Julio Godio - La Semana Trágica
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- Libro:La Semana Trágica
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1972
- Índice:4 / 5
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La Semana Trágica: resumen, descripción y anotación
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ADVERTENCIA
La presente edición es una versión corregida de la de 1972. El autor ha realizado algunas modificaciones en lo referente a categorías teóricas utilizadas para explicar el comportamiento de las fuerzas sociales durante la huelga general. Con esta excepción, el texto permanece sin alteraciones.
Julio Godio (La Plata, provincia de Buenos Aires, 1939 - Buenos Aires, 20 de mayo de 2011) fue un sociólogo e historiador argentino, especialista en temas sindicales y movimiento obrero, considerado «una figura intelectual clave» de los estudios sobre el movimiento obrero argentino.
Fue investigador de la Universidad de Glasgow, Escocia, de las universidades venezolanas del Zulia y Central, y en las universidades argentinas de Buenos Aires, Nacional de La Plata y Nacional del Comahue. Íntimamente vinculado al movimiento obrero argentino y latinoamericano, se desempeñó como investigador en varias universidades de Argentina y el extranjero antes de cumplir funciones para la Organización Internacional del Trabajo entre 1986 y 1996 en ACTRAV (Oficina para las Actividades de los Trabajadores).
Fue autor de varias de las investigaciones más extensas existentes acerca de los movimientos obreros latinoamericanos, incluyendo una monumental Historia del Movimiento Obrero Argentino (1878-2000) en cinco volúmenes, y desarrolló una extensa actividad periodística.
CAPITULO 1
EL FACTOR DETONANTE: LOS SUCESOS DEL 7 DE ENERO DE 1919
Desde hacía un mes se encontraban en huelga los obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena, cuyos depósitos estaban situados en la calle Pepirí y Santo Domingo, cerca del Riachuelo, y la planta industrial en Cochabamba y Rioja. Esta empresa era una de las más importantes del país, la parte principal del paquete accionario estaba en manos del capital británico que se había asociado con Pedro Vasena a principios de la segunda década de este siglo. Empleaba unas dos mil quinientas personas, entre obreros y empleados.
Los huelguistas exigían la reducción de la jornada de trabajo de 11 a 8 horas, aumentos escalonados de jornales, la vigencia del descanso dominical y la reposición de los delegados obreros echados por la empresa al iniciarse el conflicto. El día 7 de enero de 1919, a las 16 horas, marchaban hacia los depósitos de la empresa, situados en las calles mencionadas, varias chatas en busca de materias primas para la planta industrializadora.
Las máquinas funcionaban con una pequeña parte de obreros no adheridos a la huelga y rompehuelgas contratados para la empresa por la Asociación del Trabajo. Las chatas, conducidas por rompehuelgas, eran acompañadas por la policía.
Cuando estas se acercaron a la Avenida Alcorta y Pepirí, un grupo de obreros huelguistas, acompañados de mujeres y niños, intentaron pacíficamente detener a los «crumiros»:
«Al penetrar en el barrio obrero, relata La Nación el 8 de enero, los peones que iban en los carros del convoy eran a cada momento interpelados por los huelguistas. Hombres, mujeres y niños los seguían a pocos metros de distancia, los incitaban a abandonar el trabajo y les gritaban «carneros». Los huelguistas siguieron así hasta que los carros pasaron frente al destacamento policial, pero a medida que estos se iban alejando del destacamento y aproximándose a los talleres, crecía la indignación de los obreros».
Los «crumiros» no se detuvieron. Entonces los obreros comenzaron a tirarles piedras y maderas. En defensa de aquellos acudió la policía que custodiaba las chatas y cargó contra hombres, mujeres y niños. Varios policías dispararon sus fusiles. Dos horas después había terminado la refriega: en el suelo había cuatro obreros muertos, uno de ellos de un sablazo en la cabeza, y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron después.
El hecho indignó a los obreros metalúrgicos: la Comisión Administradora de la Sociedad de Resistencia Metalúrgica lanza la huelga general en todo el gremio. (En esos años los sindicatos se denominaban en su mayoría «sociedades de resistencia». Utilizaremos una u otra denominación indistintamente. Los obreros marítimos, que se encontraban también en huelga, apoyan a sus compañeros metalúrgicos.
Los sucesos del día 7 pasaron casi inadvertidos para la gran prensa. Tampoco el gobierno les dio inicial-mente gran importancia. Sin embargo, este asesinato de obreros actuaría como el factor detonante que desalaría las fuerzas revolucionarias de una clase obrera socialmente sumergida y marginada de los asuntos políticos en el país. Daría lugar a la huelga general obrera más importante hasta esa fecha; una huelga que superó los marcos tradicionales de la acción reivindican va y que por ello dio lugar a violentos enfrentamientos entre los obreros y las fuerzas represivas. Fue una huelga de gran significación política y pasó a la historia con el nombre de la Semana Trágica.
CAPITULO 10
LAS PERSECUCIONES
El periódico socialista La Vanguardia , el día 14 de enero. Que este diario de las clases altas y por lo tanto proclive a disminuir la cantidad de muertos proletarios, registre tal cantidad de muertos, demuestra que el enfrentamiento fue de una violencia inusitada, jamás conocida en la historia breve pero vertiginosa y llena de acontecimientos, del conflicto entre el capital y el trabajo en la Argentina.
Se asesinó a obreros, mujeres y niños sin ninguna contemplación; es esa la auténtica verdad. Pero no solo hubo eso. A partir del día 10, y particularmente del 11, comenzó una verdadera caza de los dirigentes de la huelga. Los anarquistas fueron los principales blancos de la policía y la Liga Patriótica, pero también fueron detenidos y apaleados judíos, rusos, polacos, alemanes, etc., es decir, todos aquellos extranjeros que «olían» a «maximalistas». En cuanto a los judíos, el antisemitismo y el hecho de que de la colectividad surgían ideólogos de izquierda los asoció involuntariamente con los obreros huelguistas. La colectividad israelita protestó y organizó actos de repudio.
Las detenciones se operaron, ya por medio de grandes redadas en los barrios obreros, ya por la persecución metódica a grupos pequeños de activistas. Según Diego Abad de Santillán más de veinte mil personas fueron detenidas durante los días 10, 11 y 12, y si se computan todos los detenidos durante la semana (incluidos los detenidos en el interior del país)la suma asciende a más de cincuenta mil.
Los asesinatos, detenciones y progroms no fueron los únicos actos represivos. Hubo también actos terroristas contra los locales e imprentas de los anarquistas, socialistas y sindicalistas. Si bien los socialistas y sindicalistas se lavaron las manos por los actos terroristas contra los anarquistas, tuvieron que salir a enfrentarlos porque ellos, aunque en menor grado, también los sufrieron.
Entre la gran masa de detenidos se contaban pocos dirigentes anarquistas de primera línea: todo indica que lograron esconderse a tiempo. Pero, fue detenido Pedro Wald, judío y socialista, cuyos datos ya hemos dado. La policía lo sindicó como uno de los principales dirigentes del movimiento. También fue detenido un tal Suslow, comerciante de la Boca, de origen ucraniano, a quien se acusaba de haberse autotitulado «Secretario del Soviet Central de la República», que luego se comprobó nada tenía que ver con los sucesos.
El gobierno comenzó a liberar a los presos el día 16, pero estas liberaciones se hacían directamente por resoluciones del Poder Ejecutivo, de modo que muchos presos que tenían antecedentes aunque no fueron deportados quedaron en las cárceles.
Fines de enero: quedan centenares de presos, la huelga ferroviaria había agonizado y solo se mantiene en pie el conflicto de los obreros portuarios.
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