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Javier Moro - Senderos de libertad

Aquí puedes leer online Javier Moro - Senderos de libertad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1992, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Javier Moro Senderos de libertad
  • Libro:
    Senderos de libertad
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1992
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Senderos de libertad: resumen, descripción y anotación

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CUARTA PARTE

LA ÓPERA SALVAJE

(1985-1990)

PRIMERA PARTE

A SANGRE Y FUEGO

(1942-1954)

SEGUNDA PARTE

SUEÑOS DE LIBERTAD

(1968-1980)

TERCERA PARTE

LA GUERRA VERDE

(1979-1985)

ADVERTENCIA

Los hechos aquí narrados son ciertos. Los personajes descritos en el libro han existido o existen todavía. Sin embargo, por razones de seguridad para tres de ellos, sus nombres han sido modificados. También se ha alterado el orden cronológico de ciertos episodios para favorecer la continuidad dramática. Pero se ha conservado un total respeto a la historia que se relata.

J. M.

AGRADECIMIENTOS

Este libro no hubiera existido sin la colaboración de familiares y amigos, ni sin la paciencia y la fe de mi editor. A cada uno de ellos expreso mi más profunda gratitud por las gestiones que han realizado y el tiempo que me han concedido durante la larga investigación y la redacción de estos senderos de libertad. Como hay poco material escrito sobre los últimos conflictos en la Amazonia, muchos de los hechos son el resultado de largas conversaciones con científicos, terratenientes, policías, matones, campesinos, indios, mineros, misioneros y funcionarios. Unos han arriesgado más de la cuenta al hablar conmigo; y otros me han pedido permanecer en el anonimato. A todos quiero manifestar mi más sincero reconocimiento por su valiosa ayuda y por la confianza que han depositado en mí.

RELACIÓN DE LOS LIBROS MÁS CONSULTADOS

oculto

Amazon frontier. The defeat of the Brazilian Indians, John Hemming (MacMillan, Londres, 1987).

A Batalha da borracha na segunda guerra mundial, Pedro Martinello (Universidad Federal do Acre, 1988).

Anatomy of the Amazon Gold Rush, David Cleary (MacMillan, 1990).

Como fazer Teologia da Libertação, Leonardo Boff e Clodovis Boff (Ed. Voces, 1986).

Conflictos pela terra no Acre, Elio Duarte (Universidad Campinas, 1987).

Deforestation rate in Brazilian Amazonia, Philip Fearnside (National Secretariat of Science and Technology, Manaus, agosto de 1990).

Deus e Nomen no inferno verde, Clodovis Boff (Ed. Voces, 1978).

Dreams of Amazonia, Roger Stone (Viking, 1985).

Fight for the Forest, Tony Gross (Monthly Review Press, 1989).

Into the Amazon, Augusta Dwyer (Sierra Club Books, 1990).

Jésus et la Libération en Amérique Latine, Jacques Van Nieuwienhove (Desclée, Paris, 1986).

La glâce et le pouvoir, Dominique Barbé (Ed. du Cerf, París, 1982).

Lampiao, Rachel de Queiroz (José Olympio Editora, Río de Janeiro, 1979).

La Vorágine, José Eustaquio Rivera (Alianza, 1942).

Ma forêt au bord du grand fleuve, Sebastiaõõ Bastos (Laffont, 1976).

O outro braço da cruz, Paulo Nunes Leal (Rondonia, 1984).

Opción por los pobres en la teología de la liberación, Julio Luis Fernández (Universidad Pontificia de Salamanca, Madrid, 1985).

O Quinze, Rachel de Queiroz (José Olympio, RJ, 1930).

Story of a great river, Robin Furneaux (Londres, Hamilton, 1969).

The Burning Season, Andrew Revkin (Houghton, Mifflin, 1990).

The Decade of Destruction, Adrian Cowell (Holt, 1991).

The Fate of the Forest, Susanna Hecht and Alexandre Cockburn (Verso, 1989).

The Last Frontier, Branford and Glock (Zed Books, Londres, 1985).

The Naturalist on the River Amazon, Henry Bates (Penguin, 1988).

The Primary Source, Norman Myers (Norton, Nueva York, 1985).

The River that God Forgot, Richard Collier (Londres, 1968).

The World is Burning, Alex Shoumatoff (Little & Brown, 1989).

Tropical Nature, Adryan Forsyth and Ken Miyata (Scribners, 1984).

Vidas Secas, Graciliano Ramos (Ed. Record, São Paulo, 1986).

CITA

Hemos querido a nuestros héroes (…) Están a la altura de los más bellos sueños del mañana.

PAUL ELUARD

A mi padre

EPÍLOGO

A partir de 1989 el nombre de Chico Mendes fue relegado al olvido por los medios de comunicación. En la pequeña iglesia de Washington donde se celebró una misa por el primer aniversario de su muerte, apenas asistieron cinco personas. No acudió la prensa, ni los fotógrafos ni los políticos ni los diplomáticos. Pero Steve, Bruce y Barbara vieron llegar al senador Kasten, solo y vestido de negro. Permaneció de pie hasta el final del responso, a pesar de que allí no había nada políticamente interesante para él. Fue su manera de mostrar su agradecimiento al cauchero que le había mostrado «la cara humana de la devastación medioambiental», según sus propias palabras.

Tres días antes del final de su mandato, el presidente Sarney había firmado el decreto ley por el que se creaba la figura de reserva extractiva como espacio territorial especialmente protegido para uso sostenible de los recursos y beneficio de las poblaciones locales. Por primera vez una decisión tomada por el hombre permitiría en ciertas áreas que la gran selva prístina, resultado de la evolución y de la competencia ilimitada de sus especies durante millones de años siga existiendo en su forma esencial. Los seringueiros celebraron la inauguración de la «reserva extractiva Chico Mendes», una extensión de casi un millón de hectáreas, con música de forró y bailes de lambada, asados de jabalí y macacos en salsa, con la certeza de que Chico Mendes seguía velando por ellos desde algún rincón sideral.

Desde su instituto, Mary Allegretti se dedicó a crear el mayor número posible de reservas. A una de ellas, sin embargo, se dedicó con ahínco especial. Quería cumplir con la promesa que se había hecho doce años antes, cuando su amigo Terry Vale de Aquino la había abandonado en medio de aquella gente tan abandonada del seringal Alagoas, a la que decidió dedicar su vida. Ahora, pensó Mary, les había llegado el turno a sus amigos del fin del mundo. Después de todo, ellos habían sido la inspiración que había guiado sus pasos. Devolverles la dignidad sería su mayor satisfacción.

* * *

En diciembre de 1990 los seringueiros y campesinos de Acre y de otras partes de la Amazonia prepararon su hatillo y emprendieron camino hacia la frontera con Bolivia. Se fueron juntando en las orillas de los ríos, en las cunetas de las carreteras, en las estaciones de autocares; caminaban en una densa polvareda rojiza o medio hundidos en el fango, algunos iban a caballo o en sus mulas, otros hacían autostop y había tanto tráfico que no era difícil encontrar transporte porque todos iban al mismo lugar y tenían prisa por llegar. Tenían mucho que perder o mucho que ganar en lo que estaba a punto de celebrarse en la ciudad de Xapurí. La mayoría no habían hecho ese recorrido desde el día del entierro de Chico Mendes, dos años antes. Ahora regresaban porque había llegado la hora de hacer justicia. En la Amazonia lo llamaban «el juicio del siglo» y, aunque algunos observadores estimaron que la expresión era exagerada, otros pensaron que era acertada porque reflejaba la más estricta realidad: era el juicio del siglo por ser el único juicio conocido en Brasil contra unos terratenientes. Junto a caucheros y campesinos se fueron juntando políticos, ciudadanos brasileños y observadores internacionales que invadieron literalmente la pequeña ciudad, sacudiéndola de su ritmo somnoliento. Era el ritmo que marcaba la fatalidad, la regular cadencia de tragedias a la cual Xapurí no parecía escapar. Ni siquiera durante la última gran celebración antes del juicio, las fiestas de San Sebastián de enero de 1990, se había conseguido evitar el derramamiento de sangre, consecuencia de otros crímenes anteriores que se remontaban a otros todavía más lejanos como un túnel de infamia sin principio ni final. Esta vez habían tiroteado desde una moto en marcha a un seringueiro que había traicionado a los suyos para hacerse pistolero y que al hacerlo había desencadenado el vendaval de violencia que había abocado a este juicio multitudinario. José Brito, que había vendido su colocaçao del seringal Cachoeira a Darli Alves y que había terminado por convertirse en otro matón a sueldo del temible clan, había sido detenido y había confesado haber comprado varias armas para Darli y sus hijos, incluido el revólver del 38 que fue utilizado en el atentado a los seringueiros que acampaban frente al Instituto Forestal. Según el detective Nilson, la muerte de Brito no fue una venganza de los seringueiros por su traición sino una venganza de los Alves por sus declaraciones. En efecto, su testimonio sirvió para que Tarci y Oloçi fuesen declarados culpables de los disparos frente al Instituto Forestal y condenados a doce años de prisión en un juicio que sólo interesó a los habitantes de Xapurí.

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