Derek Humphry - El último recurso
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- Libro:El último recurso
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- Editor:ePubLibre
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- Año:1992
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El último recurso: resumen, descripción y anotación
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Lema: «Buena vida, buena muerte»
Creada el 1980 en Los Angeles con el propósito de hacer campaña por el derecho del enfermo terminal a escoger voluntariamente la eutanasia, la asociación Hemlock ha crecido paulatinamente hasta contar con 38.000 miembros diez años después. Actualmente tiene 70 sedes.
Aunque Derek Humphry, su principal fundador, es inglés, Hemlock es una organización estadounidense, constituida en sociedad no lucrativa según las leyes de California y Oregón. Los otros fundadores de Hemlock fueron Ann Wickett, Herals A. Larue y Richard S. Scott.
Hemlock publica boletines y libros, organiza conferencias, lleva a cabo investigaciones, produce vídeos educativos y convoca reuniones públicas, con la intención de difundir el conocimiento sobre el derecho de los enfermos terminales a decidir sobre su muerte de la forma en que elijan.
Grupos hermanos de Hemlock han hecho intentos por modificar la ley. La organización Estadounidense contra el Sufrimiento Humano lanzó una iniciativa (referéndum) de reforma en California, en 1988, pero fracasó debido a que la organización no logró reunir suficientes firmas.
Hemlock del estado de Washington ha presentado una iniciativa a la legislatura, destinada a un voto electoral en noviembre de 1991. Se planifican campañas legislativas de reforma de la ley para Oregón, California y Florida.
El objetivo de estos grupos es conseguir que se apruebe como ley la Ley de una Muerte Digna, que permitirá al médico asistir en la muerte al enfermo terminal.
Puede obtenerse información gratuita sobre formas de aceptación en la asociación, y otros datos, en:
Hemlock Society
P.O. Box 11830
Eugene, OR 97440
Teléfono: 503/342-5748
EN ESPAÑA, dirigirse a:
Derecho a Morir Dignamente
DMD
Apdo. 31.134
08080-Barcelona
Teléfono: 4514526
La decisión más difícil
Este es el panorama: padeces una enfermedad terminal, han sido agotados todos los tratamientos médicos aceptables para ti, y el sufrimiento en sus distintas formas es insoportable. Dado que la enfermedad es tan grave, reconoces que tu vida se acerca a su fin. Piensas en la eutanasia como una forma de liberación.
El dilema es pavoroso. Pero hay que enfrentarse a él. ¿Debes seguir luchando, aceptas el dolor, toleras la indignidad, y esperas el fin inevitable que puede tardar semanas o meses? ¿O debes recurrir a la eutanasia, que en su definición lingüística moderna ha llegado a significar «ayudar a bien morir»?
En la actualidad la opción eutanásica se presenta de dos maneras:
Eutanasia pasiva. Conocida popularmente como «desenchufar», es la desconexión del equipo de mantenimiento de vida sin el cual no puedes vivir. En este caso es improbable que se presenten problemas legales o éticos, siempre que hayas firmado un Testamento Vital y un Poder Permanente de Representante para la Atención Sanitaria, documentos que expresan tu voluntad (véase ).
Eutanasia activa. Significa tomar medidas para poner fin a tu vida, como en el suicidio, controlando tú mismo la acción. Alternativa y preferentemente, obtener alguna asistencia de otra persona, lo que se denomina suicidio asistido. (Recuerda que el suicidio asistido todavía es un delito. Véase el .)
Si no estás conectado a un equipo de mantenimiento de vida, no está a tu alcance la primera opción, ya que no hay nada que «desenchufar». Aproximadamente la mitad de las personas que mueren en nuestros días en la sociedad occidental está conectada a uno de esos equipos. Tú puedes encontrarte en la mitad que no lo está. Si quieres abandonar deliberadamente este mundo, tu único camino es la eutanasia activa. Sigue leyendo, muy atentamente.
(Si consideras que Dios es el amo de tu destino, no sigas leyendo. Busca la mejor forma de paliar el dolor e ingresa en una unidad de cuidados paliativos.)
Si quieres controlarlo todo personalmente y decidir sobre tu propio destino, necesitarás previsión, planificación, documentación, amigos, y una acción valiente y decisiva por tu parte. Este libro te ayudará, pero, en última instancia, el que pongas fin a tu vida bruscamente y cómo lo logres es responsabilidad exclusivamente tuya, tanto ética como legalmente.
Es responsabilidad tuya la tarea de encontrar los fármacos adecuados, conseguir la ayuda de alguien (si es lo que deseas) y llevar a cabo tu autoliberación en un lugar y de una forma que no sea perturbadora para otras personas.
Si todavía no lo has hecho, firma un Testamento Vital en presencia de testigos. Fíjate que sea el aceptado en el lugar en que vives. Este documento es una declaración anticipada de tu deseo de no ser conectado a un equipo de mantenimiento de vida si se considera que estás terminal e irremediablemente enfermo.
O, si ya estás conectado al equipo debido a un fallido intento por salvarte, el Testamento Vital autoriza su desconexión. Firmándolo, estás aceptando que asumes las consecuencias fatales.
Pero recuerda que un Testamento Vital sólo es una petición, a un médico, para que no te mantengan innecesariamente vivo con equipos de apoyo. No es una orden. Incluso puede no ser legalmente obligatorio su cumplimiento. Pero en cuanto que «salida» rubricada, se trata de un factor digno de consideración por parte del médico respecto de cómo manejar tu agonía. El Testamento Vital ofrece al médico protección contra procesos judiciales por parte de familiares después de tu muerte.
Un documento de mayor fuerza es el Poder Permanente de Representante para la Atención Sanitaria, del que se dispone en diferentes formas en todos los estados de Estados Unidos. En este caso delegas en otro la facultad de tomar decisiones sobre tu atención sanitaria si tú no puedes tomarlas.
Por ejemplo, si tu médico no logra hacerte comprender las consecuencias del tratamiento que tiene previsto, normalmente se dirigirá al pariente más próximo. Si éste está desconcertado, o sustenta valores distintos a los tuyos, seguramente nada funcionará según tus deseos.
Con el poder que has dado a alguien a quien ya has confiado tus deseos generales o específicos, alguien que ha aceptado esa responsabilidad, es más probable que recibas el tipo de tratamiento —o de muerte— que prefieres. El médico debe contar con la aprobación del apoderado que has nombrado. Si en la familia hay desacuerdos en cuanto a qué hacer, a la persona delegada (en la terminología legal, el «apoderado de hecho») le corresponde la última palabra. Este documento es legalmente obligatorio, no así el Testamento Vital.
El Poder Permanente de Representante para la Atención Sanitaria podría ser el documento más significativo que firmes en tu vida. Sin embargo, hoy sólo es válido para la eutanasia pasiva (el cese del tratamiento) y no autoriza a nadie a llevar a cabo la eutanasia activa (ayudar a morir). Al decidir el caso de Nancy Cruzan en 1990, la Corte Suprema de Estados Unidos dio su aprobación oficial al Poder Permanente de Representante para la Atención Sanitaria como el mejor modo de dar pruebas claras y convincentes de los deseos personales sobre la atención de la salud.
Desde noviembre de 1991, la Ley de Autodeterminación del Paciente exige que todos los hospitales federales de Estados Unidos adviertan a los pacientes de su derecho a redactar un Testamento Vital.
Sin duda la existencia de dos declaraciones como las descritas, anticipadas y correctamente firmadas, influirá en los demás cuando se considere la cuestión de la eutanasia activa. Demuestra que tú has llegado tan lejos como hoy te es legalmente posible, y que has previsto la naturaleza de tu muerte. La adscripción a la asociación Hemlock —o una organización similar si vives en otro país— es, probablemente, la demostración más plena de tus creencias que puedes hacer en la actualidad.
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