RICARDO DE LA CIERVA Y HOCES. (Madrid, España; 9 de noviembre de 1926) es un Licenciado y Doctor en Física, historiador y político español, agregado de Historia Contemporánea de España e Iberoamérica, catedrático de Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Alcalá de Henares (hasta 1997) y ministro de Cultura en 1980.
Nieto de Juan de la Cierva y Peñafiel, ministro de varias carteras con Alfonso XIII, su tío fue Juan de la Cierva, inventor del autogiro. Su padre, el abogado y miembro de Acción Popular (el partido de Gil Robles), Ricardo de la Cierva y Codorníu, fue asesinado en Paracuellos de Jarama tras haber sido capturado en Barajas por la delación de un colaborador, cuando trataba de huir a Francia para reunirse con su mujer y sus seis hijos pequeños. Asimismo es hermano del primer español premiado con un premio de la Academia del Cine Americano (1969), Juan de la Cierva y Hoces (Óscar por su labor investigadora).
Ricardo de la Cierva se doctoró en Ciencias Químicas y Filosofía y Letras en la Universidad Central. Fue catedrático de Historia Contemporánea Universal y de España en la Universidad de Alcalá de Henares y de Historia Contemporánea de España e Iberoamérica en la Universidad Complutense.
Posteriormente fue jefe del Gabinete de Estudios sobre Historia en el Ministerio de Información y Turismo durante el régimen franquista. En 1973 pasaría a ser director general de Cultura Popular y presidente del Instituto Nacional del Libro Español. Ya en la Transición, pasaría a ser senador por Murcia en 1977, siendo nombrado en 1978 consejero del Presidente del Gobierno para asuntos culturales. En las elecciones generales de 1979 sería elegido diputado a Cortes por Murcia, siendo nombrado en 1980 ministro de Cultura con la Unión de Centro Democrático. Tras la disolución de este partido político, fue nombrado coordinador cultural de Alianza Popular en 1984. Su intensa labor política le fue muy útil como experiencia para sus libros de Historia.
En otoño de 1993, Ricardo de la Cierva creó la Editorial Fénix. El renombrado autor, que había publicado sus obras en las más importantes editoriales españolas (y dos extranjeras) durante los casi treinta años anteriores, decidió abrir esta nueva editorial por razones vocacionales y personales; sobre todo porque sus escritos comenzaban a verse censurados parcialmente por sus editores españoles, con gran disgusto para él. Por otra parte, su experiencia al frente de la Editora Nacional a principios de los años setenta, le sirvió perfectamente en esta nueva empresa.
De La Cierva ha publicado numerosos libros de temática histórica, principalmente relacionados con la Segunda República Española, la Guerra Civil Española, el franquismo, la masonería y la penetración de la teología de la liberación en la Iglesia Católica. Su ingente labor ha sido premiada con los premios periodísticos Víctor de la Serna, concedido por la Asociación de la Prensa de Madrid y el premio Mariano de Cavia concedido por el diario ABC.
Para Mercedes 107
Título original: El fin de la Guerra Civil. Los hechos desconocidos
Ricardo de la Cierva, 1997
Ante la Ofensiva General:
La angustiosa jornada del 7 de marzo
Para Francisco Franco la pérdida de sus reductos en Cartagena, así como los centenares de muertos en el naufragio del Castillo de Olite, se convirtieron en una grave tragedia personal. Desde sus tiempos de África, su característica más definida como militar fue siempre el ahorro de vidas en sus tropas, como había demostrado en la campaña de Nador tras el desastre de 1921, o en la retirada de Xauen en 1924. Perder Cartagena cuando casi la tenía ganada fue también perder la penúltima gran batalla de la Guerra Civil. Por eso redoblaba desde esa tarde aciaga del 7 de marzo sus preparativos para la Ofensiva General, que iba a ser, en su ánimo, la apoteosis militar de la guerra. Muy atento siempre al factor moral, dirigió por ello al Ejército de Levante, que acababa de perder dos mil hombres en el peor desastre de la Guerra Civil, esta orden:
Circunstancias aconsejan el que se aceleren los preparativos para empezar operaciones lo antes posible. Deberá V. E. tener todo preparado lo antes posible para operar cuando se le ordene, aunque esté a falta de recibir alguna división de los Cuerpos de Ejército o elementos. Doy orden acelerar el transporte.
Durante la noche del 6 al 7 de marzo, el general Casado reforzaba, con todos sus recursos, las posiciones del Consejo de Defensa en Madrid. Los comunistas afianzaban sus cuñas de penetración en la capital, dispuestos a aniquilar a Casado, que fortificó el triángulo Cibeles-Puerta del Sol (por calle de Alcalá)-Gran Vía, con especial atención a la Telefónica y al vecino edificio de Unión Radio. Al mando del mayor Calvo, tropas comunistas tomaron por asalto la Posición Jaca, anterior cuartel general de Casado, punto vital para establecer contacto entre el triangulo del Consejo y las fuerzas de Cipriano Mera que guarnecían el sector de Guadalajara. Posiblemente disfrazado, Mera consiguió llegar a los sótanos de Hacienda para trazar un plan conjunto de resistencia con Casado y Besteiro. El teniente coronel Cipriano Mera había ordenado a sus fuerzas selectas anarcosindicalistas, al mando del mayor Liberino González, que avanzasen sobre Alcalá para luego entrar en Madrid por la carretera de Barcelona.
Las tropas comunistas de Calvo tomaron fácilmente la Posición Jaca, y se llevaron a los tres jefes del Estado Mayor del Ejército del Centro —coroneles Joaquín Otero Ferrer, Amoldo Fernández Urbano y José Pérez Gazzolo— al Cuartel General del mayor Ascanio en el palacio de El Pardo, donde se agolpaban ya otros muchos prisioneros de los comunistas. De allí los sacaron para fusilarlos en las afueras del pueblo, junto al comisario Ángel Peinado Leal, el socialista que había controlado la publicación de los dos últimos números del Diario Oficial del Ministerio de Defensa ordenados por Negrín para su golpe de las noches del 3 y 4 de marzo. La revuelta comunista de Madrid se había convertido en guerra civil a muerte dentro de la Guerra Civil.
Informado el Consejo de Defensa, el teniente coronel Mera se presenta en el Ministerio de Marina, con cuya excelente red de comunicaciones va a dirigir el socorro al nuevo Gobierno de la paz. Se pone en contacto con el mayor Liberino González y le ordena marchar inmediatamente sobre Madrid con el Cuerpo de Maniobra que habían convenido y empezado a reunir. Su primer objetivo ha de ser la ocupación de Alcalá de Henares, principal foco de resistencia comunista antes de Torrejón, la Posición Jaca y el puente de San Fernando sobre el Jarama, los otros obstáculos importantes de la ruta, bien guarnecidos por unidades comunistas.
El Cuerpo de Maniobra, que era realmente una gran división, cuyos efectivos se fueron incrementando durante la marcha, llevaría en vanguardia varias unidades anarcosindicalistas: un batallón de la Brigada 90 y compañías de las brigadas 35 y 50 fueron las primeras fuerzas que partieron hacia Alcalá. Tuvo que detenerse allí para reforzar la columna antes de asaltar la base guerrillera del PCE, y durante esa noche (del 7 al 8) se le unieron, según ha establecido el general Salas, batallones de las brigadas 35, 50 y 105. Mientras tanto, el general jefe del Grupo de Ejércitos, antes de salir para Madrid, había dejado firmada una orden al Ejército de Levante para que enviase urgentemente a la capital la 214 Brigada, vía Veguillas-Cuenca-Sacedón, que se pondría a las órdenes del mayor Liberino González. Varias unidades llegarían al día siguiente.