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Primera edición: febrero de 2017
D.R. © Isabel Clúa Ginés
D.R. © de la Presentación: Noemí Novell Monroy
D.R. © Colección GenPop: Noemí Novell Monroy
D.R. © Logotipos Colección GenPop: Marco Antonio Álvarez Guzmán
Trabajo realizado con el apoyo del programa UNAM-DGAPA-PAPIME . Proyecto PAPIME PE400914 “Estudios críticos sobre géneros populares”.
Este libro también participa del proyecto “Teoría de las emociones y el género en la cultura popular del siglo XXI ” (FEM2014-57076-P).
D.R. © 2017, Bonilla Artigas Editores S.A. de C.V.
Cerro Tres Marías número 354
Col. Campestre Churubusco, C.P. 04200
Ciudad de México
www.libreriabonilla.com.mx
D.R. © 2017, Universidad Nacional Autónoma de México,
Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México
Cuidado de la edición: Bonilla Artigas Editores
Diseño de portada: Teresita Rodríguez Love
ISBN: 978-607-8450-79-4
A menos que se indique lo contrario en la bibliografía o en el texto, las traducciones de los fragmentos en inglés estuvieron a cargo de Jimena Ramírez Martín del Campo y Gonzalo del Águila Vargas. Jimena Ramírez también participó en el cuidado editorial.
Nota del editor: A lo largo del libro hay hipervínculos que nos llevan directamente a páginas web. Aquellos que al cierre de esta edición seguían en funcionamiento están marcadas en color azul y con el hipervínculo funcionando. Cuando el vínculo ya no está en línea, se deja con su dirección completa: , sin estar en azul.
Hecho en México
Contenido
Presentación
Los productos literarios, cinematográficos, televisivos, de narrativa gráfica, etc., de géneros populares —como el terror, la ciencia ficción, el romance, el criminal, el western y la fantasía— son ampliamente leídos, vistos, comentados, consumidos. Se puede afirmar, incluso, que están más presentes en la vida cotidiana de un mayor número de personas que los textos canónicos. Esto se debe, por lo menos parcialmente, a un asunto de accesibilidad a unos u otros. Y, desde el ámbito universitario, nos obliga a observarlos con diversos fines: intentar revelar qué nos atrae a ellos; descubrir sus mecánicas de funcionamiento; analizar cómo son capaces de solapar al tiempo que rebelarse ante patrones y estereotipos socioculturales; profundizar en cómo afectan a sus receptores; estudiar sus relaciones con los textos de alta cultura, habitualmente abordados en las universidades, y cómo los alimentan y se retroalimentan de ellos.
Estos objetivos no son los únicos, pero sí son parte de lo que da origen y sustento a esta colección de libros didácticos. Si bien el estudio formal y sistemático de los géneros populares en sus diversas manifestaciones no es nuevo, en español no ha tenido un desarrollo tan amplio. Así pues, con este proyecto buscamos aportar metodologías y análisis críticos sobre textos culturales de alcance masivo que tienen un funcionamiento particular pero no ajeno a los estudios literarios tradicionales. Consideramos que dichos textos son un campo fértil de disputa ideológica, de provocación de emociones, de entretenimiento, que, si bien parecerían estar vacíos de significado precisamente por su vasta difusión y su funcionamiento en general formulario, se convierten, una vez que se les lee con atención, en objetos cruciales para comprender, debatir y mejorar el mundo, la sociedad y la cultura en los que vivimos.
Noemí Novell
1. Límites genéricos de la fantasía
Como cualquier otro género, la fantasía plantea un buen número de desafíos teóricos que tienen que ver con la noción misma de género literario. Aunque la clasificación de especies literarias tiene una tradición que se remonta a los orígenes de la reflexión sobre la literatura, la definición genérica resulta un proceso bastante más complejo que reconocer una serie de rasgos formales y temáticos que una serie de textos comparten y en virtud de la cual se agrupan de manera estable. La complejidad de este proceso tiene que ver con dos asuntos de índole diversa. Por un lado, como señala Derrida en su clásico “La ley del género” (“La loi du genre”, 1986), delimitar un género, cualquier género, implica una lógica de pureza e impureza que es totalmente tautológica: se necesita un afuera, una serie de textos genéricamente impuros, para poder sostener la pureza teórica del género; de ahí que el autor replantee la relación entre texto/género y proponga más que la pertenencia de un texto a un género, la participación del texto en ciertos modelos genéricos. La idea de participación es también útil si nos desplazamos a un ámbito más pragmático: tal y como las teorizaciones en el campo del cine nos han hecho ver, el género dista mucho de ser un simple contenedor en el que agrupar textos parecidos; es una etiqueta que no s ó lo regula la producción y circulación de los textos sino que también, como señala Altman (2000), se vincula a una suerte de contrato espectatorial que activa el horizonte de expectativas de la audiencia y determina, por tanto, la recepción del texto. Así pues, el género resulta ser uno de los marcadores más evidentes que opera sobre los textos culturales y determina no s ó lo la configuración y recepción de los textos sino también su posición dentro del campo cultural.
Este aspecto es especialmente de interés cuando nos enfrentamos con ficciones populares, que a menudo están muy próximas a las variaciones del mercado y donde, por tanto, la “etiqueta genérica” suele intervenir de manera clara en su comercialización y promoción. Esa adscripción de los textos a un género popular arrastra, además, inferencias relativas a su valor cultural; los géneros populares tienden a asociarse a la fórmula, el cliché y por ende a una escasa originalidad y menor valor estético, mientras que la literatura de calidad suele ser presentada como una escritura sin adscripción genérica precisamente por lo contrario, es decir, por romper con cualquier marca preestablecida merced a su carácter innovador y original, lo que se asocia a un mayor valor estético. Estas inferencias son, cuando menos, inexactas, lo que no quita que sean recurrentes en nuestro sistema cultural.
Acometer la clarificación genérica de la fantasía —en tanto que género popular— implica asumir estas advertencias previas pero al mismo tiempo plantea algunas dificultades adicionales que voy a tratar de esbozar y deslindar a continuación. La primera tiene que ver con la propia denominación del género: como se puede apreciar, estoy utilizando la forma “fantasía” y no “literatura fantástica” puesto que este segundo término tiene dos problemas; en términos generales, como señala Pitarch (2008),