• Quejarse

Osvaldo Bayer - Severino Di Giovanni

Aquí puedes leer online Osvaldo Bayer - Severino Di Giovanni texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2018, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Osvaldo Bayer Severino Di Giovanni
  • Libro:
    Severino Di Giovanni
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2018
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Severino Di Giovanni: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Severino Di Giovanni" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Osvaldo Bayer: otros libros del autor


¿Quién escribió Severino Di Giovanni? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Severino Di Giovanni — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Severino Di Giovanni " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Palabras previas

La primera edición de Severino Di Giovanni apareció en enero de 1970. En 1973, durante el gobierno peronista de Raúl Lastrini se le aplicó el curioso decreto 1774. Desde ese momento desapareció de las librerías. Luego vinieron los años del silencio, difíciles y trágicos.

El libro pudo reeditarse cinco años después de la caída de la dictadura militar. El tiempo debía sazonar un poco las ideas en discusión luego del drama argentino. Hoy, creo que la historia de este hombre puede servir otra vez para la discusión. Los escenarios y los poderes de la década del veinte no han cambiado en demasía. Lo que la sociedad establecida hizo con Severino se repitió luego miles de veces en la década del setenta. Quien lea estas páginas encontrará sinonimias y similitudes en destinos, luchas, métodos y una sociedad dispuesta a defender sus prerrogativas con todas las armas, con el correctivo implacable y con cada vez más impiedad.

La presente edición, si bien mantiene las líneas generales del primer libro, está engrosada con una serie de documentos nuevos hallados en archivos europeos, con nuevos testimonios de sobrevivientes —que se decidieron a hablar con el autor después de la aparición de la primera edición— y con más cartas y escritos del anarquista italiano. El libro aumentó peligrosamente de páginas y no todo pudo ser transcripto, pero está lo fundamental. Es increíble la profusión de escritos que dejó este hombre fusilado a los 29 años de edad.

Serían muchas las páginas que tendría que llenar con los nombres de todos aquellos que me ayudaron en la investigación. En representación de todos ellos nombraré sólo a Tomás Viri, incansable pesquisa de huellas que el tiempo había ya casi borrado; a la profesora María de Luján Leiva, especializada en bibliografía y documentación del período fascista italiano, a quien debo muchas pistas; al Instituto de Historia Social de Amsterdam y al Archivo Berneri de Pistoia, Italia, que me prestaron una invalorable ayuda.

Preludio antes de entrar en la tragedia
de un hombre: la investigación
y la frivolidad histórica

Cuando en los años sesenta Félix Luna me propuso hacer la nota de los «anarquistas pistoleros» para la revista histórica que él dirige, no sentí la alegría que tuve en otras oportunidades en que empezaba a gozar de antemano con la investigación de tal o cual tema. Creí que el asunto iba a ser árido, ramplón, de pura crónica policial, con personajes un tanto fabricados para el sensacionalismo periodístico y para agrandar la figura de tal o cual hábil comisario o jefe de policía.

Muy poco o nada sabía sobre Severino Di Giovanni: apenas había leído una nota en una revista semanal de moda, donde el periodista no se tomó el trabajo de verificar los datos ni siquiera en la versión policial de los diarios de la época, luego, periódicos artículos de la crónica roja de un vespertino en los que se hacía la historia de la delincuencia y de los asaltos, refritos llenos de errores —de fecha, lugar y autoría— realizados evidentemente sobre la base de recortes de publicaciones anteriores, en los que sus autores trabajan de acuerdo a lo que recordaban o lo que les contaban, pero sin aplicar ninguna disciplina investigativa.

Artículos periodísticos de esta clase —tal cual se hacen ahora, en esta época de la falta de tiempo y falta de vocación y de ganas de investigar— hacen un mal incalculable porque siguen repitiendo la historia oficial. Tal vez pueda haber una cierta comprensión o disculpa cuando esos artículos son producto de urgencias periodísticas sin mayor responsabilidad. Pero lo que no se puede disculpar es que autores de significación, intelectuales consagrados —para llamarlos como los califican en los medios del establishment— sigan a pie juntillas repitiendo los argumentos que un si tiempo se utilizaron para acomodar la historia al gusto de la denominada opinión pública.

Ernesto Sabato, por ejemplo, es uno de los que más ha ayudado a tergiversar la figura de Severino Di Giovanni. Para eso le bastó vestirlo con camisas de seda. En el libro Sobre héroes y tumbas podemos leer: «Pues criollos de éstos ya vi muchos en los sindicatos anarquistas del puerto o en las playas del frigorífico, y entre ellos aquél llamado Vallejos que se desvaneció de hambre en la calle y a quien la policía, al registrarlo y encontrarle un billete de cien pesos le preguntó por qué con tanto dinero pasaba hambre y él respondió con tranquila dignidad: “porque esta plata, señor, es del sindicato”. Sí, había anarquistas como Vallejos. Como también hubo anarquistas como Di Giovanni que, aunque editaba con el dinero de sus asaltos las obras completas de Reclus, también vestía al fin de su vida con camisas de seda; mientras pistoleros como Ascaso y Durruti, austeros y honestos hasta su muerte al pie de sus ametralladoras en la guerra española, no guardaron para sí un solo centavo de lo que obtuvieron en sus asaltos».

La verdad es muy distinta, Eso de las camisas de seda de Di Giovanni fue una argucia del jefe de Orden Social de la Policía, comisario Garibotto, para ganar la guerra psicológica contra el luchador anarquista y ensuciar su figura. (Aprovechaba una circunstancia fortuita: habían sido detenidos dos o tres anarquistas con camisas de seda. Es que un anarquista había expropiado dos cajas de camisas en Gath y Chaves. Al abrirlas se encontró que eran nada menos que de seda —la máxima distinción en camisas de aquella época— y así, durante un tiempo, varios anarquistas —entre ellos algunos obreros del puerto— estuvieron usando camisas de seda, a falta de otras.) Pero ni los amigos ni los enemigos de Di Giovanni, ni el registro de sus ropas tanto en la quinta de Burzaco como en la Penitenciaria, dicen nada de camisas de seda. El único gusto que se dio en vida fue comprarse un sombrero negro de alas anchas, de fieltro bastante flexible, en la tienda «El buen gusto» de Torres Hnos., Asamblea 199.

Ese detalle de las camisas de seda basta para ensombrecer la figura de Di Giovanni. Un método un tanto perverso que siempre da resultados cuando se trata de menoscabar la actuación de un hombre público, más si es un luchador social. Sabato contrapone la figura de Di Giovanni con sus camisas de seda frente al sindicalista Vallejos que prefiere morirse de hambre o ante los héroes de la guerra civil española Durruti y Ascaso: «austeros y honestos». Por derivación lógica, el lector interpreta que Di Giovanni no era ni «austeros y honestos». La demonización de un personaje no sólo se logra con epítetos o calificativos sino simplemente vistiéndolos de seda. (El Cronista de la «La Nación» se atreve más que Sabato y le adjudica al anarquista «ropa interior de seda».) Otros cronistas de la época para ayudar a la satanización del personaje ante la opinión publica le llenaron los dedos de joyas y de carísimos relojes de oro con cadena relumbrante: el parte policial de su captura —ese parte que sirve para el juez pero que no es dado a publicidad para el periodismo— dice que de lo decepcionante del botín encontrado al perseguido: «un lápiz de metal blanco, un reljo de metal amarillo con cadena de igual metal adherida al mismo, un llavero chico con tres llaves, una de ellas estilo yale marca Cañón, una común y una chica, como de candado».

Después de las crónicas periodísticas la literatura fue consecuente en la destrucción del rebelde. A Sabato se agregó Beatriz Guido. En el Incendio y las vísperas es evidente que le faltaba un personaje que vistiera a la novela. Y qué mejor que el fusilado para hacer temblar a los buscadores de emociones. Además, resultaba fácil porque es impensable que alguien pudiera levantar la voz en defensa de un sepultado para siempre. Es fácil ponerlo como paradigma de la maldad y tomarse todas las licencias literarias con él. Es un hijo de nadie. No vale la pena investigar un poco para ver si la verdad de la sociedad establecida debe seguir repitiéndose; investigar es dudar y eso es para ratas de biblioteca o para tímidos espirituales pero no para gente de éxito, para triunfadores rápidos. Beatriz Guido ni siquiera averiguó que Di Giovanni se llamaba Severino y no Salvador (para un fusilado es lo mismo). Si Sabato le adjudicaba camisas de seda, Beatriz Guido se animaba a más y le agrega una herencia de tres departamentos en Burzaco (!) y un sobrino de apellido Alcobendas. El mismo Arturo Jauretche usa a Di Giovanni para una

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Severino Di Giovanni»

Mira libros similares a Severino Di Giovanni. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Severino Di Giovanni»

Discusión, reseñas del libro Severino Di Giovanni y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.