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Cesar Cantu - Compendio de Historia Universal (II) De las cruzadas al poderío geopolítico de Estados Unidos

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Cesar Cantu Compendio de Historia Universal (II) De las cruzadas al poderío geopolítico de Estados Unidos
  • Libro:
    Compendio de Historia Universal (II) De las cruzadas al poderío geopolítico de Estados Unidos
  • Autor:
  • Editor:
    Luis Alberto Villamarin Pulido
  • Genre:
  • Año:
    2019
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Compendio de Historia Universal (II) De las cruzadas al poderío geopolítico de Estados Unidos: resumen, descripción y anotación

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Con sobrada razón aseguró el romano Cicerón que si no se aprovechan las lecciones del pasado el mundo permanecerá en su infancia intelectual, porque desconocer lo sucedido en otros tiempos es permanecer eternamente adolescente.
la lectura y consulta permanente de los sucesos que materializaron los desarrollos de civilizaciones, imperios, reinos, señoríos feudales, revoluciones religiosas, políticas y económicas desatados al ritmo de los cambios del curso histórico y geopolítico de la humanidad en los cinco continentes, ha sido, es y será preocupación e inquietud intelectual permanente de los seres humanos en todas las épocas.
El Compendio de la Historia Universal escrito por el italiano César Cantú y publicado por primera vez a mediados del siglo XIX ha sido reeditado en dos tomos, que dada su importancia y la precisión de datos y sucesos, hemos considerado útil reimprimirla con el fin de aportar a los lectores, copiosa información que para algunos es un valioso acervo de cultura general y conocimientos globales que enriquecen la sabiduría.
No obstante, en la medida que los centros académicos superiores e intermedios han incrementado el cultivo de las ciencias sociales, todos los documentos que relatan, describen, analizan e interpretan los fenómenos transformadores de la historia, la sociología, la geopolítica, el desarrollo y el fortalecimiento o el ocaso de los pueblos, adquieren mayor importancia académica e informativa, e inducen a los lectores de temas afines a robustecer sus bibliotecas con libros de consulta como este.
El tomo II abarca hechos transformadores de la humanidad desde la cruzadas promovidas por el cristianismo desde Europa contra el islam en la el Medio Oriente. Por sus páginas, desfilan entre otros las guerras religiosas entre cristianos y musulmanes, el enriquecimiento de España, Portugal y el Vaticano como consecuencia de la expoliación de America, la revolución francesa y el acelerado crecimiento de Estados Unidos en el siglo XIX, el crecimiento de Europa Occidental, y muchos eventos que por su naturaleza se tornan apasionantes y pican el gusanillo de la curiosidad intelectual.
Cesar Cantú fue un escritor e historiador itlaiano que vivió apasionadamente el mundo intelectual del siglo XIX en Europa y dedicó su vida a la investigación y la publicación de libros relacionados con la historia universal.

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Compendio de la Historia Universal (II)
D e las Cruzadas al poderío geopolítico de Estados Unidos

Cesar Cantú

Ediciones LAVP

www.luisvillamarin.com

C ompendio de la historia universal (II)

De las cruzadas al poderío geopolítico de Estados Unidos

© César Cantú

Traductor

Juan Bautista Enseñat

Primera Edición

Reimpresi ón

Ediciones LAVP, febrer o de 2019

www.luisvillamarin.com

Cel 9082624010

New York USA

ISBN: 9780463967348

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Libro XI
126.- Las Cruzadas

Desde los primero s tiempos del cristianismo fueron venerados los lugares donde habían actuado los misterios de la redención; y acudían a Constantinopla peregrinos de todo el mundo cristiano, por devoción o por penitencia, o también para buscar reliquias. Cada año había grandes peregrinaciones a la Tierra Santa.

Desp ués que Omar la hubo conquistado, surgieron dificultades para penetrar en ella; sin embargo esto se obtenía mediante dinero o en virtud de algún convenio, como el que Carlomagno hizo con el califa Haron-al Raschid. Fue creciendo cada vez más la devoción, y muchos deseaban ir a morir cerca del valle donde habían de ser llamados el día del juicio final.

Hakem-Bamrillah, brutal califa de Egipto, persiguió ferozmente a los cristianos que vivían en la Ciudad Santa; para protegerlos, el papa Silvestre exhortó a los pisanos, a los genoveses y a los provenzales a fin de que tomaran las armas. Pero habiendo muerto aquel furibundo califa, se obtuvo la libertad de reanudar los tráficos y las peregrinaciones, mediante el pago de un peaje. Los amalfitanos construyeron allí la iglesia de San Juan con un hospital para los viajeros, cuna de la Orden de los Hospitalarios, llamados después de Rodas y de Malta.

En tanto los árabes extendían sus dominios, no solamente en Asia, sino que también en España y en la Sicilia; y desde que los turcos selyúcidas hubieron conquistado el Egipto y la Grecia, no hubo opresión que no ejercieran sobre los cristianos que iban a Palestina. El emperador de Constantinopla, amenazado por aquellos turcos, pedía auxilio a los cristianos de Occidente, y los papas exhortaban a que se rechazara aquella nueva irrupción de Bárbaros.

1095 . Un tal Pedro, de Amiens, que había ido con otros a visitar la Tierra Santa, volvió lleno de indignación por la profanación de los sagrados lugares y de compasión por los hermanos que allí sufrían, y recorrió la Europa promoviendo un levantamiento en masa para libertarlos.

C orrían tiempos guerreros; millares de barones ambicionaban la ocasión de ejercitar su valor y abandonar la monotonía de los castillos; en la plebe estaba profundamente arraigado el sentimiento de la piedad y de la expiación; así, pues, no es de extrañar que Pedro el Ermitaño lograse su intento; y así como un siglo antes todos habían creído en el fin del mundo, todos creyeron entonces en la expiación por medio de la ida a los santos lugares. el papa Urbano II proclamó y bendijo la empresa en el concilio de Clermont, concedió numerosas indulgencias al que tomase parte en ella, intimó la tregua de Dios, y fue declarado culpable todo el que ofendiese a algún cruzado.

Aquel lo no fue una expedición regular, con provisiones, dirigida por un jefe, como la pinta el Tasso. En masa la muchedumbre de una ciudad o de una diócesis se ponía en marcha, sin conocer el camino, sin víveres ni recursos, confiando en el Dios que alimentó a los hebreos en el desierto. Pedro, lleno de fervoroso entusiasmo, precedía a una turba innumerable, que enfermó o se dispersó en el camino; tanto que llegó con muy pocos a Constantinopla; otros fueron sorprendidos y degollados por los musulmanes.

Semejante s desastres no desanimaron a los barones, que se pusieron en marcha con sus caballeros e infantes, unos desde Flandes y Lorena, y otros de Francia, Normandía y Provenza, con algunos de la Italia meridional: campeones famosos por sus hechos de armas.

El em perador Alejo Comneno, que los había llamado para librarse de los turcos, les tomó miedo, y se negó a alojarlos y mantenerlos; por cuyo motivo ellos se pusieron a talar el país. Por último, Alejo los hizo trasladar al otro lado del Bósforo.

Ent re los selyúcidas, se señalo Solimán, que conquistó el Asia Menor y la Anatolia, privando al imperio constantinopolitano de todas las posesiones asiáticas de tierra firme, y escogió por capital a Nicea, después de haber devastado a Antioquía y a Laodicea. Su hijo Kilige Arslan se vio atacado por los Cruzados, y les opuso todas las fuerzas del islamismo.

Pe ro los Cruzados avanzaban; tomaron a Antioquía, y provistos de víveres y armas, llegaron a Jerusalén, la sitiaron, y después de haber derrotado en Ascalón al ejército persa que había venido como auxiliar, tomaron la Ciudad Santa, y en ella eligieron por rey a Godofredo de Bouillon.

127.- mahometanos y cristianos en Palestina

Los Cruzados hicieron en Palestina lo que los Bárbaros cuando ocuparon el Mediodía de Europa. De modo que al lado del reino de Jerusalén, se establecieron los principados de Antioquía, Edesa, Tiberiade, Tortosa, Ascalón, Cesarea y otros, que se obligaban a pagar un tributo de vasallaje al rey de Jerusalén; se diferenciaban por el idioma, las costumbres y el traje, pero todos se componían de devotos fervientes e intrépidos guerreros.

God ofredo formó las Asisias de Jerusalén, código de costumbres feudales, que concedía el derecho pleno sólo a los que empuñaban las armas; dejaba independiente a la Iglesia y permitió la organización de muchos comunes.

Godofredo , perfecto príncipe, respetuoso para con el patriarca de Jerusalén, trató de poblar su pequeño reino asegurando los terrenos a quien los poseyera un año y un día. Continuamente tuvo que rechazar incursiones de árabes, turcos y egipcios, en cuyas refriegas se señaló Tancredo, normando de Italia.

1100 . Le sucedio Balduino, ambicioso y amante del fausto, quien, para proporcionarse el auxilio de las ciudades italianas, concedió a cada una un barrio en cada ciudad que se conquistase y la tercera parte del botín.

Continuamen te llegaban nuevos cruzados de Europa, y merecen especial mención los noruegos, capitaneados por Suenon, hijo del rey de Dinamarca. Los emperadores griegos, en vez de favorecer la conquista, trataban de sacar provecho de ella. Los cruzados sufrían desastres y alcanzaban victorias en continuas empresas caballerescas; y bajo Balduino del Burgo llegó el reino de Jerusalén a su mayor grandeza.

Lo s venecianos, que atendían más al negocio que a la devoción, acudieron allí con una flota, con la condición de tener en cada ciudad una calle, una iglesia, un baño y un horno, exentos de toda carga, y con jurisdicción propia; y además, una tercera parte de las ciudades conquistadas con su ayuda. En primer lugar tomaron a Tiro, y a su regreso saquearon las islas para vengarse del emperador griego.

Musulmanes . – Asesinos. Balduino, que durante mucho tiempo había sido prisionero de los musulmanes, les atacó tan pronto como se encontró en libertad. Sus principales soberanos eran, sin hablar de España y de la Mauritania, los califas omeyas en Bagdad, los Fatimíes en El Cairo, el Soldán de Damasco, los emires de Mosul y Alepo, y los ortocidas a orillas del Éufrates. Más de temer eran los turcos, que guerreaban por bandas, sin plan fijo, pero sin tregua.

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