandes debates actuales.
En todo momento, procuré que me hablaran no de un libro en particular, la aparición en el mercado de tal novela o tal ensayo, que muchas veces ha originado la entrevista, sino del conjunto de su obra en el espacio de tiempo que me concedieron. A veces, formulé las mismas preguntas a unos y otros sobre asuntos puntuales que se habían constituido en temas de análisis: el efecto de las nuevas tecnologías; los conflictos entre cultura de masas y alta cultura; sobre el libro de consumo y el de creación; si se podía escribir en un mundo que había decretado la muerte de las utopías; y acerca de la figura del lector. También intenté sorprenderlos con preguntas en apariencia sencillas, incluso ingenuas, pero que son las más difíciles de responder, al mismo tiempo que indagaba aspectos que todos quieren saber de un escritor —cómo y dónde escribe— y sobre asuntos de interés para un lector especializado —críticos, profesores y talleristas de escritura creativa—, pero guardando las formas de una conversación que fuera lo más amena posible.
Elena Poniatowska, que se inició como entrevistadora, se refiere a este género, y dice:
Hay entrevistas diversas. Algunas se realizan con la finalidad de obtener noticias, pero están las que sirven para hacer perfiles literarios, para retratar personajes a través de sus respuestas y también a través de narrar su entorno. Captar la esencia de una voz y la verdad más íntima de un personaje, ya sea público o anónimo, es hacer literatura más que periodismo.
Para otros, como Ricardo Piglia, «la entrevista es el género que con mayor precisión capta la experiencia fragmentada de la modernidad. Una forma abierta que recuerda la tradición del diario personal y que ha sido definida por Norman Mailer como el periodismo privado del escritor».
Para el Borges ya anciano, responder las preguntas de sus entrevistadores era una manera de prolongar su escritura, de decir aquello que ya no podría registrar en su obra y, a la vez, había en su actitud un componente afectivo, una pulsión de acercamiento a los demás. Buscaba interlocución, diálogo, quizá movido por la necesidad de sentir amistad, como él señalaba, «esa íntima pasión de los argentinos, pasión redentora».
Siempre me gustó leer entrevistas y, obviamente, hacerlas. Un género periodístico que tiene por virtud elaborar piezas que se convierten en breves biografías o semblanzas, en memorias contra el olvido, en ensayos espontáneos, en fragmentos que emanan de lo más privado de cada uno. Testimonios de primera mano sobre la experiencia de una vida, de una vocación y, en estas páginas, acerca de las tensiones que genera el acto de escribir.
Ojalá que las que componen Voces íntimas resulten válidas, al menos, en alguno de estos sentidos y viertan atisbos de la literatura que se realiza en América Latina.
Alguna vez el ensayista Blas Matamoro hizo notar con acierto que los textos normalmente se leen. Las entrevistas, en cambio, también se oyen:
Tienen la palpitación de la palabra inmediata, incorregida, incorregible (…). El escritor puede protegerse de su escritura, pero está indefenso ante su habla. De ahí el encanto peculiar que ostentan los libros de carácter coloquial. No vienen del silencio donde surge la palabra memorable, sino del murmullo incesante (…), del infinito discurrir a voces que es la historia humana.