Entre agosto de 1861 y julio de 1863 Marx escribió 23 cuadernos de apuntes. Este material fue consultado por Engels y Kautsky para publicar los tomos II, III y IV de El capital. Conocidos parcialmente por la tradición marxista posterior, se trata de 1.472 folios manuscritos que componen 2.384 páginas de la edición publicada en alemán entra 1976 y1982. Esta obra de Marx constituye un eslabón fundamental entre los Grundrisse de 1857-1858 y los Manuscritos del 63-65, anteriores a El capital de 1867.
En el volumen que presentamos, el autor realiza un comentario completo de los Manuscritos del 61-63 —el primero en el orden mundial—, aunque en realidad comienza un poco antes, en enero de 1859, e incluye así los capítulos I y II que forman el contenido de la Contribución a la crítica de la economía política.
«En estos Manuscritos de 61-63 —dice el autor— Marx constituirá nuevas categorías exigidas por un discurso dialéctico que se va internando en la realidad… Descubrir por nuestra parte la “necesidad” de dichas categorías es comprender a Marx, descubrir su método, el orden de sus categorías.»
Esta obra esta acompañada de 37 esquemas de un alto valor didáctico.
Enrique Dussel
Hacia un Marx desconocido. Un comentario de los Manuscritos del 61-63
ePub r1.2
Titivillus 09.01.16
Enrique Dussel, 1988
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A mi bisabuelo
Johannes Kaspar Dussel (13.8.1840-18.2.1913),
emigrado socialista a América Latina en 1870,
originario de Schweinfurt, Alemania,
quien con sus manos de carpintero
fabricó los muebles de la primera «Casa del Pueblo»
de nuestro continente en Buenos Aires,
sede del entonces partido socialista
que se situaba en Avenida de Mayo,
ya sus amigos del Vorwarts.
Al pueblo nicaragüense
que por su revolución sandinista
está elaborando en la praxis
una novedosa versión del marxismo.
PALABRAS PRELIMINARES
I
Entre agosto de 1861 y julio de 1863, Marx escribió veintitrés Cuadernos de apuntes que fueron publicados por primera vez de 1976 a 1982. Este material fue consultado por Engels y Kautsky para publicar los tomos II, III y IV de El capital. Desconocidos por la tradición marxista posterior, se trata de 1.472folios manuscritos que consisten en 2.384 páginas editadas.
Sin embargo, no hemos querido comenzar en 1861, porque nos enfrentaríamos directamente con el «Capítulo III» de la futura obra. Terminamos nuestro trabajo anterior
Es decir, abarcaremos cuatro años y medio (de los 40 a los 45 años de la vida de Marx) —de enero de 1859 a julio de 1863—, época en que Marx vivía en la casa situada en Grafton Terrace 9, no lejos del hermoso Hampstead Heath (parque en el que Marx amaba pasear cuando podía, ubicado cerca del cementerio de Highgate donde reposan sus restos mortales). Fueron tiempos sumamente duros para Marx y su familia; la pobreza (la miseria casi), la enfermedad y hasta la soledad (hasta 1864 no se fundaría la Internacional) preocupaban hondamente a aquel hasta ese entonces casi ignorado exiliado alemán en Londres.
El 25 de febrero de 1862 escribía a Engels que si «se consideran bien las cosas, una vida tan miserable no vale la pena ser vivida». Fue en septiembre de ese año cuando Marx, desesperado, pensó abandonar sus estudios y dedicarse a alimentar a su familia. Para ello, intentó trabajar como empleado en el ferrocarril de Londres… pero fue rechazado en el examen de admisión… por mala letra.
Años después, el 30 de abril de 1867, escribía sobre esa etapa sombría: «Todo el tiempo que podía consagrar al trabajo debí reservarlo a mi obra, a la cual he sacrificado mi salud, mi alegría de vivir y mi familia […] Si fuéramos animales, podríamos naturalmente dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad para ocuparnos de nuestro propio pellejo. Pero me hubiera considerado poco práctico de haber muerto sin al menos haber terminado el manuscrito de mi libro.»
En efecto, largos años de estrictos trabajos teóricos habían llenado la vida cotidiana de Marx. Su «técnica» de trabajo era pausada, limitada por la pobreza (que le exigía escribir en el Museo Británico sus Cuadernos de extractos) pero afirmada por una tenacidad inquebrantable fundada en una pasión ética que partía de la conmiseración por el dolor de los pobres, oprimidos, explotados. Veamos un ejemplo.
ESQUEMA 1
MANERA DE ESTUDIAR Y REDACTAR LOS «MANUSCRITOS DEL 61-63»)
Cf. M. Müller, «Die vorbereitenden Materialien für Marx ökonomisches Manuskript von 1861-1863» en Beiträge zur Marx-Engels-Forschung (Berlín), 1 (1977), pp. 95-102. Der zweite Entwurf des Kapitals, pp. 305-309; W. Wygodskic «Zur Erarbeitung der Struktur der ökonomischen Theorie durch Marx in den Jahren 1859-186l», en Arbeitsblatter zu Marx-Engels-Forschung (Halle), 14 (1982), pp. 5-19.
Quizá por la Growen Street, Marx debió tener acceso a la biblioteca del Museo, que desde 1857 —cuando comenzó los Grundrisse— tenia la inmensa cúpula bien iluminada. Quizá en el escritorio «0-7», nadie lo sabe con certeza, leyó los cientos de libros que cita en sus obras. Un «cuaderno de citas (Citatenheft)», que elaboraba en el Museo durante el día, le servirá para la redacción de los veintitrés cuadernos que constituyen los Manuscritos del 61-63. Pero, además, usó igualmente para apuntes en el Museo el Cuaderno VII de los Grundrisse, desde la página 63b hasta la 192.
En la redacción en su casa, con frecuencia nocturna, usaba igualmente sus numerosos cuadernos de años anteriores (1851-1856); también hay casos de clara consulta y hasta copia de los Grundrisse mismos.
Conociendo las angustias existenciales de Marx y las limitaciones de su «técnica» de investigación —ya que no poseía los libros—, es asombroso su talento para vencer tantas negatividades. Su texto es limpio, coherente, profundo… y sin embargo no se conformará con él; no estará maduro para la publicación. Aunque la obra se encuentre entera ante su vista como un todo artístico, el artista no se siente expresado en ella, y por tanto, como muchas otras obras, la entregará a «la crítica de los roedores».
Como en el caso de los Grundrisse, entraremos en el «laboratorio» mismo de Marx y veremos cómo va desarrollando conceptos, construyendo categorías. Veremos los progresos con respecto a los Grundrisse, pero su inmadurez si comparamos los resultados con El capital.
II
Marx no era como Nietzsche, quien escribía aforismos al correr de la inspiración y la pluma. Muy por el contrario, Marx necesitaba rumiar los «planes» de su futura obra —que conmovería los cimientos mismos de la historia universal del siglo XX—. Al menos existen unos 19 planes pasta el 30 de abril de 1868. Los diez primeros planes ya los hemos estudiado en una obra anterior. Corresponde ahora partir desde la carta a Engels del 13 de enero de 1859:
El manuscrito tiene unos 12 pliegos de imprenta (3 fascículos) y —no te caigas de espaldas— a pesar de su título: «El capital en general», estos fascículos no tienen todavía nada sobre el capital, sino sólo los dos primeros capítulos: 1. La mercancía; 2. El dinero o la circulación simple.