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Laura Falcó Lara - Ecos del pasado

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Laura Falcó Lara Ecos del pasado

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ALCATRAZ

California (EE. UU.)

Alcatraz, conocida como La Roca, es una pequeña isla situada en el centro de la bahía de San Francisco. Su carácter inexpugnable probablemente ha marcado su destino. En ella se localizan el faro de Alcatraz y la edificación que conocemos como «prisión» y que a lo largo de su historia ha sido utilizada como fortificación militar, como cárcel militar y, posteriormente, como prisión federal, hasta echar al fin el cierre en 1963. Se convirtió en parque nacional en 1972 y recibió la consideración de Hito Histórico Nacional —reconocimiento que el Gobierno federal de Estados Unidos concede a edificios, lugares, objetos o distritos, por su importancia histórica— en 1976 y 1986.

Foto Shutterstock Hoy en día la isla forma parte del Parque Nacional Golden - photo 1

Foto: Shutterstock

Hoy en día, la isla forma parte del Parque Nacional Golden Gate y es quizá uno de los mayores atractivos turísticos en la zona.

Pero en el pasado, no fue así…

La primera parte de su historia se vincula al ejército. En 1853, el Cuerpo de Ingenieros comenzó a fortificar la isla, labor que duró hasta 1858. La primera guarnición, formada por unos doscientos soldados, llegó a finales de ese mismo año. En la Guerra de Secesión americana (1861-1865), que enfrentó al norte industrial con el sur esclavista, Alcatraz comenzó a recibir prisioneros de la Confederación que fueron confinados allí en condiciones tan sombrías como inhumanas.

Ya en el siglo XX, los cuarteles fueron adquiridos por el Departamento de Justicia de Estados Unidos (1933) y se convirtieron en una de las prisiones gestionadas por la Agencia Federal en agosto de 1934. Durante los veintinueve años que estuvo en uso, por sus celdas pasaron célebres criminales, como el capo de la mafia Al Capone, Robert Franklin Stroud (el Hombre Pájaro de Alcatraz, que protagonizara la novela de Thomas E. Gaddis El hombre de Alcatraz y la película del mismo título de John Frankenheimer), el narcotraficante Bumpy Johnson, el líder del crimen organizado James Whitey Bulger o el declarado enemigo público Alvin Karpis (quien se dice que pasó más tiempo en Alcatraz que ningún otro recluso: veintiséis años de su vida).

Alcatraz —con su fama de inexpugnable— fue una de las cárceles más duras del país y destino de los presos más peligrosos. En ocasiones, los gritos de sufrimiento, cuando estos eran golpeados en las celdas de castigo o condenados a aislamiento en el «agujero», se podían oír en todas las instalaciones —quizá incluso en las viviendas para el personal que trabajaba en prisión y para sus familias—. Los reos solían salir de las celdas de castigo con neumonía y artritis, después de pasar días completamente desnudos. La penitenciaría alardeaba de que ningún preso había escapado de allí con éxito. Y no fue porque no lo intentaran: de hecho, treinta y seis presos participaron en catorce intentos de fuga; de ellos, nueve personas lo intentaron dos veces, veintitrés fueron recapturadas, seis murieron de un balazo y dos de ellas ahogadas. La escena más violenta quizá se produjo el 2 de mayo de 1946, cuando un intento fallido de fuga dio lugar a un motín denominado «Batalla de Alcatraz».

Los únicos que lograron poner en un brete su seguridad fueron tres presos. El 12 de junio de 1962, Frank Morris, y los hermanos John y Clarence Anglin llevaron a cabo con éxito una de las más complicadas fugas de la historia: tras dejar unos muñecos de pasta tumbados en sus catres para engañar a los guardias, escaparon por los conductos de ventilación. Aún en la actualidad no se sabe si consiguieron llegar a tierra o murieron ahogados (las aguas de la bahía son tan frías como turbulentas, además de estar infestadas de tiburones, ofreciendo pocas oportunidades a los huidos).

Por decisión del fiscal general Robert F. Kennedy, la prisión fue cerrada el 21 de marzo de 1963, debido al alto coste que suponía su funcionamiento. Además, las aguas saladas habían erosionado gravemente los edificios y puesto en cuestión la seguridad del edificio.

A partir del 20 de noviembre de 1969, un grupo de nativos americanos de diferentes tribus ocuparon la isla. Según los ocupantes, el Tratado de Fort Laramie (1868) entre Estados Unidos y los sioux devolvía a los nativos americanos todas las tierras retiradas o abandonadas, y para ellos en esa situación se encontraba Alcatraz. La ocupación, a la que el Gobierno de Estados Unidos puso fin con violencia, terminó el 11 de junio de 1971. De hecho, la fama de «lugar encantado» que tiene la isla es anterior al establecimiento allí de su célebre prisión, pues algunos afirman que está embrujada por los espíritus de los indios sioux, a quienes les fue arrebatada por los colonos blancos.

En la actualidad, la antigua cárcel es un lugar lleno de turistas y con mucha vida. Pero, por la noche, el edificio se inunda de sonidos extraños. Muchos creen que las impregnaciones de aquellos que vivieron y murieron en La Roca siguen allí concentradas.

Son innumerables los testimonios de vigilantes que dicen haber oído ruidos procedentes de algunas estancias, como la sala del hospital, pero que al dirigirse al lugar, lo hallaron completamente vacío. Los guardias de seguridad han declarado en numerosas ocasiones que se oyen gritos que no corresponden a ningún ser real. Todos coinciden en que el lugar más activo es la celda de castigo número 14D: «Hay un sentimiento de gran intensidad, como de opresión en el pecho, después de pasar unos minutos alrededor de esa celda»; «Esa celda siempre está fría, más que las otras. No puedes entrar en ella sin la chaqueta».

En 1940, durante una de las guardias, un recluso fue encerrado en la celda 14D. Según el oficial, el preso comenzó a gritar al poco de ser confinado. Afirmó que un ser con «ojos rojos y brillantes» se encontraba con él. Como solían bromear sobre historias de fantasmas, nadie se tomó en serio los gritos del preso que, desesperado, decía que estaba siendo atacado. Sus gritos perduraron toda la noche hasta que, de pronto, se hizo el silencio. Al día siguiente, cuando los guardias abrieron la celda, encontraron al reo muerto. Una expresión horrible de dolor y pánico desfiguraba su rostro y había claras marcas de unas manos alrededor de su garganta. Algunos oficiales creyeron que el asesino había sido el espíritu de un antiguo recluso. Al día siguiente, varios guardias realizaron el recuento de presos y pese a faltar el recién fallecido, el número cuadraba, como si su espíritu aún estuviese en la formación, negándose a abandonar los muros de la prisión.

Otro guardia aseguraba que cerca de las cabinas de la ducha a veces se oía el sonido de un banjo… Para muchos, se trataba del mítico mafioso Al Capone —que como se ha dicho fue uno de los ilustres «inquilinos» de Alcatraz— quien, por lo visto, solía tocar el banjo en la ducha.

Los testimonios de presencias y fenómenos extraños se suceden en la historia de la prisión. Incluso James A. Johnston, alcaide de la prisión entre 1934 y 1948, una vez oyó el sonido inconfundible de una persona llorando, mientras acompañaba a algunos invitados a visitar las instalaciones. Los sonidos fueron precedidos de un viento helado que estremeció al grupo.

Yo he estado en Alcatraz. Entré y permanecí unos minutos en la famosa celda 14D y en las contiguas. He de decir que la sensación de opresión, de maldad y el frío descomunal en aquel calabozo son inquietantes… cuando no aterradores. Algo oscuro yace entre sus paredes, algo que ha sobrevivido hasta la actualidad.

A finales de junio de 2014, los medios digitales y las redes sociales se hicieron eco de una impactante noticia. El titular rezaba así: «Fotografían a un fantasma en la mítica cárcel de Alcatraz». Así se cuenta en un artículo de 2014 de Guioteca (www.guioteca.com).

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