Guillermo Gándara - Futuros México hacia 2050

Prólogo

La conservación ambiental en México finca su origen en una visión a futuro en el año 1917, cuando el presidente Venustiano Carranza decretó la primera Área Natural Protegida (ANP) en México: El Parque Nacional Desierto de los Leones. Mirar al futuro y empezar a construirlo desde ese momento fue la premisa que dio origen a esta zona en el valle de México en respuesta al abastecimiento de agua limpia para la Ciudad de México. Este importante hecho en la historia de nuestro país también sirvió de base para que otros optimistas empezáramos a visualizar diversos futuros y construir nuestros sueños a favor de los entornos naturales y sus ecosistemas.

Desde pequeño, me maravillé de la magia del bosque, de sus múltiples beneficios y de la gran interconectividad sistémica de sus actores. Descubrir sus secretos se convirtió en mi pasión, y llevar esta cientificidad a la vida humana, en mi labor. Conforme me iba adentrando y navegando en el bagaje científico de esta apasionante tarea, me di cuenta de la gran importancia de las matrices ecológicas para la sostenibilidad de la vida, y comprendí también la grandeza de su aportación a la vida humana; ya que, entre muchas otras funciones ambientales, los bosques nos proveen del vital oxígeno, así como también de servicios hidrológicos y procesos ecológicos reguladores del clima, además son hábitat de diversas especies y constituyen la única fuente de recursos para millones de personas que dependen de ellas.

Fue así que en el año 2002 me propuse buscar la manera de salvaguardar los bosques y valles que me vieron nacer y donde nació mi interés científico: la sierra de Álica, en Nayarit, México. Después de casi dos décadas de múltiples investigaciones, trabajos de campo, procesos administrativos y socializaciones, nos dimos cuenta de que el manejo y gestión de las áreas naturales bajo algún esquema de protección carecía o se alejaba de una visión hacia la sostenibilidad. Conservar los ecosistemas sin procurar un aprovechamiento sostenible es como tener una gran riqueza debajo del colchón, con el riesgo latente de ser desaparecido y sin posibilidad de ser invertido de forma que permita elevar su rendimiento para llegar a otros niveles más avanzados de preservación y al mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades aledañas.

Es por esto que en 2015 nació la Fundación Biósfera de Álica, A.C. (FBA), con la visión de preservar y conservar, sustentable y culturalmente, la Sierra de Álica, como capital natural para la humanidad, bajo tres ejes estratégicos: hábitat Álica, cultural-étnico y científico-educativo.

Hábitat Álica busca la conservación y protección activa del capital natural de la Sierra de Álica, no solamente de la flora y fauna endémicas, sino de los responsables del denominado internet de las plantas: los hongos, bacterias y microorganismos, fundamentales para el equilibrio de la vida en el bosque y nuestro principal diferenciador de otras organizaciones de protección y conservación en México.

El eje cultural-étnico fomenta el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades indígenas Wixárikas y Coras de la región, con proyectos de desarrollo sostenible inclusivo.

Mientras que nuestro eje científico-educativo fomenta la conservación, a través de proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico y educación ambiental, que generen avances productivos en la zona, y cuya aplicación beneficie a diversas industrias, desde una perspectiva sustentable.

La convergencia de estos ejes estratégicos deriva en diferentes proyectos ambientales impulsados desde la FBA, desde incentivar la conservación y protección del medio ambiente, mediante brigadas de voluntarios locales que previenen tanto incendios forestales como delitos ambientales, hasta proyectos integrales como el santuario de los polinizadores.

Innumerables preguntas han surgido en el camino en los diversos momentos de co-creación de los proyectos insignia que llegaron a permear hasta el corazón de nuestra organización, tanto administrativa como operativamente: ¿cómo lo lograremos?, ¿cuándo?, ¿cuál deberá de ser el rumbo?, y muy importante ¿cómo nos imaginamos el horizonte? Así, en marzo de 2019 nos dimos a la tarea de imaginar el futuro, y condujimos un proceso reflexivo para generar la Planeación Sistémica y Prospectiva de la Fundación Biósfera de Álica, A.C. al 2030. Esta valiosa herramienta nos ha permitido plasmar la visión y la estrategia de la organización, en un despliegue de objetivos y medidas tangibles, organizados en el tiempo desde cuatro perspectivas: financiera, de clientes, procesos de negocios internos, y de aprendizaje y crecimiento.

Los resultados de este proceso prospectivo han sido el timón de nuestra organización desde su finalización en junio del mismo año. Gracias a ello, hemos logrado definir una dirección hacia un sueño alcanzable, posible y factible. Nos ha permitido alcanzar también otros niveles de comprensión sobre las áreas naturales protegidas, el desarrollo sostenible, el desarrollo social y el medioambiente. Las acciones se van materializando en proyectos como los recientes trabajos con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) para el monitoreo de especies de animales en peligro de extinción, o la difusión de la importancia de la conservación de su patrimonio natural y cultural tanto a nivel local y regional como internacional.