Jonathan D’Haese - Franco y la guerra civil española

• ¿Nacimiento? El 4 de diciembre de 1892 en El Ferrol del Caudillo (actualmente El Ferrol o Ferrol) en Galicia (noroeste de España).
• ¿Muerte? El 20 de noviembre de 1975 en Madrid.
• ¿Función? General y, más adelante, jefe del Estado español (1 de abril de 1939-20 de noviembre de 1975).
• ¿Principales aportaciones?
  • La marginación del Frente Popular y de sus aliados tras la Guerra Civil.
  • El establecimiento de un Estado conservador con el apoyo de la Iglesia y del Ejército.
  • La proclamación de Juan Carlos de Borbón como heredero a la cabeza del Estado.

Franco, uno de los últimos dictadores de Europa occidental, será recordado por la dureza y la violencia del régimen que impone en España desde el final de la Guerra Civil hasta su muerte, en 1975.

Franco nace en una España desgarrada por culpa de numerosas luchas internas y es, ante todo, un militar: con 20 años, en busca de aventuras, se une a la Legión Extranjera y lucha en la guerra que enfrenta a los ejércitos franco-españoles con las tribus rifeñas (1921-1926). En esa época, destacará en el desembarco en la bahía de Alhucemas (1925).

En julio de 1936, cuando se produce el golpe de Estado para derrocar al Frente Popular, que ostenta el poder, su aparente indiferencia por la política le permite imponerse como un líder susceptible de coordinar la acción de la insurrección contra los republicanos. Se le reconocerá como Generalísimo y jefe del Estado nacionalista durante la Guerra Civil gracias a su implicación en el desembarco de más de 20 000 legionarios del Ejército de África, que asegura el control del oeste de España a los nacionalistas a finales de septiembre de ese año.

El futuro Caudillo, que ya tiene el terreno preparado, sabe aprovechar con destreza las rivalidades entre los miembros de la falange fascista: se instaura como árbitro, les obliga a unirse al Movimiento Nacional por decreto y luego les sumerge en una guerra que, con el apoyo de la Iglesia, presentará como una «cruzada contra los enemigos de España». Tres años después, aprovecha la victoria de su bando para establecer una dictadura.

Aunque para el resto de naciones Franco encarna el régimen reaccionario que establece, el dictador consigue seguir al mando de España durante muchos años. Sin embargo, a finales de los años cincuenta se verá obligado a revisar las fuentes de legitimidad de su poder, puesto que llegará una nueva generación de españoles que ignoran los horrores de la Guerra Civil y aspiran al cambio. Entonces, el vencedor de la guerra se presenta como el abuelo de una España que se dirige hacia un «milagro económico» y, para reintegrar al país en el concierto europeo, designa al príncipe Juan Carlos de Borbón (nacido en 1938) como su sucesor. Entonces, comienza el declive para Franco, que poco a poco ve cómo se debilita el control absoluto que ejercía, y cómo van aumentando las protestas contra su régimen. Cuando fallece en 1975, deja tras él una España profundamente devastada por más de 35 años de dictadura, a la que le costará muchísimo recuperarse.

Un joven destinado al Ejército

Francisco Franco Bahamonde nace el 4 de noviembre de 1892 en Ferrol, una ciudad de guarnición gallega marcada por el declive del ejército español. Sus padres, Nicolás y Pilar, pertenecen a la clase media de una casta militar. Aunque su padre lo desprecia, Franco desea seguir sus pasos y hacer carrera en la Marina. Sin embargo, la Academia de la Marina se cerrará de forma definitiva en 1907 tras la humillación que sufre la flota española a manos de los Estados Unidos en 1898. Entonces, Francisco se queda con su madre, afectuosa pero distante, y con su padre, un alcohólico que terminará abandonándolos y marchándose a Madrid.

Tras cursar estudios secundarios con malos resultados, el joven Franco no tiene todavía 15 años cuando entra en la Academia Militar de Toledo para entrar en el Ejército de Tierra. Los profesores forman a reclutas destinados a un ejército rutinario que cuenta, por lo menos, con 160 000 soldados de infantería, 12 000 oficiales y 213 generales. Sus valores se resumen en la disciplina absoluta, en la fidelidad al rey y a la patria y en el rechazo de las responsabilidades de la crisis sobre el poder civil. Cuando termina su formación, Franco es destinado como subteniente a su ciudad natal, donde tendrá mucho tiempo para meditar sobre lo que ha aprendido al amparo de los cuarteles.

La escapatoria marroquí

Franco, cuyo destino se presenta monótono, entiende rápidamente que es importante aprovechar las ocasiones en las que se presente algo de acción. En 1912, reclama el único territorio de aventuras que todavía puede ofrecerle la España postcolonial: Marruecos, cuyas supuestas riquezas cautivan a los miembros del ejército español. En 1904, los españoles creyeron que se repartían la costa del norte de África con Francia pero, desde que desembarcaron en el territorio en 1906, los franceses han extendido su control en el país, dejándole a España tan solo el Rif en el noreste y el Yebalá al noroeste. Desde entonces, la región del Rif se ha convertido en una zona de enfrentamientos permanentes entre el ejército español y las tribus rifeñas sublevadas. Entre 1910 y 1925, las montañas de este territorio se convierten en el privilegiado teatro de las operaciones llevadas a cabo por oficiales españoles, que no le encuentran otro sentido a su carrera que el de ir tras las medallas o dar su vida para preservar una colonia de la que España ya no puede aspirar a sacar ningún beneficio.

Tras los combates llevados a cabo entre 1909 y 1911, la renovación de los dirigentes explica la promoción rápida de jóvenes suboficiales y, en especial, la de Franco en el 8.o Regimiento del Ejército de África. Algunos días después de su llegada, el 17 de febrero de 1912, se le asigna un puesto en el monte Tifasor, que domina Melilla, donde aprenderá los rudimentos de la guerra y donde sentirá que revive, al estar tan cerca del peligro. En abril de 1913, entra en el Regimiento de las Fuerzas Regulares Indígenas del Ejército de África, la sección más disciplinada del ejército español, y es enviado a la periferia de Tetuán, donde participa en múltiples operaciones punitivas con el objetivo de someter a Mohammed el Raisuni (1871-1925), jefe natural de la tribu del Yebalá y aspirante al trono de Marruecos.

En tres años, su compromiso le permite adquirir la capacidad de ejercer influencia en sus hombres. El coraje que demuestra le ayuda a subir los peldaños de la jerarquía militar a un ritmo intenso. Poco a poco, empiezan a circular rumores que hablan de la invulnerabilidad de este hombre más bien pequeño, reservado y estricto, pero justo con sus soldados. En 1916, resulta herido durante el asalto a la fortaleza del Biutz, y esto refuerza todavía más su aura, hasta el punto que el rey Alfonso XIII (1886-1941), contra la opinión del Alto Consejo Militar, apoya su promoción al rango de comandante del ejército español. Con menos de 24 años, Franco ya reúne todas las cualidades de un caudillo.

El episodio de Asturias (1917-1920)

No hay ninguna vacante en el Regimiento de los Regulares (fuerzas regulares indígenas) que se corresponda con el nuevo grado de Franco, por lo que se le confía el mando de un batallón de infantería acuartelado en Oviedo, donde descubrirá la condición de los mineros asturianos de la cuenca hullera.

En 1917, cuando regresa a España, Franco se encuentra con un país cambiado. Enriquecida por la neutralidad del país en el conflicto mundial, se ha impuesto una nueva clase de empresarios en detrimento de los obreros de Cataluña y de Asturias, que luchan por alimentar a sus familias. Además, la influencia de la Revolución Leninista rusa entusiasma a los sindicatos que, convencidos de que es tiempo para que el proletariado se subleve, presionan a las clases medias intensificando las huelgas y los atentados. Pero ¿qué aspectos de esta realidad conoció Franco? Cuando llega a Oviedo para tomar su mando, descubre una capital aristócrata con aires provinciales. Las élites están divididas entre la burguesía colonial, de vuelta de Cuba y de Filipinas, y la casta de los propietarios mineros. En esta sociedad tan cerrada, Franco toma consciencia del malestar que reina en el seno del ejército, atrapado entre la violencia de los sindicatos anarquistas y la impotencia de la monarquía para restablecer el orden. Entonces, los militares se repliegan sobre sí mismos en el seno de juntas corporativistas para defender sus privilegios contra la ambición de los veteranos de Marruecos, codeándose con el rey en Madrid. Dada su trayectoria, el joven comandante se muestra discreto y cuida su imagen en público. Esta estrategia da sus frutos, ya que consigue que lo acepten en los círculos de la alta sociedad y conoce a Carmen Polo Martínez-Valdés (1900-1988), con la que se casará en agosto de 1917.