Senderos del erotismo
Revelaciones de un sexólogo profesional
David Barrios Martínez
Senderos del erotismo
Portada: Raymundo Ríos Vázquez
Primera edición: octubre 2021
© 2021, David Barrios Martínez
© 2021, Editorial Terracota bajo el sello PAX
ISBN: 978-607-713-455-8
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A Karla Barrios Rodríguez, David Barrios
Rodríguez y Diego Dhalí Barrios García.
Índice
Agradecimientos
Mi gratitud a mis colegas, compañeros y compañeras, discípulos y alumnas de las instituciones Sociedad Mexicana de Sexología Humanista Integral (Someshi), Caleidoscopía, Profesionistas en Psicoterapia Sexual Integral ( psiac ), Instituto de Profesionalización y Educación en Sexología Integral ( ipesi ), Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (Femess) y Centro Integral de Sexualidad y Educación Sexual ( cises ).
Deseo agradecer la contribución de Norma Patricia Rebollar Rebollar en la realización de este libro. Las múltiples conversaciones sostenidas durante varios años, le fueron dando cuerpo a un texto inicialmente compuesto por notas deshilvanadas.
Agradezco también a Kevin Campuzano Garcés por el apoyo en las transcripciones.
Acerca del autor
David Barrios Martínez es médico cirujano por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México ( unam ), especialista en Docencia por el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos de la misma institución, Educador de la Sexualidad por la Sociedad Mexicana de Sexología Humanista Integral (Someshi), psicoterapeuta Gestalt y de Enfoque Centrado en la Persona por el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt y maestro en Ciencias Sexológicas por la Universidad Abierta de México. Dedicado a la clínica, la docencia y la divulgación; autor de varios libros y numerosos artículos de divulgación sobre psicoterapia, sexología, educación sexual y cultura general, fue conductor del programa de radio por internet Sexosentido .
Actualmente es director general del Centro Integral de Sexualidad y Educación Sexual ( cises ), institución que forma y entrena, académica y actitudinalmente, a profesionistas en los campos de la educación sexual, sexología clínica y terapia de la pareja.
Capítulo 1.
Una semana “llena de sexo” (algunos problemas)
En el consultorio
Quiero empezar por contarte, lectora o lector de estas líneas, que mi oficio es la sexología, más específicamente la sexología con enfoque científico y existencial-humanista.
La vida y los tiempos que nos han tocado vivir ofrecen hechos insospechadamente constantes, como casi omnipresentes son las incertidumbres; en realidad, algunas posturas de la filosofía existencialista remarcan que son la zozobra y la falta de certezas el par de motores energéticos que dan rumbo a la vida. “Lo seguro ya no tiene misterio”, dice una famosa canción del cantautor Facundo Cabral.
El comentario viene a cuento porque en esta época de globalización, impresionante capacidad de comunicación, inmediatez y disponibilidad de la información, ha sido importante para mí percatarme de que sigue habiendo grandes lagunas de conocimiento sobre la función de los sexólogos, cuando no franca ignorancia; sobre esta se producen prejuicios y encima se construyen las tergiversaciones. No crea el lector que la estupefacción inicial al darme cuenta de ese desconocimiento es algo que me obsesiona, pero a veces me preocupa e intento hacer algo para darme explicaciones pertinentes.
Lo que ocurre es que de las diferentes profesiones contemporáneas que pertenecen a lo que se ha dado en llamar “relaciones de ayuda”, descuellan gerontología, tanatología y sexología. Sobre las dos primeras parece existir suficiente claridad; no es el caso de la sexología.
Por supuesto, siempre hay personas informadas y con un buen nivel de conocimiento acerca del oficio sexológico, pero eso no es sorpresa en estos días. La mayoría, sin embargo, no tiene una idea clara. Alguna vez un conocido mío, cuando aún no lo era tanto, me dijo con tono entre serio y sarcástico: “Sé que usted es sexólogo… debe ser divertido enterarse de los problemas íntimos de la gente, ver a tantas personas desnudas manteniendo relaciones sexuales y resolverles sus broncas teniendo sexo con quienes lo consultan”. Antes de ofrecerle la más gentil y resumida explicación posible de lo que es realmente el trabajo sexológico profesional, le pregunté cómo y dónde había adquirido esa falsa noción de lo que hace un sexólogo. Me dijo entonces, ya con menos autosuficiencia, que lo había leído en una revista de ciencia popular y que incluso había escuchado a una mujer experta en cuestiones esotéricas de Oriente dedicada a eso, que ella empleaba técnicas y métodos novedosos y liberadores para retar las represiones sexuales de sus clientes y, claro, esto era propiciado por “una ayudadita” de la terapeuta.
En otra ocasión, un conocido y prestigiado ginecólogo osó decir en una reunión académica antes de mi participación: “Los sexólogos dizque curan a sus pacientes con pases de magia y varitas de incienso”. Prefiero obviar la respuesta que di ante esa ignorancia supina o franca mala fe.
En varias oportunidades he escuchado decir a personas pretendidamente informadas que el sexólogo es quien brinda consejos en la televisión, o aquel sujeto que escribe horóscopos sexuales en la revista de espectáculos, o el locutor que recomienda posturas sexuales hard core .
Ninguno de ellos es genuinamente un sexólogo. También es muy común la idea de que el sexólogo clínico es una especie de “mecánico del sexo”, cuya consigna e intervención es algo como apretar tuercas, afinar una máquina o agregar aceite: “que se pare el pene, que lubrique la vagina, que el orgasmo se presente al tronar los dedos”. No tengo nada contra la muy respetable labor de los maestros mecánicos automotrices, pero lo cierto es que el oficio sexológico es totalmente otro.
¿Qué es entonces el auténtico trabajo sexológico profesional? Intentaré dar al lector respuestas a partir de mi experiencia.
En mi ocupación cotidiana al realizar clínica sexológica, pretendo una visión integral de mis consultantes, aquellas personas que acuden a resolver problemas, conflictos y dudas de índole sexual. Procuro también dotar mis intervenciones clínicas y educativas de una perspectiva de género, es decir, una visión que impulse la equidad entre mujeres y hombres.
He estudiado y practicado medicina y psicoterapia, ejerzo la docencia y la sexología, en sus vertientes educativa y clínica. Considero muy importantes estas disciplinas en mis actividades profesionales. Los sexólogos no somos “todólogos”, pero resulta necesario aproximarse integralmente a los diferentes motivos de consulta sexológica. Arribo a la conclusión de que psicoterapia, sexología y medicina, aplicadas de manera individual, no alcanzan a abarcar la amplísima gama de causas de dificultades sexuales y, por supuesto, los modos de abordaje y los tratamientos están lejos de ser integrales si no se incluyen los oficios y habilidades de aquellos saberes.