• Quejarse

Reina Roffé - Juan Rulfo: Biografía no autorizada

Aquí puedes leer online Reina Roffé - Juan Rulfo: Biografía no autorizada texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Editor: Fórcola Ediciones, S.L., Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Reina Roffé Juan Rulfo: Biografía no autorizada
  • Libro:
    Juan Rulfo: Biografía no autorizada
  • Autor:
  • Editor:
    Fórcola Ediciones, S.L.
  • Genre:
  • Año:
    2013
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Juan Rulfo: Biografía no autorizada: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Juan Rulfo: Biografía no autorizada" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Visto por sí mismo, por los más próximos, por grandes escritores contemporáneos, ningún aspecto de su historia personal ha quedado fuera. Por el contrario, aparecen aquí todas sus fobias y sus filias, sus odios y sus amores más ocultos como, asimismo, las relaciones conflictivas que mantuvo con Octavio Paz y Juan José Arreola. De tal manera, el Rulfo que emerge de estas páginas tiene un lado completamente distinto del que se dio a conocer. Un escritor que dejó de escribir durante treinta años para convertirse en una suerte de juglar moderno o narrador oral que relevó al otro, al que ya no escribía, dando rienda suelta a su imaginación.

Reina Roffé: otros libros del autor


¿Quién escribió Juan Rulfo: Biografía no autorizada? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Juan Rulfo: Biografía no autorizada — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Juan Rulfo: Biografía no autorizada " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Juan Rulfo Biografía no autorizada - image 1

JUAN RULFO

Juan Rulfo Biografía no autorizada - image 2

Reina Roffé

JUAN RULFO

Biografía no autorizada

Prólogo de Blas Matamoro

fórcola

Señales

Director de la colección: Francisco Javier Jiménez

Diseño de cubierta: Silvano Gozzer

Diseño de maqueta: Susana Pulido

Corrección: Carmen Palomo
Producción: Teresa Alba

Detalle de cubierta:
Advertencia: biografía no autorizada de Juan Rulfo.

© Del Prólogo, Blas Matamoro, 2012

© Reina Roffé, 2012

© Fórcola Ediciones, 2012

c/ Querol, 4 – 28033 Madrid

www.forcolaediciones.com

ISBN: 978-84-15174-57-8 (ePub)

Prólogo

BIOGRAFÍA DEL AUSENTE

Blas Matamoro

Dos libros anteriores a éste ha dedicado Reina Roffé a Juan Rulfo: Autobiografía armada (1973) y Las mañas del zorro (2003). El presente es la versión corregida y aumentada del segundo. En poco tiempo más, el mexicano ocupará cuarenta años en la atención de la argentina. Como dice el tópico, toda una vida. ¿Es Rulfo digno de tal atención? ¿Hay que convivir con él, aunque sea imaginariamente, para adentrarse en su obra? No distingo entre Rulfo vivo y muerto, porque este detalle cuenta poco en él. Simplemente –nada menos– indico que la convivencia resulta, como queda probado en la tarea de Roffé, imprescindible. De modo que, al encarar la biografía de Rulfo, de alguna manera muy expresiva, la biógrafa está haciendo la propia.

Todo libro es difícil de realizar –quien hable de la facilidad de escritura se equivoca: confunde literatura con taquigrafía–, toda biografía tiene su específica dificultad –ser riguroso como un historiador e imaginativo como un novelista– y, por si fuera poco todo ello, biografiar a Rulfo añade su desafío personalísimo. Se trata –ahí queda eso– de establecer la traza vital dejada por alguien que estuvo ausente de su vida o que consiguió convencer a los demás de semejante alejamiento. Es como si Rulfo hubiera caminado por un desierto de arena (un paisaje que le es pertinente) y el viento hubiese disipado sus huellas. O mejor, según la definición de Roffé –Rulfo reclamó toda su existencia la entrega de una infancia no vivida–, una suerte de Pulgarcito travieso y desobediente, que se internó en un bosque laberíntico dejando un sendero de migajas que se comieron los gorriones. En esa densidad vegetal debió meterse la biógrafa, siempre con la impresión de que no sólo los árboles ocultaban el bosque – menudo lugar común– sino que, en la maleza, Rulfo había ocultado la marca de sus pasos.

Sigamos sumando. Rulfo era un mentiroso. Y cuando quería defenderse de alguna afirmación desfavorable sobre su vida, la tachaba de mendaz, proyectando en el otro su propia mendacidad. Repito: mentiroso. No mitómano, porque el mitómano es ingenuo y miente para oírse mentir y engañarse creyendo que es verdad lo que falsea. En cambio, el fabulador como Rulfo es siempre el dueño de sus mentiras, tanto que las distribuye, las contradice y atarea a los demás hasta la migraña en un vano intento de descifrarlas, mientras él se desvanece en la sombra y se muere de risa sin que nadie lo oiga y nadie sepa si está vivo o muerto.

Roffé, con señorial seguridad, ha tomado las mentiras rulfianas por el rabo y las ha tornado sintomáticas. Por algo es argentina y, en tal medida, freudiana. Esto viene en el precio de serlo. Para ella, mentir es decir la verdad pero al revés. No desnudándola, según la figura clásica de la Verdad Desnuda, sino traduciéndola, preguntándole: ¿qué quiso decir Rulfo cuando ocultó lo que deseaba decir con la máscara de la falsa sinceridad? Obtener de los contornos de la máscara los ocultos perfiles del rostro es tarea de novelista y Roffé lo es.

Desde luego, nunca sabremos si Rulfo consiguió mantener la distancia necesaria para asegurarse plenamente de que mentía cuando mentía. Nunca sabremos qué relación tuvo con su intimidad, si acaso la logró tener, y qué tienen que ver todas estas posibles vacilaciones con el borramiento de sí mismo que buscó en el alcohol. Roffé no se mete en la intimidad radical de Rulfo por la sencilla razón de que toda intimidad es única, singularísima, blindada al lenguaje. O, por mejor decir: tiene un lenguaje idiolectal (disculpe usted el palabrón) que sólo entiende una sola persona en el mundo y que, en consecuencia, no sirve para comunicarse. Roffé sabe que todo se puede contar de un biografiado, todo menos su intimidad. Por eso queda en suspenso el enigma: ¿accedió Juan Rulfo a lo íntimo de Juan Rulfo, ese territorio, acaso un páramo, donde ya no tenemos siquiera nombre propio?

Lo que sí averigua Roffé es por qué mentía Rulfo y –esto es lo más importante, porque trasciende lo personal rulfiano– qué tiene que ver su mendacidad con su arte de narrar, tanto el que practicó oralmente toda su vida como el que puso en escena unos pocos años y por escrito. En efecto, el narrador sabe que transmite una ficción, por más que se base en eso que se llama, con vago acostumbramiento, «un hecho real». Nunca sabremos qué realidad ha quedado fuera del relato. Lo único que sabemos es que ninguna realidad es agotable por el lenguaje.

Quien miente se oculta y quien se oculta se defiende. La mentira es el escudo que usa el fóbico cuando sale a la calle y se encuentra con el temible animal llamado Prójimo, y el perseguido, para que el perseguidor (¿el Perseguidor?) no lo identifique y lo alcance. A poco volveré sobre esto.

Hay más, y la biógrafa lo pesquisa sutilmente. Quien se esconde se hace buscar, así que la máscara de la modestia humilde, tan asociada al tópico rulfiano, cubre la vanidad del divo, de quien se hace esperar y llega tarde, el escondido que nadie sabe dónde se oculta, aquel a quien se concede la palabra y se calla o quien se deja interrogar y no contesta o sale con un domingo siete, es decir: lo mismo.

Al perseguido se lo persigue porque ha hecho algo reprensible. En Rulfo, como en Kafka, como en Céline –tres obvios coetáneos–, es difícil o, más frecuentemente, imposible, identificar la norma que invoca el perseguidor. El culpable es puro y abstracto culpable. Lleva su culpa como una marca de nacimiento, ese mito que genialmente inventó san Pablo y denominó pecado original, una falta que hemos de asumir sin haberla cometido. A menudo, los cuentos de Rulfo –y aun dejando de lado su posible catolicismo– afectan la forma de una confesión, es decir, un relato que se hace delante de un confesor. En este caso, quien lee. Y más aún: la confesión católica tiene algo de histriónico. No la escucha Dios, a cuya mirada nada escapa, sino un cura al que podemos engañar como Rulfo engañaba a sus interlocutores.

De todos modos, la imponente pintura mural, admirable como pocas, que Rulfo hace del pecado innominado pero punible, en especial en Pedro Páramo , ha llevado a Octavio Paz a describir la novela como una escenificación (¿un auto sacramental?) del Purgatorio, donde los pecadores aguardan ser perdonados tras la contrición y el castigo, con la brumosa sospecha de que la promesa quedará en promesa, manteniendo vivos a los vivos y retrayendo a la vida a los difuntos.

La acumulación de asesinatos, la pérdida de las haciendas, una madre hurtada y una infancia prohibida sirven a Roffé para indagar en las fuentes de esa culpa y del rencor vivo que arde en los personajes de Rulfo, portadores reflejos de su propio rencor personal. Su familia lo es de ausencias y los homicidios de la guerra civil huelen a crimen. ¿Qué es, si no, ese Gran Chingón de su novela, un muerto que convive con los vivientes, acaso todos hijos suyos, legales y bastardos, qué es si no, quizá, la figuración de un padre mal muerto que nunca conoció el hijo y que vuelve, inmortal, en calidad de fantasma? No haberlo podido matar lo torna invulnerable y el hijo se culpa de su incapacidad para sustituirlo.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Juan Rulfo: Biografía no autorizada»

Mira libros similares a Juan Rulfo: Biografía no autorizada. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Juan Rulfo: Biografía no autorizada»

Discusión, reseñas del libro Juan Rulfo: Biografía no autorizada y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.