Gabriel Rolón - Historias de diván
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- Libro:Historias de diván
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2007
- Índice:5 / 5
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Historias de diván: resumen, descripción y anotación
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Historias de diván — leer online gratis el libro completo
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A Fernando Rabih, Susana Espíndola, Natalia Cabello, María Eugenia Massa y Roberto Sosa, por haber leído con tanta generosidad estos escritos y haber aportado opiniones que me resultaron de gran ayuda.
Al Dr. Darío Mindlin, por su estímulo permanente para que encarara la escritura del presente trabajo.
A Mariano y Nacho, de Editorial Planeta, por el cariño y el respeto con el que me han tratado a mí y a mi libro.
Y muy especialmente, a Teresa, que compartió cada segundo de esta escritura y fue fundamental con sus opiniones y sus ideas, y al poeta y académico Horacio Castillo, quien leyó todo el material, deteniéndose en cada párrafo para ayudarme a que este sea un texto claro y comprensible.
Agradezco además a los pacientes o familiares que, como en el caso de Majo, permitieron generosamente que tomara sus historiales como arcilla para escribir cada uno de los casos.
Dejo una dedicatoria especial para mis hijos, Lucas y Malena, y también para Tere, porque este libro ha sido escrito en un tiempo que les pertenecía.
LICENCIADO GABRIEL ROLÓN
GABRIEL ROLÓN. Nació en Buenos Aires en 1961. Cursó sus estudios en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Se graduó e hizo su especialización en psicoanálisis. Ha participado y participa en programas de radio y televisión en los que estrecha su vínculo con la audiencia brindando respuestas y orientación en los casos necesarios. Fue columnista de Tarde negra (conducido por Elizabeth Vernaci) y logró un reconocimiento público por su trabajo en radio junto con Alejandro Dolina en La venganza será terrible, y por su participación con Roberto Pettinato y Karina Mazzocco en Todos al diván. En 2008 condujo sus propios programas en radio y televisión: Noche de diván, por Radio Mitre, y Terapia (única sesión), por América TV. Historias de diván (Planeta, 2007), su primer libro desde el psicoanálisis, fue un éxito de ventas sin precedentes en la Argentina y se editó en Brasil, México y España, suceso que se repite en 2009 con su segundo libro: Palabras cruzadas (Planeta). Los padecientes es su primera novela.
—Yo sé que voy a poder arreglarme sola. Lo hice durante toda mi vida, así que no veo por qué no lo voy a poder hacer ahora.
—De todos modos, supongo que es una situación dolorosa…
—Sí, sobre todo para Pilar. Ella siempre tuvo una imagen de familia muy fuerte y está muy apegada a su papá. Calculo que es algo normal en una nena de ocho años. Igual, Sergio y yo decidimos que vamos a hacer las cosas con calma y sin apuro. Somos personas inteligentes, así que no hay razón para que esto se convierta en algo traumático. Por eso te repito que mi única preocupación es la nena.
—¿Y qué querés decir con esto de hacer las cosas «con calma y sin apuro»?
—Que nosotros nos llevamos bien, nos queremos, nos respetamos… No hay por qué apresurar la salida de Sergio de la casa. Ambos estuvimos de acuerdo en que se va a quedar un tiempo más mientras consigue algo digno, con las comodidades que él se merece y con un lugar para que Pilar lo pueda visitar.
—Ajá. ¿Y mientras tanto qué le van a decir a la nena?
—No sé. Iremos viendo.
—¿Él dónde va a dormir? —me mira como si le hubiera preguntado un disparate.
—En la cama, ¿dónde va a dormir?
—¿Con vos?
—Obvio. Porque yo ni loca me voy al sillón del living —ironiza.
—Entonces perdoname, pero no entiendo.
—¿Qué no entendés?
—Me decís que se separan pero que por ahora no le van a decir nada a Pilar. Y que él se queda a vivir en la casa y va a dormir en la cama con vos. ¿Me explicás de qué separación me estás hablando?
—Ya te lo dije: de una separación inteligente…
—¿Y de quién fue la idea de este modelo tan «inteligente» de separación?
—Mía.
Me quedo pensando algunos segundos.
—Laura, si ustedes, como me dijiste recién, se llevan bien, se quieren, se respetan y no tienen problemas en compartir ni la casa ni la cama, ¿por qué se separan?
Silencio.
—Porque Sergio lo quiere.
—¿Y vos?, ¿vos también lo querés?
Baja la mirada y no dice nada. La conozco lo suficiente como para saber que la respuesta es un «no». Pero no lo va a decir: no puede enfrentar este rechazo. Sin embargo, va a tener que hacerlo. Y aunque esto sea precipitarla en un abismo de dolor, no voy a tener más remedio que empujarla hacia la verdad y acompañarla.
En el momento de enfrentar esta situación, Laura tenía cuarenta y dos años, su hija Pilar ocho, y su esposo, Sergio, cuarenta y tres. Se trata de una mujer que ha pasado momentos difíciles: un padre que se fue del hogar cuando ella era muy chica y que se desentendió para siempre de su familia, y una madre depresiva que no pudo enfrentar la situación y que se abandonó sin reparar en que ponía en riesgo a sus dos hijos, a Laura, de seis años, y a Gustavo, de cuatro.
La suya fue una infancia llena de privaciones, hasta que comprendió —a los trece años— que ese no era el destino que quería para ella. Entonces consiguió un trabajo de medio día, se hizo cargo de sus estudios secundarios y también del cuidado de su hermano y de su madre. Nunca tuvo tiempo ni oportunidad para detenerse a lamentar sus pérdidas o angustiarse ante sus dificultades: «Yo tenía que seguir, porque si no, nos iban a comer los piojos», dijo en una sesión al recordar aquella época.
Así fue enfrentando cada uno de los desafíos de su vida. Se recibió de doctora en medicina a los veinticinco años, y su hermano, gracias a su ayuda, de arquitecto. Como ella suele decir: «Salí de la nada y ahora soy una mujer exitosa».
Laura se casó con Sergio, un médico que conoció durante su residencia en el hospital, y a los treinta y cuatro años tuvo a Pilar, su única hija. Es una mujer inteligente, hermosa, de ánimo fuerte. Las circunstancias de la vida la llevaron a desarrollar un sentido del humor y una ironía que hicieron que nuestras sesiones fueran, aun al tratar los temas más complejos, estimulantes para ambos.
Por eso me sorprendí cuando me enteré de lo de su separación: nunca había comentado ningún tipo de malestar en su pareja. Aunque creo que también fue una sorpresa para ella.
—¿Vos aceptaste?
—Obvio. Sergio no será un galán de cine, pero tampoco es un violador. Si yo no hubiese querido, no lo habríamos hecho.
—¿Y por qué lo hiciste?
—A ver, decime, porque a lo mejor yo soy muy «rara» y no me doy cuenta, pero ¿vos nunca tuviste ganas de coger?
La miro en silencio.
—Bueno. Te aseguro que es algo muy placentero, Y además —continúa— si nunca lo hiciste con una ex, andá sabiendo que te estás perdiendo una experiencia divertidísima…
Disimulo una sonrisa.
—Laura, hablemos en serio.
—Está bien. Pero, ¿cuál es el problema si tengo sexo con Sergio?
—Que puede confundirte.
—A mí no me confunde. Yo tengo las cosas muy claras.
—Permitime dudarlo.
—¿Puedo saber por qué?
—Porque ya hace un mes que ustedes se plantearon la separación y hasta ahora no cambió nada. ¿No te parece que es muy difícil hacerse a la idea de que las cosas son diferentes cuando en realidad todo sigue igual?
—¿Y qué debería hacer entonces? ¿Echarlo?
—No lo sé. No soy yo quien tiene que aconsejarte qué hacer. Pero tal vez puedan volver a conversar sobre el tema. ¿Quién te dice? A lo mejor Sergio cambió de opinión y vos podés relajarte sabiendo que ya no va a «abandonarte» —me mira con una sonrisa.
—Sos un turro.
No me hace falta ningún gesto para dar por terminada la sesión. Laura hace algunas bromas mientras nos dirigimos hacia la puerta. Pero sé que está movilizada, y también estoy seguro de que va a hablar con él.
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