Coral Elizondo
Ámbitos para el aprendizaje
Una propuesta interdisciplinar
Colección Recursos Educativos
Título: Ámbitos para el aprendizaje. Una propuesta interdisciplinar
Primera edición (papel): noviembre de 2020
Primera edición (epub): febrero de 2020
© Coral Elizondo Carmona
© De esta edición:
Ediciones Octaedro, S.L.
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ISBN (papel): 978-84-18348-80-8
ISBN (epub): 978-84-18615-22-1
Diseño y realización: Octaedro Editorial
Sumario
Prólogo
Hace algunos milenios el centro de la educación era una hoguera. En torno a ella se evocaban los aprendizajes necesarios para la vida. Cazar, cocinar, protegerse del frío, sortear los peligros del entorno, desarrollar una función determinada en el grupo de referencia o crear una familia eran el objeto de historias protagonizadas por personajes que emocionaban a los oyentes. La clave del aprendizaje era la utilidad que tenía para los que las escuchaban. También que evocaban necesidades con las que todos podían identificarse.
Después –y durante bastantes siglos– el aprendizaje tuvo una finalidad transmisiva. Era importante que los valores, y conocimientos atesorados durante siglos pasaran de generación en generación de la forma más intacta posible. La parcelación del saber en áreas de conocimientos no favoreció, en absoluto, que este fenómeno cambiara.
El desarrollo de las ciencias provocó una parcelación cada vez más extrema de la enseñanza y el aprendizaje. Esto tuvo consecuencias evidentes en la especialización –cada vez más temprana– de los itinerarios formativos, la diversidad de áreas de conocimientos, departamentos didácticos, bloques de contenidos y formaciones docentes especializadas. Progresivamente, el centro del aprendizaje fueron los contenidos científicos y los esfuerzos didácticos se orientaron a asegurar la aséptica adquisición de estos de forma parcelada, especializada y descontextualizada de la vida del aprendiz.
Esto tenía sentido en una sociedad «sólida» en la que los aprendizajes obtenidos –en la infancia y la juventud de las personas– era suficiente para asegurar el desarrollo de las competencias necesarias en su vida: profesión, establecimiento de una familia y participación en su comunidad de referencia.
Hace algo más de cien años sucede algo importante. Decenas de pensadores de la educación comienzan a defender la idea de que el aprendizaje ha de tener en cuenta el desarrollo natural del aprendiz. Es la llamada «escuela nueva» y sus protagonistas comienzan a expresar una idea revolucionaria: el centro del aprendizaje es el alumno y no los contenidos de la enseñanza. Surgen decenas de enfoques y herramientas didácticas. También comienzan los primeros estudios serios sobre el desarrollo de la inteligencia.
Una vez situado al aprendiz en el centro de la educación, surge otro hito fundamental: la educación puede jugar un papel fundamental en el desarrollo de las sociedades. Esto ya se sabía. El establecimiento de modelos transmisivos de enseñanza había asegurado hasta ahora el mantenimiento del statu quo político, de clase, género o ético. Sin embargo, la formulación clara y explícita de que la educación puede ser un motor de cambio de las sociedades se desarrolla a lo largo del siglo veinte. En España podemos citar célebres pensadores como Cossío, Giner de los Ríos o Ferrer i Guardia, pero el referente internacional que pone negro sobre blanco la capacidad de la educación para cambiar la sociedad fue Paolo Freire. Es este pedagogo el que sirve de referencia a decenas de líneas de pensamiento que hoy nadie puede obviar.
El último tercio del siglo veinte y el inicio del veintiuno ponen de manifiesto dos realidades que la educación debe afrontar:
• Las tremendas emergencias del planeta deben ser emprendidas desde una óptica humanista y comprometida con el cambio en el modelo de desarrollo: medio ambiente, pobreza, desigualdad e injusticia.
• La realidad que habitamos, en la actualidad, es profundamente compleja y cambiante. No es posible un modelo educativo parcelado y transmisivo como el que hemos heredado siglos atrás. De nada servirá una enseñanza especializada si no permite a los aprendices comprender la realidad que les rodea e intervenir decididamente en ella.
El aprendizaje hoy debe responder a estos factores si pensamos que la educación debe ser el motor de cambio de la sociedad. Para ello debemos reconocer la realidad actual e identificar las necesidades educativas que tienen los ciudadanos del siglo que nos ha tocado habitar. Un siglo que nace cambiante y recibe un punto de inflexión en los modelos relacionales, laborales y de aprendizaje a partir de 2020 cerrando escuelas, virtualizando los modelos de relación didáctica y desafiando a estados, centros educativos, familias y comunidades en la necesidad de reinventar una escuela que responda a las exigencias de la realidad, y no al revés.
El libro que tienes delante es un esfuerzo por pensar –desde una óptica práctica y comprometida– una escuela que responda a las necesidades educativas que vivimos en la actualidad. Su autora recorre de forma sencilla, pero en profundidad, mucho de lo que sabemos sobre el aprendizaje y lo que nuestros aprendices deben saber. Pero además lo hace de forma práctica. Esto la hace viajar a la hoguera como centro No es de extrañar el cariño que dedica a los enfoques holísticos de enseñanza como el aprendizaje basado en proyectos, retos, problemas, etc.
La profesora Elizondo es una ponente reconocida internacionalmente por su compromiso con la innovación con la que he tenido ocasión de coincidir en algunas ocasiones en las que he podido comprobar su capacidad de aterrizar en el día a día de las escuelas los últimos debates en educación, su compromiso absoluto con la inclusión y con modelos de enseñanza que compartimos, como el ABP.
Pero es –sobre todo– una docente. Alguien que conoce en profundidad los avances de la neurociencia y lo pone al servicio de una mirada humanista y comprometida con la función que la educación debe ejercer en esta sociedad «líquida» que nos ha tocado habitar. El desarrollo de competencias personales, sociales y profesionales son el centro del aprendizaje. Este solo es posible desde una mirada globalizada. El esfuerzo debe ser ofrecer herramientas sencillas a los docentes para que rompan la parcelación del currículo y viajen caminos de cooperación e interdisciplinariedad. Esto es lo que ofrece este libro en una sencilla, pero magistral mirada de una docente que escribe para docentes.
JUAN JOSÉ VERGARA
Maestro y pedagogo
Especialista en innovación educativa y metodologías activas Presidente del LABoratorio de INnovación Educativa [labine.org]
Desde el informe Delors, Coombs, etc., hasta los enfoques centrados en la educación para la justicia social.
Vergara, J. (2018). Narrar el aprendizaje. La fuerza del relato en el aprendizaje basado en proyectos (ABP). Madrid: SM-BIE.
Introducción
Siempre es difícil enfrentarse a una página en blanco, ¡hay tanto que decir que me cuesta ordenar las ideas! Y si me conoces, ya sabes que tengo mil ideas en la cabeza, así que va a ser un trabajo arduo. Pero quiero que este libro te ayude a ti, lo escribo para ti y a ti van mis agradecimientos, de forma que pienso en lo que tú puedes necesitar y trataré de explicarlo con palabras sencillas y ejemplos concretos, aunque también con una buena fundamentación teórica, eso para mí es siempre fundamental. Cada capítulo aborda un tema y todos ellos marcan una ruta. Una ruta hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad, una ruta hacia un cambio en la educación, una ruta hacia el horizonte utópico, ético y alcanzable que invita a la acción. La utopía no es imposibilidad, sino transformación, cambio, esperanza y deseo, y en este camino estamos.