Lauren Kate - La historia de Ande
Aquí puedes leer online Lauren Kate - La historia de Ande texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2014, Editor: Penguin Random House Grupo Editorial España, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:La historia de Ande
- Autor:
- Editor:Penguin Random House Grupo Editorial España
- Genre:
- Año:2014
- Índice:3 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La historia de Ande: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La historia de Ande" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
La historia de Ande — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La historia de Ande " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Lauren Kate
La historia de Ander
Traducción de
Noemí Risco Mateo
www.megustaleerebooks.com
Hoy cumplo dieciocho años. Mañana habré renunciado al amor.
Es absurdo. Nunca he besado a una chica ni tampoco le he pedido a ninguna que salga conmigo. Nunca he tenido el valor para poner una mano en la cintura de una joven. Nunca he bailado pegado a otra persona, nunca he coqueteado en un pasillo ni me he burlado de nadie para salir luego corriendo.
Y, sin embargo, mañana, cuando renuncie al amor, todo cambiará. Seguiré siendo el mismo Ander —rubio y pálido, inmune a las enfermedades, capaz de adaptarme a cualquier ambiente—, pero ya no seré el mismo. No seré el que soy ahora.
Porque desde que conozco a Eureka, mi amor por ella ha dado significado a mi vida. Y aunque no sabe de mi existencia, yo sí que sé de la suya desde hace mucho tiempo. Mi secreto morirá esta noche en el bosque, junto a miles de pequeñas pasiones. El Paso es lo importante, no la vida que dejo atrás.
Mi tío llama a la puerta y me sobresalto. Sin esperar, entra en mi habitación, a oscuras.
—¿Has hecho el equipaje?
Albión baja la persiana de la ventana que hay encima de mi cama, borrando el cuchillo de luz de luna que estaba partiéndome el pecho en dos.
Albión enfría las habitaciones. Como todos mis parientes, no hace ruido al moverse. No tiene olor. Su voz es clara, pero de algún modo no altera el silencio. Tan solo su silueta y su temperatura me confirman que no estoy soñando que está aquí. Tiro más de la manta.
En la cama gemela que hay al otro lado de la habitación, mi otro tío, Critias, se estira rígidamente y se incorpora. Su cuerpo desnudo es musculoso y fuerte. No cabe duda de que es más joven que Albión, aunque ambos tienen miles de años.
Albión mira a Critias.
—Aún no ha hecho las maletas, ¿verdad?
—¿Has hecho el equipaje? —me pregunta Critias.
—Sí, ya está.
Echo un vistazo a la mochila que llevo meses llenando poco a poco. No es más que una noche en el bosque, pero llevaré conmigo toda mi infancia para luego abandonarla allí.
—Levántate, entonces. En marcha —dice Albión.
Sobre un tablón inclinado entre su cama y la pared, Critias está haciendo sus cien flexiones habituales.
—Feliz cumpleaños —me dice al llegar a la número cincuenta y tres.
El Paso es un paseo ritual por el bosque. Entras siendo un niño y sales siendo un hombre. Todos los miembros de mi familia pasamos por este rito la noche que cumplimos dieciocho años. Cuando complete el Paso, seré un Portador de la Simiente, como las tías y los tíos que me criaron. Conoceré los secretos que siempre han girado a mi alrededor, unos vapores que hasta ahora me han prohibido inhalar. Comenzaré a vivir eternamente.
Mi perro Shiloh duerme a los pies de la cama. Cuando me levanto, me empuja suavemente con su hocico húmedo y le froto la coronilla a manchas.
—Yo también te echaré de menos.
—Shiloh te acompañará.
Critias se pone el suéter en la oscuridad.
Durante unos segundos me siento eufórico, hasta que recuerdo las normas.
—¿Por qué viene conmigo?
Critias da vueltas en su muñeca a un reloj plateado y roto.
—Ya sabes por qué.
Cierro los ojos de dolor.
—Basta —espeta Critias. Y eso que él es mi pariente más amable—. Te espero en el coche.
En la cocina en penumbra, mis tías Cora y Estornino discuten sobre qué marca de ratonera es mejor. Estornino es esbelta y delicada. Cora es más baja y corpulenta. Sus rostros, como los de mis tíos, son fáciles de olvidar.
Nunca encendemos las luces. Dejamos siempre las persianas bajadas. Vivimos en el extremo noroeste de Lafayette, en una granja abandonada, cerca de un trigal descuidado. Desde la carretera nuestra casa no se ve. Nadie sabe que vivimos aquí.
—He preparado el pastel.
Estornino señala una masa irregular encima de la mesa. Está tapada con papel de aluminio y alguien ha pegado encima una cajita de velas.
—¿Tienes hambre? —pregunta Cora.
Una salchicha de caimán chisporrotea en la sartén detrás de ella.
—No.
No quiero quitarme la pesada mochila para luego tener que volver a ponérmela. Ya noto calambres en los hombros.
—Será mejor que te pongas en camino. —Estornino mete un paquete de lona en mi mochila, añadiendo más carga—. El saco de dormir. Bocadillos. Repelente de insectos. Iniciador de fuego.
—Y el pastel.
Cora me lo pasa como si fuera un quarterback.
Mis tías me miran atentamente; me pregunto si están pensando en sus propios Pasos, hace siglos. ¿A qué martirios privados tuvieron que renunciar? ¿Qué pasiones conocieron cuando estuvieron al otro lado?
—Hasta mañana —se despiden al unísono.
El motor del coche lleva media hora en funcionamiento. El tubo de escape despide gases oscuros y Critias ya está esperando en el asiento del conductor. Por su expresión serena, sé que está escuchando un debate radiofónico a gritos en la AM. Shiloh sale de casa pegado a mi lado, entusiasmado por acompañarme. Dejo la mochila y el pastel en el maletero.
Dentro del vehículo hace calor. Shiloh lame la ventana. Un sol gris empieza a asomar entre los cipreses detrás de la granja y me hace pensar en el momento en que me escapé de casa. Tenía ocho años y Albión me acababa de contar la razón por la que debía fijarme en Eureka.
«Un día tú serás el que la detenga, y el mundo te atribuirá su salvación. Para siempre.»
Recuerdo lo mal que me sentí y quise huir de aquel destino, pero solo llegué a los brazos indiferentes de un viejo ciprés en los límites de nuestro patio. Me quedé allí una larga noche por culpa de una imaginación malnutrida a la que no se le ocurría ningún otro sitio adonde ir.
Mientras mi familia me buscaba, hubo un momento en que oí decir a Estornino:
—¿Y si nos abandona como el último?
—Él no es como el último —me llegó la respuesta calmada de Albión.
Tenía razón. Bajé del árbol para cenar. Nunca me dijeron quién fue el último y yo preferí no preguntar.
Un golpecito en la ventanilla me saca de mi ensimismamiento. Critias apaga la radio y yo bajo la ventana. El rostro de Albión aparece recortado en la oscuridad. Me entrega un sobre grande y grueso. Nunca he recibido una tarjeta de cumpleaños. Paso el pulgar por la solapa, pero me detengo cuando Albión me da una bofetada. Respiro con fuerza. Un mar rojo me inunda los ojos.
—Ábrelo mañana. Dentro hay cosas que sabes, pero no crees saber. —Albión mira a Shiloh—. Lo primero que harás es deshacerte del perro.
Trago saliva y no miro a nadie.
Critias arranca.
—Esto no es un juego, Ander —me advierte Albión, como si alguna vez yo hubiera jugado a alguno.
El viaje a Kisatchie dura dos horas. He acampado allí dos veces, pero nunca solo. Estoy planteándome escaparme por segunda vez cuando Critias toma un camino equivocado.
—Te has pasado la rampa.
Critias mira hacia delante.
—Quiero enseñarte algo.
Conduce hacia el centro de la ciudad por unas callejuelas y se mete en el aparcamiento del Pancake Barn. Sé por qué estamos aquí.
Porque ella está aquí.
Eureka está sentada a una mesa junto a la ventana, con su madre. Es tan preciosa que no puedo respirar. Lleva un suéter dorado, como su pelo. Los ojos le brillan de emoción cuando habla, y las manos no le paran quietas. Su madre consigue coger el zumo de naranja de Eureka justo antes de que se derrame.
Eureka es graciosa. Riéndose, Diana levanta la mano para suplicar que la deje al menos tragar. No puedo evitar ladear la cabeza un poco, embelesado como un pájaro salvaje.
Una camarera les lleva un bote de nata montada y Eureka se echa una montaña blanca sobre las tortitas del desayuno. La he visto hacerlo muchas veces, como un ángel creando una nube sobre una isla. Me pregunto si las nubes sabrán a nata montada para los ángeles. Eureka lame el tenedor.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «La historia de Ande»
Mira libros similares a La historia de Ande. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro La historia de Ande y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.