INTRODUCCIÓN
Ser un muggle es aburrido. Muy aburrido. Es mucho mejor ser un friki. Ser friki es divertido, profundo y burbujeante. Ser friki es dejarse llevar por eso que los anglosajones llaman el «sentido de la maravilla». Es abrir una puerta y que al otro lado pueda ocurrir… ¡cualquier cosa!
Y es que cuando nos sumergimos en un libro, una película, un juego, una serie… o en cualquier tipo de historia relacionada con la ciencia ficción, la fantasía o el terror, todo es posible. Las aburridas leyes físicas, tan lógicas y predecibles, pueden irse a freír espárragos, y nuestro cerebro ser bombardeado por las más alocadas ideas y aventuras. Y el placer, la emoción creada por la sorpresa y la curiosidad de no saber qué va a pasar ni cómo nos hace disfrutar como enanos, pasarlo de miedo y alucinar. Es el «sentido de la maravilla», la magia, la fantasía ¡o como lo quieras llamar!
En este libro te cuento algunos consejos para trasladar esa magia a la vida real y compartirla con tus hijos, abriendo una nueva dimensión en la rutina de cada día. No se trata SÓLO de convertirlos en frikis, de compartir frikadas y de hacer que acaben babeando como tú con algunas películas, series, juegos o personajes. Es ir más allá y hacer de su infancia algo fascinante y mágico. Es compartir tiempo con ellos, que a fin de cuentas es lo único que quieren, y que tanto ellos como tú os lo paséis bien en la cocina, el cine, la biblioteca, de viaje… ¡en todas partes! En suma, es una guía para construir puentes que después, en la vida adulta, podáis transitar juntos.
Yo soy friki. Y estoy orgullosa de ello. Y soy mamá. Y también me siento orgullosa por ello. ¿Y tú…? ¿Estás dispuesta a abrir una brecha de fantasía en la monótona realidad?
Test Y TÚ, ¿ERES UNA MUGGLE O UNA FRIKI?
Por si no lo sabes y la respuesta a la pregunta no te deja dormir y atormenta tu espíritu, aquí tienes un sencillo y absurdo test que te ayudará a descubrirlo en un momentillo.
¿Qué haces al llegar a casa?
A: Te dejas caer en el sofá para ver la tele. Probablemente tienes una tele en el salón y otra en el dormitorio. Puede que tengas otros aparatos de televisión repartidos por la casa. Te da igual lo que emitan. Sueles dormirte con el encefalograma plano, acunada por el runrún de la televisión, y te has acostumbrado a limpiarte las babas cuando te despiertas. Mientras ves la tele, tus hijos pululan a tu alrededor y no sabes lo que hacen ni te importa.
B: Preparas la merienda a tus hijos, los bañas / les ordenas que se duchen, haces sus deberes / les invitas a hacer sus deberes, haces la cena de la familia, acuestas a los hijos / intentas que se vayan a dormir. Luego preparas el desayuno, coses y lavas la ropa delicada a mano. Cuando tus hijos pululan a tu alrededor, el cansancio es tan grande que ya no sabes lo que hacen ni te importa.
C: Buscas desesperada el libro que estabas leyendo para poder enterarte de qué narices le pasa al protagonista. Quizá te pones el último episodio de la serie que estás siguiendo. Tus hijos pululan a tu alrededor y no sabes lo que hacen ni te importa.
¿Qué libros tienes en casa?
A: La guía telefónica y gracias. Ah, no, ¡calla! Que desde que existe internet, ya ni eso. A lo mejor tienes una revista de cotilleo de cuando murió Lady Di y un folleto del Alcampo.
B: Libros de recetas, bricolaje y los de texto de los niños.
C: Libros de todo tipo. De hecho tienes tantos que las estanterías están combadas y vives con el temor de que se rompan y al hacerlo los libros se caigan y se desordenen y se pierda el orden alfabético y por temas que instauraste lustros ha. Tienes también una doble o triple fila de libros en cada estante. Ya no sabes dónde meter tanto libro y has comprado tantas estanterías a lo largo de los años que te sabes de memoria las dimensiones de la serie Billy de Ikea.
¿En qué consisten tus momentos de ocio habituales?
A: Ves la tele. En ocasiones paseas.
B: Vas al parque a ver cómo juega tu hijo. En ocasiones especiales frecuentas los chiquiparks y las piscinas de bolas.
C: Lees, ves series de televisión, películas, te enganchas al ordenador. Juegas, en ocasiones en piscinas de bolas.
¿De qué tratan tus conversaciones habitualmente?
A: Giran en torno al fútbol, la vecina (la Paqui, ésa-que–se–ha–liado–con–Tomás), el largo de la falda de la hija de la Paqui. El jefe. Belén Esteban. El tiempo atmosférico.
B: Discutes sobre si le pones cebolla o no a la tortilla, de qué color son las cacas de tu bebé o de la cara de tu hijo adolescente cuando vuelve de farra. Hablas del tiempo que hace que no vas a la peluquería.
C: Analizas el uso de la música y del sonido en «Breaking Bad», cuentas las explosiones de la última película de Christopher Nolan, te preguntas por el regreso de «Twin Peaks» y discutes sobre si Heinlein era o no un facha. A menudo hablas de viajes en el tiempo.
¿Qué bebes habitualmente?
A: Agua y cerveza.
B: Leche (a veces de soja). Agua.
C: Cerveza artesana. Litros de Coca-Cola.
Mayoría de respuestas A:
¡Oh, Dios! ¡Eres una muggle de manual! ¡Una muggle de tomo y lomo! Y, probablemente, una trabajadora agotada. Si eres feliz, ¿quién soy yo para convencerte de las bondades del frikismo? Pero, eso sí, ¡necesitas este libro! Está lleno de ideas para entretenerte cuando te aburras. Y además, aún hay esperanza para ti. Esperanza en forma de… este libro.
En el peor de los casos, al menos habrás roto con tu rutina y abierto una brecha en la mediocre y aburrida realidad mientras lo lees.