COLECCIÓN POPULAR
676
LAS COMPETENCIAS EN LA EDUCACIÓN
Traducción
J UAN J OSÉ U TRILLA
MONIQUE DENYER • JACQUES
FURNÉMONT • ROGER POULAIN
GEORGES VANLOUBBEECK
LAS COMPETENCIAS
EN LA EDUCACIÓN
Un balance
Primera edición en francés, 2004
Primera edición en español, 2007
Cuarta reimpresión, 2016
Primera edición electrónica, 2016
Diseño de portada: Laura Esponda Aguilar
© 2004, De Boeck & Larcier S. A., 1ª edición
Éditions De Boeck, Rue des Minimes 39, B-1000, Bruselas
Título original: Les compétences: où en est-on? L’application du décret
“Missions” en Communauté français de Belgique
D. R. © 2007, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
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ISBN 978-607-16-4238-7 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
PRÓLOGO
Cada docente, cada formador de maestros (ya sea al comienzo o en el curso de su carrera) ha de enfrentarse hoy a la pedagogía de las competencias. Algunos se adhieren a ella totalmente; otros —bien lo sabemos— sienten cierta inquietud y hasta expresan reservas ante esta radical transformación de la práctica docente.
En pedagogía, como en las demás ciencias humanas, no existe, desde luego, ninguna verdad absoluta. Los conceptos empleados cristalizan, de algún modo, las aspiraciones del momento, provocadas por la evolución de la sociedad.
A pesar de todo, si se analiza bien la historia de la enseñanza, se podrá observar una evolución global (a veces con dudas, estancamientos, aceleraciones…) hacia una pedagogía que toma en cuenta al alumno como persona y sus motivaciones, fundada más sólidamente en la contextualización y la finalización de las prácticas, y, asimismo, más fiel a su inevitable complejidad. Esta pedagogía, que se construye progresivamente, privilegia un enfoque metodológico fundado en la acción (las tareas, los problemas) y desarrolla lo que Perrenoud llama “una relación pragmática con el saber”.
Este avance es irreversible. Los conocimientos adquiridos se han acumulado, lenta pero inexorablemente. Nadie practica hoy la enseñanza como se practicaba hace 30 años. No puede negarse que el futuro es incierto: mañana, sin la menor duda, constituirá una evolución suplementaria (¡complementaria!). Pero de lo que sí se puede estar seguro es de que en pedagogía no hay ningún paraíso perdido. Toca a cada quien librarse de toda nostalgia paralizante y apropiarse, lo mejor que pueda, de la pedagogía de las competencias, tal como fue iniciada y definida por un conjunto de decretos.
Dicha labor es emocionante, mas debemos reconocer que puede ser difícil. La presente obra, redactada por un equipo multidisciplinario de inspectores de la Comunidad francesa podrá —de ello estamos seguros— aportar a todos una ayuda inapreciable.
Asociando íntimamente la teoría con la práctica, los autores han fundamentado su reflexión a partir de su notable conocimiento de la literatura científica, su colaboración con el mundo de la investigación y su irremplazable experiencia adquirida en la práctica.
Para empezar, un análisis riguroso del concepto de competencias (“saber-hacer” vs. “saber”), así como un estudio comparado de su empleo en las obras de referencia de diversas disciplinas de la enseñanza, permitirán al lector precisar mejor un término que hoy aún es muy (¿demasiado?) polisémico, es decir, con una gran variedad de significados. La considerable reforma que emprendemos (como lo ha hecho la mayoría de los países desarrollados) evidentemente exige que todos los que participan en este proceso compartan conceptos coherentes y utilicen un lenguaje común.
Basándose en ejemplos, el apartado “Competencia y conocimiento”, del capítulo II, desarrolla la operacionalización del concepto, mientras que en los apartados “Preparar su lección: concebir tareas” y “Dar la clase”, del capítulo III, así como en los capítulos IV (“Programar en términos de competencias”) y V (“Evaluación del dominio de competencias”), se responde de manera precisa (¡y con cuánta riqueza y pertinencia!) a los problemas concretos e inmediatos que hoy se plantean quienes intervienen en el mundo de la educación.
Esta obra, a la vez precisa, rigurosa y concreta, pronto será referencia indispensable para todos los maestros que se enfrentan a las exigencias inmediatas de su práctica y también a la perspectiva de su necesaria revisión teórica.
Por lo demás, constituirá un libro inapreciable para quienes se están encargando de renovar nuestro sistema educativo: formadores de formadores, jefes de instituciones, expertos de las principales redes, conceptuadores de referenciales o de programas, diseñadores de instrumentos para la evaluación.
Por mi parte, estoy convencido de que los autores también habrán arrojado luz sobre el debate de las ideas y de la eficiencia en la acción pedagógica.
M. B USTIN,
inspector general
INTRODUCCIÓN
En julio de 1997 el decreto “Misiones” define por primera vez los deberes prioritarios de la escuela en la Comunidad francesa y enuncia los objetivos asignados a cada nivel de la enseñanza en materia de competencias.
El decreto precisa, asimismo, cómo quedarán definidas las competencias para cada grado y enumera los programas correspondientes a cada poder organizador. Además, prevé la construcción de instrumentos de evaluación comunes a los diferentes niveles.
En mayo de 1999 el Ministerio de la Comunidad francesa publica las “Bases de las competencias”, documento en el que se especifican las competencias básicas que deben alcanzarse al término de la enseñanza elemental (primaria) y del primer grado de la enseñanza secundaria.
Entre 1999 y 2001 aparecen las “Competencias terminales y conocimientos requeridos”, es decir, los capítulos que especifican las competencias que se esperan y los conocimientos requeridos al término de la enseñanza secundaria. En el caso de la enseñanza de transición (humanidades generales y tecnológicas), se trata de competencias disciplinarias; en el caso de la enseñanza de calificaciones (humanidades técnicas y profesionales), un documento único contiene las “Competencias comunes” que deberán desarrollarse en todos los cursos. Las “Bases” y las “Competencias terminales” se han plasmado en decretos, aprobados por el Parlamento de la Comunidad francesa.
En septiembre de 2000 la Comisión de Instrumentos de Evaluación emprende sus labores, las cuales deberán conducir a la producción estandarizada de baterías de pruebas para posibilitar la evaluación del nivel de estudios.
Desde septiembre de 2001 los programas nuevos, diseñados con base en el enfoque de competencias, entran progresivamente en vigor en diversos niveles de enseñanza de la Comunidad Francesa de Bélgica.
Los especialistas en ciencias de la comunicación —y expresamos aquí nuestra especial gratitud a los profesores Crahay, De Ketele, Leclerc y Rey, cuyas entrevistas guiaron nuestra reflexión inicial— muestran, todos ellos, su satisfacción por la instauración de una pedagogía que consideran un paso adelante, que rompe con la lógica de la transmisión pura y simple de conocimientos, en favor de la adquisición de un nuevo saber a partir de la práctica en un contexto dado.