Niall Ferguson - El imperio británico
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- Libro:El imperio británico
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2003
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El imperio británico: resumen, descripción y anotación
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El imperio británico — leer online gratis el libro completo
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¿Cómo una pequeña y lluviosa isla del norte del Atlántico pudo construir el imperio territorial más grande de la historia? El imperio británico ha sido, desde las primeras rutas marítimas y comerciales del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial y la independencia de la India, uno de los dominios más impresionantes que ha conocido la historia de la humanidad. Gracias a una magnífica flota mercantil y militar y a una innegable voluntad política, los británicos consiguieron extender su poder desde sus escarpadas costas hasta los remotos confines de Asia, África y la India, logrando una unidad geopolítica y administrativa pocas veces repetida.
Polémico y apasionado, este brillante trabajo de síntesis histórica aborda temas como el auge del consumismo provocado por la demanda de café, té, tabaco y azúcar, la mayor migración en masa de la historia, el impacto de los misioneros, el triunfo del capitalismo o la extensión de la lengua inglesa. Prestando atención a los detalles sobre el modo de vida, cultura, actividades cotidianas y costumbres de los ciudadanos de las colonias imperiales, el autor analiza cómo se construye un imperio con afán de perdurar en el tiempo, qué mecanismos se establecen para la organización de una administración transoceánica, el controvertido papel del ejército o cómo se sentaron las bases para que el comercio entre la metrópoli y las colonias fuera el nexo de unión entre culturas y modos de vida tan diversos.
Con el rigor y la originalidad que le han convertido en el más brillante historiador británico de la última generación, Niall Ferguson muestra cómo en la historia del imperio británico se encuentran numerosas lecciones aplicables a la realidad histórica de nuestros días.
Niall Ferguson
Cómo Gran Bretaña forjó el orden mundial
ePub r1.0
Titivillus 31.08.16
Título original: Empire. How Britain Made the Modern World
Niall Ferguson, 2003
Traducción: Magdalena Chocano
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Para Ken y Vivienne
[1] Por supuesto, no una colonia, sino parte del imperio económico «informal» de Gran Bretaña.
[2] La prohibición de giras deportivas a África era en realidad bastante fácil de reconciliar con las creencias imperialistas liberales de mi juventud. Parecía obvio que al negar a los negros sudafricanos derechos civiles y políticos, los afrikaners estaban simplemente mostrando sus verdaderos colores y reivindicando los esfuerzos anteriores (desgraciadamente infructuosos) de los ilustrados británicos por quebrar su dominio. Temo que nunca se me ocurrió la posibilidad de que el sistema del apartheid pudiera tener algo que ver con el dominio británico, o que los británicos practicaran alguna vez sus propios sistemas tácitos de apartheid.
[1] Los primeros bucaneros eran marineros fugados o esclavos fugitivos que ahumaban la carne, después de curarla al sol, en una sencilla barbacoa, llamada bucan por los indios.
[2] Las descripciones detalladas de las célebres incursiones de Morgan en las posesiones españolas se basan en los escritos de un holandés llamado A. O. Exquemelin, que al parecer participó en algunas de ellas. Su libro De Amerkaensche Zee-Rovers (c. 1684) fue traducido al inglés con el título de The History of the Bucaniers. Morgan puso un pleito a los editores ingleses no tanto porque Exquemelin lo acusaba de consentir las atrocidades de sus hombres como porque sugería que Morgan había sido un siervo a contrata cuando llegó al Caribe.
[3] A algunos lectores puede servirles pensar en el tiempo de vuelo actual, cambiando las semanas por horas.
[4] Factoría, como es habitual en este contexto, significa establecimiento de comercio en ultramar. La compañía no se dedicaba a la producción industrial.
[5] El destino de Byng inspiró la famosa frase de Voltaire: «En este país se considera bueno matar a un almirante de vez en cuando para animar a los demás».
[6] Los informes de la época hablan de 146 prisioneros, la mayoría de los cuales perecieron sofocados. Parece probable que el número fuera inferior, pero no hay duda de que una gran proporción murió. Era el momento más caluroso del verano indio y el «hoyo» era una mazmorra de apenas seis por cuatro metros.
[7] En cambio, los irlandeses eran la mayoría en la tropa. A principios del siglo XIX, el ejército bengalí era un 34 por ciento inglés, un 11 por ciento escocés y un 48 por ciento irlandés.
[1] Los hugonotes franceses ya habían establecido asentamientos en el territorio que más tarde se convertiría en Carolina del Sur y el norte de Florida en la década de 1560.
[2] Es importante recordar que en ese momento la costa norteamericana servía de base estratégica para las invasiones británicas del Caribe, llamado también las Indias Occidentales. De ahí el nombre habitual aunque incongruente de «indios» que se daba a los nativos de Norteamérica.
[3] En 1800 solo 3,5 millones de 13,5 millones de personas en Latinoamérica eran de raza blanca, de las cuales treinta mil habían nacido en Europa (peninsulares). Los demás blancos eran americanos (criollos). Hacia 1820, alrededor de una cuarta parte de la población de Latinoamérica te nía un origen racial mixto.
[4] Otro estímulo más para atraer emigrantes emprendedores a América fue la fundación de Georgia como asilo para deudores en 1732.
[5] Hacia finales del siglo XIX cerca de tres cuartas partes de la población de Gran Bretaña vivía en Inglaterra, en comparación con la cuarta parte de Escocia y la cuarta parte de Irlanda. En cambio, en el imperio los ingleses representaban apenas la mitad de los colonos. Los escoceses representaban en Nueva Zelanda cerca del 23 por ciento de la población nacida en Gran Bretaña, el 21 por ciento en Canadá y el 15 por ciento en Australia. Los irlandeses constituían el 21 por ciento de los nacidos en Gran Bretaña en Canadá y Nueva Zelanda, y el 27 por ciento en Australia.
[6] Este era el promedio de la tasa de mortalidad durante todo el período de la trata de esclavos británica (1662-1807). En las décadas anteriores la tasa fue de casi uno de cada cuatro. Como relata Newton, los esclavos estaban encadenados de manera permanente, yaciendo como libros en un estante en repisas de apenas dos pies y medio de alto. Sin embargo, la tasa de mortalidad de los tripulantes de las naves esclavistas era aún más alta, cerca del 17 por ciento en la segunda mitad del siglo XVIII. De ahí el can to de los marineros: «Ten cuidado y cuídate de la bahía de Benin, por uno que sale, hay cuarenta que se quedan».
[7] En Virginia se legisló en 1662 que los hijos mulatos de mujeres esclavas debían ser también esclavos; y en 1705 se prohibió el matrimonio de personas de razas diferentes.
[8] Primero a Nueva Escocia y después a Sierra Leona.
[9] Esta no era una proyección irreal. En 1700 la población de la Norteamérica británica había sido de cerca de 265.000; hacia 1750 era de 1,2 millones, y hacia 1770 era de 2,3, superior a la población de Escocia.
[10] «No había quien tuviera un aspecto más tosco, torpe y sin gracia que el suyo. Dos ojos grandes y protuberantes se movían sin ninguna dirección (pues era totalmente miope), una boca ancha de labios gruesos, y un rostro hinchado le daban el aire de un trompetero ciego» (Horace Walpole).
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