El I Ching o Libro de las Mutaciones es probablemente el texto más antiguo que la humanidad haya conservado. Coincide sin embargo en forma asombrosa con las concepciones más actuales del mundo. Tal vez sea éste el motivo fundamental de su resurgimiento y auge universal en estos años. Pero tal éxito se debe también a su función instrumental en la exploración del inconsciente individual y colectivo, y a su empleo para una posible previsión del futuro.
Entre las versiones directas del chino arcaico a lenguas occidentales, la de Richard Wilhelm, ya muy difundida en alemán, inglés, italiano y francés, es la más atinada y confiable tanto en la reproducción de sus fundamentos filosóficos como en la aplicación práctica de sus sentencias. Presentamos la traducción completa de la obra de R. Wilhelm, realizada con prólogo y notas por D. J. Vogelmann y precedida por los prólogos de C. G. Jung y del hijo del autor, Hellmut Wilhelm, sinólogo como su padre.
El Libro de las Mutaciones, texto oracular de tiempos mitológicos, es una de las manifestaciones más importantes de la literatura universal. Contiene la sabiduría aforística de los chinos reunida durante 3000 años, en materia de ciencias estatales, filosofía de la vida y pensamiento religioso que forma una raíz conjunta y conciliadora de las doctrinas de Confucio y Lao Tse. Sirvió de guía a pensadores y estadistas de China (y de Japón), y a sus pueblos, desde mucho antes de Confucio y hasta Mao Tse Tung.
En las últimas décadas ha ejercido una influencia notable en las ciencias, la psicología y la literatura de Occidente. En él se basa, por ejemplo, El Juego de Abalorios de Hermann Hesse. Mediante los símbolos del I Ching, Octavio Paz caracterizó en un prólogo a los poetas incluidos en una antología de la poesía mexicana. El Instituto Tecnológico de Massachusetts editó un cotejo de las sentencias del I Ching con centenares de citas de la literatura mundial, a cargo de un autor chino, R. G. H. Siu: The Man of Many Qualities, a Legacy of the I Ching. En el I Ching se inspiró el autor norteamericano Philip K. Dick para su novela fantástica El Hombre en el Castillo, etc, etc. Pero fundamentalmente el I Ching brinda sus servicios a quien busca soluciones en las encrucijadas de la vida, y en un plano espiritual enseña la trama de las relaciones cósmicas a quien penetra más profundamente en su estudio.
Richard Wilhelm
I Ching
El Libro de las Mutaciones
ePub r1.1
Readman 02.03.18
Título original: I Ching. El Libro de las Mutaciones
Richard Wilhelm, 1960
Traducción: David J. Vogelmann
Diseño de cubierta: Nelson Leiva
Editor digital: Readman
ePub base r1.2
RICHARD WILHELM (Stuttgart, 10 de Mayo de 1873 - Tübingen, 2 de marzo de 1930). Teólogo y misionero alemán, Richard Wilhelm fue uno de los sinólogos más importantes de todos los tiempos. Vinculado durante buena parte de su vida a la editorial Diederichs, allí dirigió la colección Religion und Philosophie Chinas de la que se publicaron ocho volúmenes entre 1910 y 1930. Wilhelm también realizó brillantes traducciones de clásicos chinos al alemán, como las del Tao Te King y el I King, El libro de las mutaciones, que luego fueron a su vez traducidos a otros lenguajes de todo el mundo. Fue amigo personal de Carl Gustav Jung. Su hijo Hellmut Wilhelm fue también un notable sinólogo. Según Jung, Richard Wilhelm creó como sinólogo un puente entre Este y Oeste para legar al Occidente la preciosa herencia de una cultura milenaria destinada quizás a declinar:
Cuando era joven, Wilhelm se trasladó en misión cristiana a China y allí se había iniciado en el mundo del oriente espiritual. Wilhelm era una auténtica personalidad religiosa de visión amplia y clara. Poseía la capacidad de adaptarse incondicionalmente a la postura de la manifestación de un espíritu extranjero y transmitir todo el milagro de la intuición, lo que le capacitaba para hacer accesible a Europa los valores espirituales de China. Estaba profundamente impresionado por la cultura china y una vez me dijo: «¡Mi mayor satisfacción es que no he bautizado nunca a un chino!». Pese a sus premisas cristianas no podía dejar de reconocer la profunda consecuencia y claridad del espíritu chino. De ello estaba no sólo profundamente impresionado sino propiamente subyugado y asimilado.
Recuerdos, sueños y pensamientos, C. G. JUNG
Para una versión del “I King”
El porvenir es tan irrevocable
Como el rígido ayer. No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa
De la eterna escritura indescifrable
Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
De su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres. La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro,
Pero en algún recodo de tu encierro
Puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas está Dios, que acecha.
JORGE LUIS BORGES
Notas
Presentación
[1] Adoptamos esta fonetización (entre otras como I King, Yi King, Yi Ching) por ser la más difundida en Occidente, aunque a veces la variemos recordando que ha de pronunciarse Yi Ching (la y como se pronuncia en España en la palabra yo). En general tuvimos que renunciar a una fonetización más concorde con nuestra lengua, debido a la ya muy aceptada de Wade-Giles, más adaptable al idioma inglés (V. indicaciones fonéticas al comienzo del Libro primero). Con respecto al título de nuestro libro se encontrarán mayores referencias más adelante.
[2] Needham debe su doble fama a sus aportes a la bioquímica y embriología y a su apasionada dedicación a los estudios sinológicos que dieron un fruto sin precedentes en la obra enciclopédica Science & Civilization in China (Cambridge University Press, 1954 y sigs.). Una singular atención al I Ching se advierte también en importantes instituciones, desde el Musée Guimet de París (que entre 1885 y 1893 publicó en francés la voluminosa traducción de P. L. F. Philastre) hasta la Fundación Bollingen que en Estados Unidos subvencionó la versión inglesa de la versión Wilhelm y la publicación en inglés de los comentarios de Hellmut Wilhelm, y el Instituto Tecnológico de Massachusetts que en 1968 publicó The man of many qualities —a legacy of the I Ching, de R. G. S. Siu.
[3] Así, como jerarquía ética, debe entenderse en el texto la constante división entre hombres “nobles” e “innobles” o vulgares. El libro se dirige fundamentalmente al “noble” que, en otras versiones, se traduce por el “hombre superior”, ya cercano al “hombre verdadero” de las tradiciones esotéricas.
[4] Ya en 1703 Leibniz declara su sorpresa frente a la total coincidencia matemática de la estructura y ordenamiento de los hexagramas del I Ching con el sistema numérico binario ideado por él (para fines diferentes), coincidencia descubierta gracias a su relación epistolar con el Padre Bouvet, misionero en Pekín. Esto sucedió ciento treinta años antes de conocerse en Europa una primera versión del