¿POR QUÉ ESTE LIBRO?
En el año 2000 fundé la consultoría Icompani (que desde 2017 se llama Verbal No Verbal ) con la intención de prestar servicios de márquetin y comunicación corporativa, áreas que estaban relacionadas con mi formación universitaria en letras, publicidad, protocolo y relaciones públicas. Pero después de ver las problemáticas que se detectaban en la consultoría tomé conciencia de las graves carencias en habilidades que tenemos todos y que afectan a la eficacia de las organizaciones y al bienestar de las personas.
Profesionales de altísima preparación y con una gran responsabilidad en las organizaciones no tienen conciencia de su propia imagen, de cómo se relacionan con los demás, de cómo expresan —o no expresan— sus emociones. Los calificamos de personas muy inteligentes pero la realidad es que desde el punto de vista de las relaciones sociales tienen algunas carencias. La mayoría hablan bien, con la terminología adecuada y con una notable habilidad para explicar y argumentar. He tenido como alumnos abogados, maestros, escritores, periodistas con una pobre capacidad de persuasión y seducción. Siendo hábiles con la palabra, ¿dónde radica su debilidad? La mayoría de las veces, en su comunicación no verbal.
Me pareció esencial, básico, de extrema necesidad, ofrecer formación de habilidades para los profesionales de empresas privadas y públicas.
Empecé a formar decenas, cientos y, hasta hoy, miles de profesionales. Me he pasado dieciocho años revisando presentaciones, discursos, reuniones, conversaciones, reales o escenificadas, en directo o grabadas en vídeo. He analizado junto a mis alumnos lo que decían y cómo lo decían. Hemos comprobado con ellos la relación entre su lenguaje corporal y sus emociones (con frecuencia, inseguridad, angustia, hasta pánico). Y he dirigido miles de entrenamientos enfocados a los más variados objetivos.
He podido comprobar en eventos reales la eficacia de mi metodología práctica y he recibido emotivos mensajes de agradecimiento por haber ayudado a conseguir lo que cada uno se proponía.
En todos estos años, he utilizado el desarrollo de la competencia no verbal como eje principal de la conciencia comunicativa. Escribí La gran guía del lenguaje no verbal con el objetivo de proporcionar información básica y de manera divulgativa a las personas interesadas en conocer este aspecto de la comunicación humana. Me siento feliz de haber contribuido con ella a la calidad de las relaciones de miles de personas en todo el mundo.
Después de cinco años sigo creyendo absolutamente imprescindible educar a todas las personas en Inteligencia no verbal . Podemos desarrollar esta capacidad en relación a la inteligencia emocional y como un aspecto más de la inteligencia, en su sentido total. La familia, la escuela y la empresa pueden ser motores del progreso humano o de la perpetuación de conductas totalmente nocivas para la humanidad.
Con la implicación de todos, en unas pocas décadas podemos aumentar la conciencia comunicativa colectiva, lo que sin duda contribuiría a mejorar el índice de bienestar general.
INTRODUCCIÓN
Es curioso que con frecuencia descubramos, como si fueran nuevos, aspectos de la vida humana, de la naturaleza o de la comunicación que nos han acompañado desde los orígenes de la humanidad. De repente, algo viejo suena nuevo, nos sorprende y es porque lo solemos apreciar desde otro punto de vista, le damos una nueva utilidad o tenemos nuevos conocimientos sobre ello. Esto es lo que nos pasa ahora con la comunicación no verbal.
Es evidente que la comunicación no verbal ha acompañado siempre al ser humano. Los humanos nos comunicamos primero con nuestros movimientos, gestos, gritos, olores, caricias o puñetazos. Más tarde llegó la palabra, que, en la cultura occidental, ha sido valorada como la herramienta de la inteligencia humana y ha servido para formular ideas y crear teorías, como vehículo de la ciencia y la filosofía o la religión. Paralelamente, lo no verbal ha interesado especialmente a los artistas: pintores, escultores, actores, mimos, cantantes, fotógrafos... Personas con talento especial que —sin utilizar la palabra— han sido capaces de captar, interpretar y reproducir actitudes y estados de ánimo de los demás.
Pero, en general, esta sobre la importancia del lenguaje corporal en las relaciones personales.
Desde entonces, el interés en este tema es creciente. Desde Estados Unidos se expande por todo el mundo occidental una gran curiosidad por lo que decimos sin querer a través de nuestras poses y muecas. Empiezan las grandes preguntas: ¿todos los humanos expresamos de la misma manera nuestras emociones?, ¿podemos descifrar lo que piensan los demás, aunque lo oculten?, ¿podemos tener control absoluto sobre nuestro cuerpo?, ¿cómo podemos influir en los demás?
En estas últimas décadas nos hemos dado cuenta de que tener conocimientos sobre nuestro propio comportamiento no verbal es de gran utilidad en las relaciones familiares y sociales. Por supuesto, también en la empresa, en la educación, en la política...
Se puede estudiar desde la etnografía, la antropología, la psicología, la lingüística, el protocolo, etc. Lo cierto es que hay un creciente interés desde un punto de vista científico en la decodificación del comportamiento no verbal.
El interés no es solo universitario y académico; crece también por razones prácticas, políticas y económicas: los cuerpos de seguridad, el aparato militar, los servicios de inteligencia, los departamentos de comunicación y propaganda quieren saber más sobre ello.
Pero este interés no queda reducido a estos grupos de poder, sino que los resultados de las investigaciones, más lo que ya sabíamos por intuición, se aplican también al márquetin, a la publicidad, a la política. Las grandes marcas empiezan a utilizar estos conocimientos de una forma planificada y científica, y, a nivel personal, podemos aplicarlo en nuestra comunicación para tener una buena imagen y una marca personal de éxito.