• Quejarse

Miguel García-Baró - Husserl y Gadamer

Aquí puedes leer online Miguel García-Baró - Husserl y Gadamer texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Miguel García-Baró Husserl y Gadamer

Husserl y Gadamer: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Husserl y Gadamer" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Miguel García-Baró: otros libros del autor


¿Quién escribió Husserl y Gadamer? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Husserl y Gadamer — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Husserl y Gadamer " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Prefacio

Hay dentro de toda cosa la indicación de una posible plenitud.

JOSÉ ORTEGA Y GASSET, Meditaciones del Quijote

Toda la filosofía de hoy, excepto si se basa en el análisis del lenguaje (natural o artificial), es fenomenología o hermenéutica. La fenomenología la fundó Edmund Husserl en 1900; la hermenéutica la fundó Martin Heidegger —hasta cierto punto, discípulo de Husserl— en 1927, pero pasó al primer plano solo gracias a un discípulo de Heidegger, Hans-Georg Gadamer, en 1960. En realidad, hay anticipaciones de ambas tendencias contemporáneas desde Platón, pero perseguirlas sería cuento largo y, ahora mismo, poco apasionante.

Cuando Husserl fue entendido, los filósofos reaccionaron con un entusiasmo que el gremio no sentía desde las críticas kantianas, un siglo atrás. Era como si el mundo y la vida humana se ofrecieran otra vez nuevos a la mirada del asombro. Era como si en la filosofía se hubiera de pronto empezado a practicar una técnica de examen de lo real paralela a la que el expresionismo desarrollaba en la pintura. Una segunda (o quizá tercera) inocencia.

El interés mundial por la nueva filosofía alemana creció aún más cuando Heidegger publicó Ser y tiempo. Inmediatamente empezó a hablarse de una trasformación de la fenomenología en existencialismo. Hoy, una vez que los trabajos de Gadamer se han recibido ampliamente, es muy frecuente oír hablar del giro que dio la fenomenología hasta convertirse en hermenéutica.

La convicción del autor de este libro es que no hay tal giro: que una cosa es que haya pensadores que se convenzan de la superioridad de las tesis de Heidegger respecto de las de Husserl, y otra, que esta superioridad se dé realmente y sea tan global y tan decisiva como para que ya nadie pueda legítimamente preferir seguir trabajando más bien desde las bases puestas por Husserl antes que dentro del ámbito de la hermenéutica.

La fenomenología intenta captar sin supuestos previos cómo vivimos todo lo que de hecho vivimos; la hermenéutica renuncia a este programa, que no le parece sensato, y trata la vida del individuo en analogía con la interpretación de un texto. Y cuando leemos la vida y el mundo, nuestra comprensión está sostenida por un lecho de supuestos y de creencias —la tradición— al que debemos hasta las preguntas que hacemos a la vida y al mundo.

Lea el lector y piense, o sea, pregunte…

Qué es la fenomenología
La abstención filosófica

Olvide quien se adentra en este libro todo lo que crea saber de filosofía. Aquí estamos en la escuela de los viejos y auténticos cínicos (no de sus contrarios, que son a los que llamamos cínicos ahora —época de cierta confusión—). Aquellos sabios mal y poco vestidos pedían a quienes se les adherían que llegaran habiendo leído poco o, mejor todavía, habiendo logrado desaprender lo que una persona absorbe, leyendo y de mil otras maneras, en el período de su «formación», o sea, cuando más pasiva y cándidamente recibe las pautas para vivir y las presuntas grandes verdades sobre todo (el mundo, las otras personas, el bien y el mal, la divinidad. Todo). Si el lector se olvida de todo lo que ya sabe —o cree saber; por favor ¡no se me ofenda!— de filosofía, ha empezado a practicar la filosofía de Edmund Husserl: ha empezado a abstenerse. Yo, que aún no he desaprendido lo bastante pese a mi edad, recuerdo a este propósito lo que decía el joven Aristóteles: que para negarse a filosofar hay ya que filosofar. Con la fenomenología de Husserl es peor: el mismo movimiento de retirada es ya fenomenología.

La palabra está pésimamente elegida y casi parece demandar que de inmediato se abra una nota extensa a pie de página para explicarla. Pero los diccionarios de filosofía son lo último que debe manejar quien se interese fenomenológicamente por la filosofía fenomenológica. Simplemente, hay que admitir con tristeza que no es obligado que vayan a una la capacidad de pensar y la habilidad literaria, y Husserl no fue un buen escritor.

Aprovecho para adelantar que Husserl no podía pensar sin escribir, solo que en un sistema taquigráfico que apenas era de uso ni en su época. Imaginen millares y millares de cuartillas, cartones y notas cubiertos de signos claros, aislados, pero tan misteriosos como un bello ejercicio escolar de un niño chino. De todo esto está formado hoy en día el Archivo Husserl: son los innumerables papeles de un filósofo que pensaba horas cada día, muchas veces repasando con otros términos el mismo problema del día anterior: Si venía un guardia nazi a comunicarle por escrito que había dejado de ser ciudadano alemán a sus 74 años y después de haber dado a Alemania un hijo en el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, por supuesto que Husserl, en cuanto el guardia se marchaba, daba la vuelta al amenazador documento y lo aprovechaba para seguir con sus garabatos, que luego quizá trascribiera su pobre ayudante —o quizá nadie nunca.

¿Por qué la abstención es ya la filosofía fenomenológica o, sin más, la filosofía? Porque el único requisito que se pide para entrar en la filosofía, además de conocer alguna lengua natural, es la sospecha de saber siempre ya demasiado. Lo que distingue a la actividad filosófica de la actividad no filosófica es nada más que la radicalidad, la profundidad o la extensión de este abstenerse de creer que ya sabemos la verdad.

No hacen falta muchos ejemplos, pero sí alguno. El médico primitivo, allá en los tiempos de Hipócrates, suponía que el equilibrio de cuatro factores era la clave de la salud, y que el cuerpo, si enfermaba, tenía que llenarse de uno faltante y vaciarse de uno sobrante. Ponía en práctica su doctrina e iba enviando a la tumba a tantos o más pacientes como ayudaba a sanar. Es difícil distinguir si la naturaleza misma mata o cura, hagas tú lo que hagas para estimularla a curar; pero al fin llega a ser evidente que el problema de la salud no se soluciona llenando y vaciando de cuatro cositas el pobre cuerpo enfermo. ¿Y si son ocho o dieciséis o cuarenta mil los factores? ¿Y si el cambio de unos por otros, que en griego se llama metabolismo, resulta ser un mecanismo más complicado que el llenado y el vaciado? Y la Medicina va avanzando. Mantiene su idea, su ideal, su finalidad: hay que curar, y hay que hacerlo con buen método, o sea, sistemáticamente, de verdad, mejor dicho, basando la cura en la verdad sobre la enfermedad y la salud; lo que cambia en la historia de la Medicina es la conciencia de que el médico no obedece en realidad a esta idea. En consecuencia, va desaprendiendo con trabajo y, sobre todo, con una virtud que, en cuanto médico, no parece ir incluida en el currículum profesional: con humildad.

La filosofía sigue esta misma pauta, solo que respecto de la vida entera, o, mejor dicho, de la vida casi entera. Es posible que el médico esté fracasando no solo como internista sino también como marido, como padre, como amigo, como conductor de coches, como jugador de golf y como miembro de un partido político. Para solucionar un par de estos fracasos tiene a mano técnicas que debería aprender mejor. Seguramente se hace por ello la ilusión de que, para toda necesidad y para toda carencia, alguien de talento y buena voluntad haya creado o vaya a crear pronto una técnica semejante a las que permiten mejorar el rendimiento en el golf o al volante. Si su orgullo lo permite, o si se lo reclama la gravedad de su fracaso, irá al psicólogo, estudiará a distancia politología y retórica o, ya en el despeñadero de las prisas, dedicará una parte de sus tardes a alguna escuela esotérica de meditación o a alguna secta. Pero ¿y si el psicólogo no contribuye a arreglar su vida mucho más allá que la secta? Claro que es posible ir de terapeuta en terapeuta y de secta en secta, aunque crezca a la vez el complejo de ser un desastre y vaya disminuyendo este fetiche del presente, la

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Husserl y Gadamer»

Mira libros similares a Husserl y Gadamer. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Husserl y Gadamer»

Discusión, reseñas del libro Husserl y Gadamer y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.