Amelie Roucloux - El marqués de Lafayette

• ¿Nacimiento? El 6 de septiembre de 1757 en Chavaniac-Lafayette (Auvernia).
• ¿Muerte? El 20 de mayo de 1834 en París.
• ¿Principales aportaciones? Es uno de los principales protagonistas de la guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783), del inicio de la Revolución francesa (1789-1792), de la abdicación de Napoleón I (1815) y del ascenso al trono de Luis Felipe I (1830).

Retrato del marqués de Lafayette.

Gilbert du Motier, marqués de Lafayette, nace el 6 de septiembre de 1757 en el municipio de Saint-Georges-d’Aurac, actual Chavaniac-Lafayette, en Alto Loira (Auvernia) en una antigua familia aristocrática documentada desde el siglo XV, cuya más ilustre personalidad es tal vez la mujer de letras Marie-Madeleine Pioche de la Vergne, condesa de La Fayette (1634-1693), a quien debemos la obra La Princesa de Clèves.

Cuando Gilbert tiene dos años, su padre muere durante la guerra de los Siete Años (1756-1763). Entonces, su madre lo deja al cuidado de sus tías paternas. Pasa su infancia en Chavaniac, parece que feliz, antes de entrar a los once años en el Colegio du Plessis (el futuro Liceo Luis el Grande) en París. Tras la muerte de su madre y de su abuelo en 1770, hereda una gran fortuna que lo convierte en uno de los mejores partidos de Francia. Cuatro años más tarde, entra en la poderosa familia de los Noailles al casarse con Marie Adrienne (1759-1807), dos años menor que él.

MARIE ADRIENNE DE NOAILLES

Marie Adrienne de Noailles, muy enamorada de su esposo y con una gran piedad conyugal, aguanta con una remarcable abnegación los galanteos de su marido, al que dará cuatro hijos: Henriette (1776-1778), Anastasia (1777-1863), George Washington (1779-1849) y Virginia (1782-1849). Apoya a Lafayette en todas sus acciones, y atempera el idealismo de su marido mediante su sentido de la realidad y la pertinencia de sus reflexiones. Por amor, incluso irá con él a su prisión de Austria en 1795, donde permanece encerrada durante dos años, echando a perder su salud. Su muerte, el 24 de diciembre de 1807, afecta profundamente a Lafayette, que escribe a uno de sus amigos: «Me he despedido de ella y de mi felicidad en este mundo» (citado en Castries 1981, 331). Desde entonces, cada año conmemora su muerte retirándose al dormitorio de su esposa, que se mantiene intacto.

En 1774, Lafayette es nombrado comandante de una compañía en el Regimiento de Dragones de Noailles en Metz, pero en 1777 decide ir a luchar contra los ingleses al lado de los estadounidenses que se esfuerzan para lograr la independencia. Pronto se gana la confianza y el afecto de George Washington (1732-1799), entonces comandante en jefe del Ejército de los Estados Unidos, y desempeña un papel esencial en la entrada en guerra oficial de Francia en 1778. Aunque no recibe el mando del ejército francés, su compromiso desde el inicio del conflicto, su entusiasmo y su talento militar le aseguran una sólida reputación a ambos lados del Atlántico.

Después de tres estancias en América, regresa definitivamente a Francia en diciembre de 1781 y se convierte en mariscal de campo en el Ejército francés. Partidario de una liberalización del régimen monárquico, combate sus aspectos arbitrarios y sus injusticias, y luego toma partido por los revolucionarios en 1789. Su reputación de aristócrata ilustrado y de ferviente defensor de las libertades hace que sea nombrado comandante de la Guardia Nacional, es decir, de la milicia de París, lo que le confiere un poder innegable y un papel de árbitro entre las diferentes facciones de revolucionarios. Miembro de la Asamblea Constituyente, participa activamente en la redacción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y en la elaboración de la Constitución. Cuando la coalición de las potencias europeas —que no quieren ver cómo se propagan los ideales de la Revolución francesa— amenaza con invadir Francia en 1792, Lafayette es nombrado general del Ejército del Norte.

En agosto de 1792, sus enemigos declarados —los jacobinos— obtienen su inculpación. Lafayette, que prefiere exiliarse antes que ser guillotinado, cae prisionero en manos de los prusianos, que lo entregan a los austríacos. No obtiene la libertad hasta 1797, bajo la petición de sus amigos estadounidenses —entre los que se encuentra Washington, que entonces es presidente de los Estados Unidos— y del general Bonaparte. Con todo, este último no desea que Lafayette vuelva a Francia, ya que la reputación y las convicciones liberales de este último no se ajustan adecuadamente a sus proyectos. De hecho, cuando finalmente el marqués recibe la autorización para volver a Francia —con la condición de que se instale fuera de la capital— hace las veces de opositor, aunque más mediante la desaprobación que a través del enfrentamiento abierto. Lafayette se retira a su castillo de La Grange (en Sena y Marne) y, de 1800 a 1814, se dedica a la vida familiar y a la gestión de su propiedad, ya que siente una gran inclinación por la agricultura.

LOS JACOBINOS

El Club de los Jacobinos, creado en 1789, es moderado en un principio. Este partido revolucionario que toma su nombre del antiguo convento de los jacobinos en el que se establece en París, se radicaliza cuando Robespierre (1758-1794) se sitúa a su cabeza en 1792. Ardientes defensores de una democracia y una igualdad absolutas, son los principales actores del Terror (1793-1794).

En mayo de 1815 es elegido diputado de Sena y Marne, y en ese momento se opone más abiertamente a Napoléon I e incluso pide su abdicación. Durante un tiempo se muestra a favor del regreso de los Borbones, que cree que tolerarán el establecimiento de una monarquía constitucional, pero rápidamente se desilusiona y regresa a su papel de oponente. Frente a las múltiples leyes y decretos que restringen considerablemente la expresión de la oposición, Lafayette se convierte en un miembro de la Carbonería, una organización secreta, y participa en varios complots o los apoya, aunque todos terminan fracasando. El Gobierno, por temor a las reacciones que podría despertar su detención, no lo mantiene en su punto de mira. Desilusionado, en 1824 se marcha a América, donde le espera una verdadera consagración: durante un año, todas las provincias lo reciben como a un héroe, antes de que vuelva a Francia en 1825.

Durante las Jornadas Revolucionarias de julio de 1830, Lafayette vuelve a desempeñar el papel de cuarenta años atrás: es nombrado comandante de la Guardia Nacional y se instala en el Ayuntamiento de París. A continuación, se le propone proclamar la República y ser su primer presidente. Sin embargo, Lafayette rechaza la invitación, y se muestra a favor de la entronización del duque de Orleans, Luis Felipe, que le promete actuar como un monarca constitucional. Esta será la última decepción del marqués de Lafayette, que muere el 20 de mayo de 1834 en París. Es enterrado junto con su esposa en el cementerio de Picpus (cementerio privado en París).

¿SABÍAS QUE…?

George Washington enterró a su padre, el marqués de Lafayette, bajo la tierra que este había traído para este fin durante su último viaje a los Estados Unidos en 1825.

Nacido durante el reinado de Luis XV (1710-1774) y fallecido bajo el de Luis Felipe I, la vida del marqués de Lafayette cubre uno de los períodos más turbulentos de la historia de Francia, con la caída del Antiguo Régimen, la Revolución francesa, el Imperio, la Restauración y la Monarquía de Julio. Aunque varía según la época, la acción de Lafayette siempre es relevante, tanto simbólica como políticamente.