Pedro Abelardo - Sí y No
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- Libro:Sí y No
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- Editor:ePubLibre
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- Año:1121
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Sí y No: resumen, descripción y anotación
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DE LIBROS APÓCRIFOS
En primer lugar declaramos que fue y debe ser eternamente condenado el Sínodo de Sirmio, convocado por César Constancio, hijo de Constantino, presidido por el prefecto Tauro.
También el Itinerario, con el nombre del apóstol Pedro, que se llama libro VIII de San Clemente | Apócrifo |
Hechos, con el nombre del apóstol Andrés | Apócrifo |
Hechos, con el nombre del apóstol Tomás | Apócrifo |
Hechos, con el nombre del apóstol Pedro | Apócrifo |
Hechos, con el nombre del apóstol Felipe | Apócrifo |
Evangelios, con el nombre de Tadeo | Apócrifo |
Evangelios con el nombre del apóstol Bernabé | Apócrifo |
Evangelios del apóstol Tomás, que utilizan los maniqueos | Apócrifo |
Evangelios con el nombre del apóstol Bartolomé | Apócrifo |
Evangelios con el nombre del apóstol Andrés | Apócrifo |
Evangelios que falsificó Luciano | Apócrifo |
Evangelios que falsificó Hesiquio | Apócrifo |
Libro de la infancia del Salvador | Apócrifo |
Libro sobre el nacimiento del Salvador y de santa María, o la partera del Salvador | Apócrifo |
Libro llamado del Pastor | Apócrifo |
Todos los libros que compuso Leucio, discípulo del diablo | Apócrifos |
El libro que es llamado El Fundamento | Apócrifo |
El libro que es llamado El Tesoro | Apócrifo |
El libro que trata sobre las hijas de Adán o Génesis | Apócrifo |
El Centón sobre Cristo, compuesto en versos virgilianos | Apócrifo |
El libro que es llamado Hechos de Tecla y Pablo | Apócrifo |
El libro que es llamado de Nepote | Apócrifo |
El libro de proverbios escrito por herejes y firmado con el nombre de san Sixto | Apócrifo |
Revelación, que es llamada de Pablo | Apócrifo |
Revelación que es llamada del apóstol Tomás | Apócrifo |
Revelación, que es llamada de Esteban | Apócrifo |
El libro que es llamado El tránsito de santa María | Apócrifo |
El libro que es llamado La penitencia de Adán | Apócrifo |
El libro con el nombre del gigante Gog, que los herejes afirman que luchó con el dragón después del Diluvio | Apócrifo |
El libro que es llamado El testamento de Job | Apócrifo |
El libro que es llamado La penitencia de Orígenes | Apócrifo |
El libro que es llamado la penitencia de Cipriano | Apócrifo |
El libro que es llamado de Jamne y Mambre | Apócrifo |
El libro que es llamado Suerte de los apóstoles | Apócrifo |
El libro que es llamado Alabanza de los apóstoles | Apócrifo |
El libro que es llamado Cánones de los apóstoles | Apócrifo |
El libro El Fisiólogo, escrito por herejes y firmado con el nombre de Ambrosio | Apócrifo |
La historia de Eusebio Pánfilo | Apócrifo |
Los opúsculos de Tertuliano, el Africano | Apócrifos |
Los opúsculos de Postuminao y Galo | Apócrifos |
Los opúsculo de Montano, Priscila y Maximila | Apócrifos |
Todos los opúsculos del maniqueo Fausto | Apócrifos |
Los opúsculos del otro Clemente alejandrino | Apócrifos |
Los opúsculos de Casiano, sacerdote de las Galias | Apócrifos |
Los opúsculos de Victorino de Poitiers | Apócrifos |
Los opúsculos de Fausto, regente de las Galias | Apócrifos |
Los opúsculos de Frumencio | Apócrifos |
Las cartas de Abgaro a Jesús y de Jesús a Abgaro | Apócrifo |
La pasión de Quirico y Julita | Apócrifo |
La pasión de Jorge | Apócrifo |
Los escritos que son llamados la Contradicción de Salomón | Apócrifos |
Todas las filacterias, que fueron compuestas no por un ángel sino más bien por un demonio | Apócrifos |
Éstos y otros escritos similares, como los de Simón Mago, Nicolás, Cerinto, Marción, Basílides, Ebión, Pablo de Samosata, Fotino y Donoso, que adolecieron de errores similares, también Montano con sus obscenos secuaces, Apolinar, Valentín el maniqueo, Fausto, Sabelio, Arrio, Macedonio, Eunomio, Novato, Sabacio, Calisto, Donato, Eustacio, Joviano, Pelagio, Juliano de Eclana, Celestino, Maximiano, Prisciliano, de España, Lampedio, Dióscoro, Eutiques, Pedro y el otro Pedro, uno de los cuales mancilló a Alejandría y el otro a Antioquía, Acacio de Constantinopla y sus partidarios, y además todas las herejías, que enseñaron o escribieron ellos y sus discípulos y otros cismáticos, cuyos nombres no retenemos, no sólo son repudiados sino también eliminados por toda la Iglesia católica romana; ellos con sus autores y los secuaces de los autores, afirmamos que deben ser condenados con el indisoluble vínculo de un eterno anatema.
SOBRE LOS LIBROS AUTÉNTICOS
La Santa Iglesia romana, después de aquellas escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento que hemos aceptado en forma regular, no prohíbe que se reciban también éstas:
Del Santo Sínodo Niceno, donde 318 Padres, presididos por el emperador Constantino Magno, condenaron al hereje Arrio.
Del Santo Sínodo de Constantinopla, presidido por Teodosio Augusto, en el cual el hereje Macedio recibió la debida condena.
Del Santo Sínodo de Éfeso, en el cual fue condenado Nestorio, con acuerdo del bienaventurado papa Celestino, presidido por Cirilo de Alejandría, obispo de la sede, y por el obispo Arcadio, delegado desde Latalia.
Del Santo Sínodo de Calcedonia, presidido por Marciano Augusto y por Anatolio, obispo de Constantinopla, en el cual fueron condenadas las herejías de Nestorio y Eutiquio, juntamente con la de Dióscoro y sus seguidores.
Y si hay algunos concilios convocados por santos padres hasta aquí, de menos autoridad que estos cuatro, decretamos que sean recibidos y conservados.
También debemos añadir obras de santos padres recibidas en la Iglesia católica:
Las obras del bienaventurado Cipriano, mártir y obispo de Cartago.
También las obras del bienaventurado obispo Gregorio Nacianceno.
Y las obras del bienaventurado Basilio, obispo de Capadocia.
Y las obras del bienaventurado Atanasio, obispo de Alejandría.
Y las obras del bienaventurado Hilario, obispo de Poitiers.
Y las obras del bienaventurado Jerónimo, presbítero.
Y las obras del bienaventurado Juan, obispo de Constantinopla.
Y las obras del bienaventurado Teófilo, obispo de Alejandría.
Y las obras del bienaventurado Cirilo, obispo de Alejandría.
Y las obras del bienaventurado Ambrosio, obispo de Milán.
Y las obras del bienaventurado Agustín, obispo de Hipona.
Y las obras del bienaventurado Próspero, varón religiosísimo.
Y la carta del bienaventurado papa León dirigida a Flaviano, obispo de Constantinopla: si alguien niega alguna parte, aunque sea pequeña, y no la acepta completa conveneración, sea anatema.
También decretamos que deben leerse las obras y tratados de todos los padres ortodoxos, que no se desviaron en nada de la enseñanza de la santa Iglesia romana y no fueron separados de su fiel predicación, sino que, por la gracia de Dios, fueron partícipes de su comunión hasta el último día de su vida.
También han de recibirse con veneración las cartas decretales, que los muy bienaventurados papas en diversas ocasiones dirigieron desde la ciudad de Roma para consuelo de diversos padres.
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