• Quejarse

Ezequiel Teodoro - El manuscrito de Avicena

Aquí puedes leer online Ezequiel Teodoro - El manuscrito de Avicena texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2011, Editor: Entrelineas Editores, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover
  • Libro:
    El manuscrito de Avicena
  • Autor:
  • Editor:
    Entrelineas Editores
  • Genre:
  • Año:
    2011
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El manuscrito de Avicena: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El manuscrito de Avicena" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

En la antigua Persia, en el siglo X d.C. Avicena es un joven médico cuyos méritos hacen que consiga acceso a la biblioteca de Bujará la cual contiene todo el saber disponible en la época. En la biblioteca, Avicena se va a empapar de conocimientos, los cuales plasmará en un manuscrito. Pero éste contiene un secreto peligroso por lo que no puede caer en malas manos. En la actualidad, el médico de familia Simón Salvatierra recibe la noticia de la desaparición de su esposa Silvia. Ésta es una importante investigadora que se encontraba en San Petersburgo al frente de una misteriosa investigación; tan misteriosa es que Simón ni siquiera sabe de qué se trata pues la claúsula de confidencialidad que Silvia había firmado y el poco contacto que ambos esposos han tenido en el último año han hecho que no sepa realmente nada de su trabajo. Simón coge el coche y se dirige a San Petersburgo para intentar conocer qué ha sido de su esposa. Cuando se encuentra aún en España, para en una estación de servicio para comer y repostar; al volver a su vehículo, es atacado por unos desconocidos. Afortunadamente, un valiente joven les ahuyenta y salva a Simón. El joven se llama Javier y, curiosamente, se dirige también a Rusia haciendo autostop por lo que Simón decide llevarle. Por otro lado, en Inglaterra, Alex, una trabajadora de un museo, descubre al volver a casa que alguien ha entrado en su apartamento y lo ha revuelto todo. Un inspector de policía llamado Jeff se va a implicar en el caso y va a acompañar a Alex en su aventura pues resulta que tampoco puede contactar con su padre el cual, curiosamente, también trabaja en San Petersburgo. Finalmente, una célula de Al Qaeda pulula alrededor de todos estos personajes. Quieren hacerse con algo que cambiará el curso de la Historia. ¿Podrán Samuel, Javier y Alex impedírselo? Ezequiel Teodoro (1971) es periodista y escritor. Con El manuscrito de Avicena (Entrelíneas, 2011) ha alcanzado un éxito de crítica y público inesperado, superando los 12.000 ejemplares vendidos en formato papel y electrónico. Desde que inició su andadura profesional ha trabajado en distintos medios de comunicación de carácter local y nacional, como El Faro de Ceuta o la agencia de noticias Europa Press. En los últimos años ha ejercido su profesión en Madrid como jefe de prensa adjunto del Ministerio de Fomento. Ha publicado ya su segunda novela, Cuaderno negro: complot contra Franco, en la que un periodista, Toni Escobar, se encuentra ante la oportunidad de su vida: destapar el mayor complot que haya existido en España en el último siglo y cambiar la historia reciente del país.

Ezequiel Teodoro: otros libros del autor


¿Quién escribió El manuscrito de Avicena? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El manuscrito de Avicena — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El manuscrito de Avicena " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
EL MANUSCRITO DE AVICENA Autor Teodoro Ezequiel 2011 Entrelineas Editores - photo 1
EL MANUSCRITO DE AVICENA

Autor: Teodoro, Ezequiel

©2011, Entrelineas Editores

ISBN: 9788498025170

Generado con: QualityEbook v0.37

Generado por: Selubri, 18/05/2012

SINOPSIS

Bujará (Persia). Año 1004. Avicena escribe con firmeza sobre un pedazo de piel. Al acabar, levanta la barbilla y sonríe a las decenas de miles de libros que le rodean en la Gran Biblioteca. Ha terminado su obra más brillante. Y también la más peligrosa.

Madrid (España). Año 2011. El médico español Simón Salvatierra recibe una terrible noticia: su esposa ha sido secuestrada por Al-Qaeda mientras investigaba un manuscrito milenario.

Una vertiginosa aventura a través de los siglos protagonizada por cruzados, masones, espías y terroristas. Y un codiciado poder que podría redimir o aniquilar a la humanidad.

SOBRE EL AUTOR

Ezequiel Teodoro nació en Ceuta y es periodista desde hace dieciséis años.

Ha cultivado el relato breve desde la adolescencia, publicando en una lección de relatos de la Escola d'Escriptura del Ateneu barcelonés y en diversas páginas literarias de Internet.

Desde que inició su andadura profesional ha trabajado o colaborado en distintos medios de comunicación de carácter local y nacional (El Periódico de Ceuta, COPE, El Faro de Ceuta, El Pueblo de Ceuta, Europa Press, así como en distintas revistas de información).

En los últimos años ha ejercido su profesión en el Gabinete de Prensa del Ministerio de Fomento.

El Manuscrito de Avicena es su primera novela.

A la memoria de mi padre.

«Aunque los caminos de la búsqueda

son numerosos,

la búsqueda es siempre la misma».

YALAL AD-DIN MUHAMMAD RUMI

Preámbulo
2002 de la Era Cristiana… 1423 de la Hégira…

Trece muyahidines afganos escoltaban a Osama Bin Laden y Aymán AI-Zawahiri a través de un laberinto de cuevas. Se internaban en una red angosta de galerías iluminados por las antorchas que portaban dos de los muyahidines. Osama detenía al grupo de tanto en tanto. Entonces, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo, se demoraba perezosamente pretextando que había que comprobar si les seguían, luego ceñía contra su cuerpo el viejo kalashnikov que colgaba del hombro y proseguían su marcha con paso cansado.

A veces alguna bomba solitaria rompía sobre sus cabezas, y en esos momentos de inquietud se replegaban sobre sí mismos atemorizados por la vibración de la tierra, alguno de ellos con un murmullo de oración en los labios y el sudor empapando las axilas.

El ejército de la Alianza del Norte los había acorralado horas antes en las montañas de Kunar en un ataque sorpresa con B-52 norteamericanos; los aviones comenzaron a arrojar toneladas de proyectiles a las cinco de la madrugada y aún no les permitían un respiro.

Los ojos de Osama, de mirada autoritaria y color del desierto, se movían inquietos en todas direcciones. Aymán se fijó de repente en él. La chaqueta de camuflaje le sobraba por todas partes, sus labios habían perdido la humedad hasta no ser más que unos pliegues resecos bajo su ancha nariz, arrastraba los pies con dificultad. La admiración por él le venía de los tiempos de la lucha contra los soviéticos, de aquellas frías noches afganas, cuando ambos fumaban del narguile envueltos en mantas de pelo de camello y hablaban con pasión del único Dios verdadero y del día en el que los hombres acogerían las enseñanzas de Mahoma.

—¿Está todo preparado?

La pregunta de Osama le pilló por sorpresa.

—¿Todo?

—La operación.

Aymán reflexionó unos segundos y se detuvo sujetando del brazo a Osama.

—Hermano, todo está listo en Pakistán, pero…

—No quiero saberlo. En cuanto salgamos de aquí arregla lo que sea.

Aymán asintió. Conocía lo bastante a Osama como para saber que no valía la pena replicar.

El terreno se volvía menos irregular a medida que abandonaban el interior de la montaña. Los dos terroristas respiraban con visible esfuerzo, aún así apretaron el paso al intuir una oscuridad menos densa unos metros por delante.

—¿Cómo llegó a ti?

Aymán se detuvo en los ojos de su jefe. No era la primera vez que le hacía esa pregunta.

—Hermano, confía en mí.

Osama hizo el ademán de contener sus pasos aunque siguió caminando. Aymán sonrió. Desde la primera vez que le habló del poder no ha habido momento en que esa pregunta no rondase entre los dos; Aymán, sin embargo, mantuvo su silencio terco todo este tiempo.

—Hermano, si lo tenemos de nuestro lado los infieles no encontrarán dónde esconderse. ¿Te hace falta más?

Su jefe gruñó un no fatigado.

—Osama, tú proporcióname los recursos y yo te entregaré a Occidente.

Capítulo I

Un móvil vibra en el asiento del copiloto de un todoterreno. Una llamada, dos llamadas, tres llamadas. Nadie contesta. El teléfono se desplaza por la vibración hasta caer bajo el asiento, la pantalla se ilumina y en el buzón de entrada se despliega un mensaje. Ayúdame, Simón. Me han encontrado.

Pasaban unos minutos de las nueve de la mañana. En el maletero de un todoterreno cuatro maletas y un bolso de viaje ocupaban todo el espacio, excepto un hueco de veinte centímetros de lado y diez de ancho estratégicamente situado entre el equipaje. La puerta del maletero permanecía levantada aunque el doctor Salvatierra continuaba en el interior de la casa. A esa hora los vecinos ya se habían consagrado a sus oficinas y sus hijos se instruían en los colegios, y únicamente pululaban por la urbanización el conserje y el jardinero. No había de qué preocuparse. El sol calentaba poco, con todo hacía semanas que Madrid abandonó un invierno de gélidas temperaturas y, desde el coche hasta la entrada de la casa, un reguero de flores a medio abrir ofrecían ya sus fragancias. El doctor tardaba en salir. En ese instante comprobaba la última habitación antes de cerrar las ventanas, bajar las persianas y conectar el sistema de vigilancia; cinco meses era mucho tiempo, no le apetecía olvidar una luz encendida o el gas abierto, tampoco deseaba mantener la más mínima duda de que todo estaba correcto.

Apagó la última luz y cerró la puerta con doble vuelta, alojó luego una cámara de video en el hueco del maletero y se puso al volante. Después de arrancar metió primera lentamente y pisó con miedo el acelerador, ¿estaba seguro de querer emprender este viaje? El todoterreno se deslizó hacia delante con fuerza, como una fiera a la que hubiera que refrenar. Lo había alquilado la tarde anterior pues su viejo Seat León con toda seguridad expiraría antes de divisar San Petersburgo. Cambió de marcha y jugó un poco con el acelerador para acostumbrarse al coche, por las calles de la urbanización no se veía nadie a esa hora.

El día que Silvia se marchó también era casi primavera, también circularon por las calles solitarias de la urbanización camino de la salida, y también había silencio en la despedida. Era la misma mañana aun cuando en el fondo era distinta. El doctor conducía su Seat aferrado al volante, Silvia, en el asiento del copiloto, se mantenía seria aunque sus ojos brillaban. Hacía tiempo que no brillaban así, el doctor lo sabía y ese mismo conocimiento lo sentía en el estómago como un cuchillo frío.

Detuvo el todoterreno en la verja metálica de la entrada. El vigilante de la puerta le saludó.

—Doctorcito, ¿a qué tan tarde? Usted no más sale siempre bien temprano en la mañana.

—Emprendo un viaje, Hernando. Ya se lo notifiqué a Esteban para que gestione el mantenimiento de la casa.

—No contó nada el jefecito —le contestó el vigilante al pulsar el botón de apertura de la verja—. Que sea en buena hora, doctorcito. Y tenga cuidado con la carretera.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El manuscrito de Avicena»

Mira libros similares a El manuscrito de Avicena. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


No cover
No cover
Jacquie D’Alessandro
No cover
No cover
Jennifer Greene
No cover
No cover
Jessica Hart
No cover
No cover
Elizabeth George
No cover
No cover
Noah Gordon
Simon Sebag Montefiore - La corte del zar rojo
La corte del zar rojo
Simon Sebag Montefiore
Simon Sebag Montefiore - Titanes de la Historia
Titanes de la Historia
Simon Sebag Montefiore
Julian L. Simon - El último recurso
El último recurso
Julian L. Simon
Simon Schama - CIUDADANOS
CIUDADANOS
Simon Schama
Simon Schama - CIUDADANOS 2
CIUDADANOS 2
Simon Schama
Simon Garfield - Cronometrados
Cronometrados
Simon Garfield
Simon Baker - Roma
Roma
Simon Baker
Reseñas sobre «El manuscrito de Avicena»

Discusión, reseñas del libro El manuscrito de Avicena y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.