William F. Cody - Buffalo Bill
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- Libro:Buffalo Bill
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1987
- Índice:4 / 5
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Buffalo Bill: resumen, descripción y anotación
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Con la muerte de William Frederick Cody, acaecida en Denver el 10 de enero de 1917, desapareció el último componente de aquella pléyade de intrépidos exploradores del desierto que dieron sus vidas por llevar la civilización al oeste del país.
Era aquel un gallardo grupo de hombres que, año tras año, fue empujando hacia el oeste los hitos de las fronteras de los Estados Unidos, y que no cejó en su patriótico trabajo sino cuando la nueva y vigorosa civilización indígena del Estado del Pacífico fue encadenada para siempre a la que reinaba en la costa del Atlántico.
La fama del coronel Cody —o Buffalo Bill, como se le llamaba popularmente— es comparable a la de Daniel Boone, Davy Crockett y Kit Carson, aunque no tomó parte muy activa en la construcción de nuestro imperio continental. Sin embargo, estaba formado de esa misma dura pasta, y en su escenario, más reducido que el de aquéllos, fue una gran figura, pintoresca y gallarda, un verdadero superhombre de los agitados tiempos de nuestra formación social.
Cuando en 1883 Cody organizó, ya abandonada su vida aventurera, una exposición del Oeste salvaje, demostró que aquello había desaparecido totalmente para bien de todo y de todos.
William F. Cody
ePub r1.0
Oxobuco 16.08.14
Título original: Buffalo Bill
William F. Cody, Edición española de 1987
Editor digital: Oxobuco
Digitalización: cnmcleod
ePub base r1.1
[1] Exploradores. (N. del T.)
[2] Salvaje Oeste. (N. del T.)
[3] Es evidente que este prólogo no fue escrito por la misma persona que relata la segunda parte de este libro: «Vida de Buffalo Bill», de autor anónimo, por lo que compilo el material de las «aventuras de Buffalo Bill» que narra el propio William F. Cody. Lo comprobará más adelante el lector al notar algunas disparidades en el relato de hechos y fechas. No hemos querido hacer concordar las tres cosas, prefiriendo traducirlas tal como están en la más difundida edición norteamericana. (N. del T.)
[4] Guía o jefe del convoy. (N. del T.)
[5] Rifle con el cañón recortado. (N. del T.)
[6] Equipo. (N. del T.)
[7] Secta de mormones que se titulaban hijos de Dan (Daniel). (N. del T.)
[8] Soldados perros. (N. del T.)
[9] Arroyo de Cody. (N. del T.)
[10] Jefe Blanco. (N. del T.)
[11] Gran Jefe. (N. del T.)
[12] Horquilla del ciervo de cola negra. (N. del T.)
[13] Toro Alto. (N. del T.)
[14] Una sublevación general de indios sioux y cheyennes, en el año 1876, provocó el envío de una fuerza expedicionaria al mando del general Jorge Armstrong Custer, que, al vadear un río, fue pasado a cuchillo con los 316 hombres de su regimiento. (N. del T.)
[15] Toro Sentado. (N. del T.)
[16] Mano Amarilla. (N. del T.)
[17] Luchador contra indios. (N. del T.)
[18] Buffalo Bill termina aquí la narración de sus aventuras. En la segunda parte de este libro, «Vida de Buffalo Bill», aunque también es fragmentaria la narración, sus capítulos completan la biografía del héroe. (N. del T.)
[19] Pioneros. (N. del T.)
[20] Incursión. (N. del T.)
[21] Hombres de las fronteras. (N. del T.)
[22] Lluvia en la cara. (N. del T.)
[23] El scout de las llanuras. (N. del T.)
[24] El Salvaje Oeste. (N. del T.)
[25] Muestra o exposición del Salvaje Oeste. (N. del T.)
[26] Exposición del Salvaje Oeste de Buffalo Bill. (N. del T.)
[27] Se refirió, sin duda, al juego de póquer, en esto de los cuatro reyes en la mano, como así también Cody al hablar de póquer real. (N. del T.)
Con la muerte de William Frederick Cody, acaecida en Denver el 10 de enero de 1917, desapareció el último componente de aquella pléyade de intrépidos exploradores del desierto que dieron sus vidas por llevar la civilización al oeste del país.
Era aquel un gallardo grupo de hombres que, año tras año, fue empujando hacia el oeste los hitos de las fronteras de los Estados Unidos, y que no cejó en su patriótico trabajo sino cuando la nueva y vigorosa civilización indígena del Estado del Pacífico fue encadenada para siempre a la que reinaba en la costa del Atlántico.
La fama del coronel Cody —o Buffalo Bill, como se le llamaba popularmente— es comparable a la de Daniel Boone, Davy Crockett y Kit Carson, aunque no tomó parte muy activa en la construcción de nuestro imperio continental. Sin embargo, estaba formado de esa misma dura pasta, y en su escenario, más reducido que el de aquéllos, fue una gran figura, pintoresca y gallarda, un verdadero superhombre de los agitados tiempos de nuestra formación social.
Cuando en 1883 Cody organizó, ya abandonada su vida aventurera, una exposición del Oeste salvaje, demostró que aquello había desaparecido totalmente para bien de todo y de todos.
Junto a Boone, Crockett y Carson, su vida jalona el ciclo de la colonización continental, contando desde el año en que el primero cruzó las montañas de Kentucky hasta el día en que se colocó el último tramo del ferrocarril «Unión Pacific».
Boone nació en Pensilvania y murió en Missouri; Crockett nació al oeste de los Alleghanies, en Tennessee, y murió en Texas; Carson y Cody nacieron al oeste del Mississippi y murieron en el Colorado.
Es probable que el período más pintoresco en la vida del coronel Cody haya sido aquel en que prestó servicio como correo a caballo, poco antes de la guerra civil. Desempeñaba en ese tiempo la tarea más difícil y peligrosa que pueda ejercer hombre alguno, por disposición especial que posea, y Cody era aún muy joven. Pero había adquirido su experiencia merced a su contacto con los indios, relaciones no siempre amistosas, como lo prueba el antecedente de que a los once años de edad ya había dado muerte a un indio al salir de un entrevero.
Poco después comenzó la guerra civil y Cody se alistó en las filas del ejército confederado, en el cuerpo de exploradores. Terminada la lucha, volvió a su Far West, su amado y lejano Oeste. Los ferrocarriles transcontinentales estaban en vías de construcción, período que configura un romántico episodio de la historia americana, que ya ha sido magistralmente descrito por Zane Grey en las brillantes páginas de una de sus novelas más celebradas.
La empresa que construía el ferrocarril «Kansas Pacific» necesitaba carne de búfalo para la manutención de sus numerosos obreros, y William F. Cody tomó a su cargo la tarea y responsabilidad de proveerlos. En dieciocho meses mató cuatro mil doscientas ochenta reses, lo que le valió el apodo con el cual ha pasado a la posteridad: Buffalo Bill.
En 1868 Cody volvió a alistarse en el ejército como baqueano y explorador, reafirmando día a día su fama de hombre de acrisolada templanza y entereza. Fue destinado al regimiento del general Sheridan, en Kansas, y al poco tiempo de hallarse en las filas, supo que el general deseaba mandar un despacho a Fort Dodge, distante unas noventa y cinco millas del fuerte de Kansas. Los indios habían dado muerte hacía poco tiempo a dos o tres correos militares, sobre esa ruta, y no había explorador que deseara reemplazarlos. Cody se ofreció y cumplió el peligroso viaje, volviendo de él sano y salvo. De regreso en el fuerte se enteró que los soldados de línea rehusaban ir en comisión a Fort Lamed, viaje que ofrecía los mismos peligros que los que él acababa de sortear. De nuevo partió Buffalo Bill y recorrió unas sesenta millas por los sitios más inhóspitos de aquella comarca. En mitad del camino, se detuvo para dar de beber a la mula que cabalgaba y ésta se le escapó. Tuvo que hacer unas treinta y cinco millas a pie, en persecución del obstinado animal, sin lograr, empero, darle alcance. Al amanecer, Fort Larned apareció ante su vista, con lo que el peligro de ser sorprendido por una patrulla de indios había pasado. Justamente encolerizado con la mula que le había obligado a realizar tal caminata, juró matarla en cuanto la tuviese cerca. Quiso la fatalidad que al entrar en la primera calle del poblado, y cuando aún mascullaba feroces amenazas contra la bestia de referencia, se topara con ella. Levantó el rifle, y al tiempo que exclamaba: «Ahora es la mía, señora mula», le hizo un disparo que dio en tierra con el animal.
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