Prólogo y traducción de
Marta Sofía López
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Ngugi wa Thiong’o (1938) es un novelista, dramaturgo, ensayista, periodista, editor, profesor y activista social nacido en Kenia cuando todavía era una colonia británica. En su juventud vivió la revuelta del Mau Mau por la independencia de su país, un acontecimiento histórico crucial para entender la trayectoria de su obra y su pensamiento. En 1962, cuando todavía era un estudiante universitario en Uganda, se representó su primera obra de teatro: The Black Hermit. Dos años más tarde publicó su primera novela, Weep Not, Child, que tuvo una gran recepción. Le siguieron las novelas The River Between (1965) y Un grano de trigo (1967). Esta última marcó un punto de inflexión tanto en su estilo como en su ideología de orientación marxista. También abandonó el nombre con el que fue bautizado, James Ngugi, y retomó su nombre de nacimiento. En 1976 participó en la creación del Centro Educativo y Cultural Comunitario de Kamiriithu, un proyecto para promover la lengua materna en la literatura y el teatro en confrontación con el predominio del inglés. Un año más tarde, Ngugi fue arrestado como consecuencia del mensaje político de su obra Ngaahika Ndeenda (I Will Marry When I Want). Durante la condena escribió su primera novela en gikuyu, Caitaani Mutharabaini (El diablo en la cruz), utilizando el papel higiénico de la prisión. Tras recuperar su libertad, Ngugi y su familia se exiliaron a Estados Unidos para escapar de los peligros a los que estaban expuestos en Kenia. Ngugi ha seguido trabajando para defender su causa. Actualmente este prolífico autor y académico, cuya labor ha sido reconocida con la mención honoris causa en diez universidades y le ha convertido en un firme candidato al Premio Nobel de Literatura, es una de las voces más importantes en la lucha por la conciencia social, política, económica, histórica, cultural y lingüística en los países en vías de desarrollo.
Notas
1. L A LENGUA DE LA LITERATURA AFRICANA
. «Las lenguas europeas se hicieron tan importantes para los africanos que estos llegaron a definir su propia identidad en buena medida en función de ellas. Los africanos empezaron a definirse entre sí como francófonos o anglófonos. El propio continente llegó a definirse en términos de estados anglófonos, francófonos o hablantes de árabe.» Ali A. Mazrui, Africa's International Relations, Londres, 1977, p. 92.
El árabe realmente no entra en esta categoría. Por ejemplo, en vez de estados hablantes de árabe, Mazrui debería haber hablado de estados lusófonos. El árabe ya es una lengua africana, a menos que queramos excluir a todas las poblaciones indígenas del norte de África, Egipto o Sudán de la categoría de africanos.
Y, como suele ocurrir con Mazrui, sus inteligentes descripciones, observaciones y comparaciones sobre las realidades del África contemporánea en la medida en que están afectadas por Europa se encuentran, desgraciadamente, a menudo contaminadas por la aprobación o por una sensación de inevitabilidad irreversible.
. El congreso fue organizado por la Sociedad para la Libertad Cultural, una organización anticomunista con sede en París pero inspirada y financiada por Estados Unidos. Más tarde se supo que, de hecho, estaba financiada por la CIA. Esto demuestra cómo ciertas tendencias en nuestras opciones culturales, políticas y económicas pueden ser planificadas desde los centros metropolitanos del imperialismo.
. Este es un argumento que a menudo emplean los portavoces del colonialismo. Compárese el comentario de Mphahlele con el de Geoffrey Moorhouse en Manchester Guardian Weekly, 15 de julio de 1964, citado por Ali A. Mazrui y Michael Tidy en su obra Nationalism and New States in Africa, Londres, 1984: «En ambos extremos de África, y especialmente en Nigeria y en Ghana, en Uganda y en Kenia, la expansión de la educación ha redundado en una creciente demanda del inglés en los niveles primarios del sistema educativo. Lo más llamativo es que el inglés no ha sido rechazado como un símbolo del colonialismo; más bien ha sido adoptado como un lenguaje políticamente neutro que trasciende los reproches de tribalismo. También es una propuesta más atractiva en África que en la India o en Malasia, porque comparativamente pocos africanos están completamente alfabetizados en las lenguas vernáculas o incluso en las lenguas de comunicación regionales, como el hausa o el swahili, que hablan millones de personas pero que solamente unos miles leen y escriben» [las cursivas son mías].
¿Está Moorhouse diciéndonos que el inglés es políticamente neutral vis a vis en la confrontación de África con el neocolonialismo? ¿Nos está diciendo que en 1964 había más africanos alfabetizados en inglés que en las lenguas africanas? ¿Que los africanos no serían capaces, si ese fuera el caso, de ser alfabetizados en sus propias lenguas nacionales o regionales? ¿Está de verdad Moorhouse cortándoles la lengua a los africanos?
. El título en inglés es Tales of Amadou Koumba, publicado por Oxford University Press. La traducción de este pasaje en concreto, procedente de la edición parisina de Présence Africaine, la hizo para mí el doctor Bachir Diagne en Bayreuth.
. Este ensayo está incluido en la colección de artículos de Achebe Morning Yet on Creation Day, Londres, 1975.
. En la introducción a Morning Yet on Creation Day, Achebe obviamente asume una posición más crítica que la que tenía en 1964. La frase es adecuada para toda una generación de escritores africanos, la nuestra.
. Gabriel Okara, Transition, n.º 10, septiembre de 1963, tomado de Dialogue, París.
. Chinua Achebe, op. cit.
. Gabriel Okara, op. cit.
. Cheikh Hamidou Kane, L'Aventure Ambiguë. Este pasaje me lo tradujo el doctor Bachir Diagne.
. Un ejemplo de trabalenguas: «Kaana ka Nikoora koona koora: na ko koora koona kaana ka Nikoora koora koora». Le debo este ejemplo a Wangui wa Goro. «El hijo de Nicola vio una ranita y salió corriendo: y cuando la ranita vio al hijo de Nicola salió corriendo también.» Un niño que hable gikuyu tiene que ser capaz de adoptar el tono correcto y la duración de las vocales y las pausas para hacerlo bien. Si no, se convierte en un lío de kas, erres y enes.
. «La producción de ideas, de conceptos, de la conciencia misma, está en primer lugar imbricada con la actividad y el contacto materiales entre los hombres, el lenguaje de la vida real. Imaginar, pensar, el contacto intelectual entre los hombres aparece en este estadio como un producto directo de su comportamiento material. Lo mismo es aplicable a la producción mental tal y como se expresa en el lenguaje de la política, la ley, la moral, la religión, la metafísica, etc., de un pueblo. Los hombres son productores de sus conceptos, ideas, etc., los hombres reales y activos, tal y como los condiciona el desarrollo particular de sus fuerzas productivas y de los intercambios que este conlleva, hasta sus formas más sofisticadas.» Marx y Engels, «La ideología alemana», la primera parte del ensayo publicada bajo este título, en Feuerbach. Opposition of the Materialist and Idealist Outlooks