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Robert Gerwarth - Los vencidos

Aquí puedes leer online Robert Gerwarth - Los vencidos texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2016, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Robert Gerwarth Los vencidos
  • Libro:
    Los vencidos
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2016
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Los vencidos: resumen, descripción y anotación

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Agradecimientos

Escribir un libro donde el centro del escenario lo ocupa la violencia masiva a unos niveles atroces puede ser una tarea solitaria y al mismo tiempo deprimente. Sin embargo, a pesar de lo terrible del argumento de este libro, el proceso de investigación y de escritura ha sido enormemente enriquecedor, e incluso agradable, en gran parte porque he emprendido ambas tareas en la buena compañía de un gran número de colegas y de amigos que han sido una fuente de inspiración para mí, y porque todos ellos han contribuido de una forma u otra a que el libro llegara a buen fin. Desde que hace diez años empecé a pensar por primera vez en los temas sobre los que se sustenta este libro, he acumulado más deudas de gratitud de las que espero poder saldar algún día. Dar las gracias a algunas personas que me han ayudado a lo largo del camino no es más que un reconocimiento público de esas deudas.

Durante los últimos ocho años he tenido la suerte de vivir y trabajar en Dublín, que posiblemente sea uno de los lugares más dinámicos para el estudio de la Primera Guerra Mundial, y de los conflictos modernos más en general. Mis incontables conversaciones con mis colegas y amigos afincados en Dublín —entre los que cabe destacar a John Horne, William Mulligan y Alan Kramer— me han ayudado enormemente a sacar punta a algunos de mis argumentos, y a desechar otros. Entre 2007 y 2009, John Horne y yo dirigimos un proyecto sobre la violencia paramilitar a partir de 1918, financiado por el Irish Research Council, que supuso el punto de partida de un largo periodo de reflexión sobre en qué momento exactamente concluyó la Gran Guerra. A eso le siguió, entre 2009 y 2014, un proyecto sobre la «posguerra» de Europa, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, una iniciativa que he tenido el gran privilegio de dirigir. Fue sobre todo durante ese periodo cuando cobraron forma las ideas que recorren todo el libro. Eso fue posible en parte gracias a que tuve el placer de trabajar en el Centro de Estudios sobre la Guerra del University College de Dublín con doce estudiantes de posdoctorado de gran talento, todos ellos expertos en ese periodo, y que desde entonces han emprendido sus respectivas y estelares carreras académicas: Tomas Balkelis, Julia Eichenberg, Maria Falina, Mark Jones, Matthew Lewis, James Matthews, Matteo Millan, John Paul Newman, Mercedes Peñalba-Sotorrio, Gajendra Singh, Dmitar Tasi ć y U ğ ur Ümit Üngör. No me habría sido posible escribir este libro sin la importante investigación empírica sobre unas áreas geográficas tan diversas como los Balcanes, los estados del Báltico, Alemania, la India, Irlanda, Italia, el Imperio otomano, Palestina, Polonia y España que han llevado a cabo estos estudiantes.

Además del constante flujo de material empírico novedoso que surgía del trabajo de todos mis colaboradores, también celebramos una serie de seminarios temáticos quincenales en Dublín, en la que participaron docenas de expertos internacionales sobre historia europea y mundial de ese periodo. Todos los conferenciantes invitados participaron directamente en nuestros debates, igual que los historiadores que asistieron a alguno de los numerosos congresos internacionales sobre el periodo de «posguerra» que se celebraron en Dublín o en otras universidades de todo el mundo. Estoy especialmente agradecido a mis dos gestoras de investigación en Dublín, Christina Griessler y Suzanne d’Arcy, por las muchas horas de trabajo que dedicaron a la organización de dichos eventos, así como a la generosidad de los anfitriones de mis talleres y congresos temáticos que se celebraron en Moscú (Nikolaus Katzer), Buenos Aires (María Inés Tato) y Perth, Australia Occidental (Mark Edele). Muy recientemente, Rudolf Ku č era tuvo la gran amabilidad de invitarme a inaugurar un congreso en la Academia de Ciencias de la República Checa en Praga con una conferencia de apertura sobre la violencia de la «posguerra», seguida de un exhaustivo debate.

Asimismo, quisiera dar las gracias a la Fundación Harry Frank Guggenheim y al Consejo Europeo de Investigación por financiar a un importante número de extraordinarios ayudantes de investigación, que me han proporcionado un flujo constante de documentos fundamentales y de traducciones de la literatura más reciente sobre la materia en idiomas que desconozco. Cualquier autor que intente ofrecer un relato coherente sobre los estados derrotados de Europa al final de la Gran Guerra tiene que afrontar el reto de escribir sobre extensas regiones habitadas por unos pueblos que hablan más lenguas de las que cualquier erudito sería capaz de dominar: del ruso al húngaro, del búlgaro al alemán, y del ucraniano al turco. La lista se alarga aún más cuando se incluyen los países que oficialmente ganaron la guerra, pero que acabaron sintiendo que habían perdido la paz. En la medida de lo posible, he intentado incorporar la excelente literatura especializada que se ha producido en esos distintos idiomas —una tarea que no habría podido abordarse sin la sustancial colaboración de numerosas personas que me ayudaron a superar las barreras del idioma, al traducir importantes trabajos académicos y otras fuentes de documentación en dichos idiomas, o simplemente al compartir conmigo los importantes resultados de sus investigaciones.

En particular, me gustaría agradecer la ayuda de Jan Bockelmann en Berlín, de Dmitar Tasi ć en Belgrado, de Nikolái Vukov en Sofía, y de Spiros Kakouriotis en Atenas. Lo mismo cabe decir de Ursula Falch, que recopiló un gran número de documentos en distintos archivos de Innsbruck, Viena y Linz; de Eric Weaver (Budapest); y de Matteo Pasetti (por brindarme sus consejos como experto y sus traducciones de importantes textos en italiano). Al mismo tiempo, Rudolf Mark y Katja Bruisch, del Instituto Histórico Alemán en Moscú, me ayudaron a localizar importantes textos en ruso y fuentes visuales en aquel país.

Además, me he beneficiado inmensamente de tantos años de estrecha colaboración con Ryan Gingeras y U ğ ur Ümit Üngör —dos de los mejores expertos de su generación en el Imperio otomano tardío—. En Estambul, Ayhan Aktar me proporcionó, con el entusiasmo que le caracteriza, documentos sobre el «intercambio de población» entre Grecia y Turquía, y asesoramiento adicional en la materia. Pieter Judson me envió generosamente el manuscrito de su último libro sobre el Imperio austrohúngaro antes de su publicación, mientras que Ronald Suny tuvo la amabilidad de compartir conmigo gran cantidad de trabajos suyos, publicados e inéditos.

Una parte del trabajo conceptual inicial pare ese libro se llevó a cabo en el Institute for Advanced Study de la Universidad de Princeton, un paraíso para cualquier investigador. Allí tuve la inmensa suerte de pasar largos ratos en compañía de Mustafá Aksakal y William Hagen, con los que tuve inspiradoras charlas sobre nuestro común interés por el fin de los imperios continentales europeos. En 2014, inicié la redacción en el Instituto Universitario Europeo, donde tuve la suerte de estar varios meses gracias a una beca Fernand Braudel, y de disfrutar de la compañía intelectual de Dirk Moses, Pieter Judson, Lucy Riall y Tara Zahra. Muchísimas gracias a todos por su hospitalidad y su aportación crítica.

Además, varios colegas y amigos míos dedicaron generosamente su tiempo a leer distintas partes del manuscrito: Béla Bodó, Jochen Böhler, Nicholas Doumanis, Roy Foster, John Horne, Stephan Malinowski, Hartmut Pogge von Strandmann, Felix Schnell y Leonard V. Smith me brindaron amplias sugerencias después de leer los primeros borradores, me ayudaron a eliminar errores, y reforzaron algunos de los argumentos. Huelga decir que cualesquiera errores de documentación o de apreciación que puedan subsistir en este libro cabe atribuírmelos enteramente a mí.

La investigación para este libro me ha llevado a recorrer distintos archivos de toda Europa, y quisiera dar las gracias al personal de todos ellos. Estoy particularmente agradecido a la familia Starhemberg por concederme acceso sin restricciones a los papeles personales de Ernst Rüdiger Starhemberg que se conservan en el Oberösterreichisches Landesarchiv de Linz. En el Instituto Herder de Marburgo, donde tuve el privilegio de pasar un semestre gracias a una beca de investigación de la Fundación Alexander von Humboldt, pude contar con los expertos consejos de Dorothee Goeze y Peter Wörster, que me guiaron magistralmente por los extensos fondos del Instituto referentes a los combates que siguieron a la Gran Guerra en los estados del Báltico. Les doy las gracias de todo corazón, a ellos y a Peter Haslinger, director del Instituto Herder, mi maravilloso anfitrión en Marburgo.

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