Me llamo León, León Kamikaze. Nunca tuve ni familia ni amigos. Me enamoré una vez... He tenido tres vidas. En la primera, el mundo me rechazó. En la segunda, todos me odiaron. En la tercera, aún no sé quién soy. Me llamo León, León Kamikaze, y este es el rastro que me ha traído hasta AQUÍ. Libro ganador del Premio Gran Angular 2016
Álvaro García Hernández
León Kamikaze
A los héroes.
#Parte1
{Capítulo 1}
#Se Jubila
# Domador De Leones
–Todos me tienen miedo.
– ¿Qué hiciste esta vez? ¿Por qué te quitaron de esta familia ahora?
–Les tiré la sopa por el balcón. No dejaba de quemar. Me estaban volviendo loco. Dijeron que les asustaba mi violencia, que pensaban que no iba a encajar en su familia.
– ¿Y tú también lo crees?
–Yo creo que me tenían miedo. No dejaban de sonreírme, pero no decían lo que pensaban. Simplemente eso. Eran unos mentirosos. Me aceptaron porque necesitan tener más puntos para adoptar algún bebé. El trabajador social que me los recomendó se equivocó. Otra vez. Y sé lo que está pensando ahora.
–No hace falta que me mires así, León, y no te pongas chulo. Te envié con ellos porque eran los únicos que aceptaron quedarse
contigo, no había más, los has agotado. ¿Entiendes? Ya no queda ninguna familia que quiera hacerse cargo de ti. Ah, y lo que pienso es que eres un desgraciado que se hace el chulo. Aunque me puedo equivocar: solo soy un trabajador social.
–Yo soy mil veces más listo que usted, eso es lo que siempre le ha dado rabia, por eso me tiene tanta manía, porque usted soñaba con ser alguien y se ha quedado en un simple funcionario de Servicios Sociales que no puede pagar la hipoteca. Y yo le recuerdo todo lo que usted quiso ser.
–Y tú qué sabrás. No eres nadie, León. Solo eres un niñato estúpido que ha tirado un plato de espaguetis por la ventana.
–Sopa. Era sopa de fideos.
–Sí, eso. – ¡Que eran fideos! ¡Y se los tiré a esos cínicos porque me hacían comerme la sopa hirviendo y sonreír!
– ¡Me da igual! ¡Me da igual si eran macarrones o fideos! ¡Me dan igual tus historias, León! Te conozco desde hace diez años y estoy harto de que no me hagas caso, de tus
Excusas, de tus discursos, de tus mentiras, de tu actitud de «me da igual» con la que te crees que impresionas a alguien…
–Entonces, si está tan harto, ¿qué hace aquí? ¿Por qué ha venido a verme?
–He venido a verte porque me voy, te dejo, me jubilo. Me iba a esperar un par de años, pero ya no aguanto más, me rindo. ¿Lo entiendes, León? Se acabó. Ya está. Ya no tendré que pedirle disculpas a ningún profesor al que hayas agredido. Ni acompañarte a los juzgados para que el juez me diga que hago mal mi trabajo porque te has metido en otra pelea. O porque te han tirado por las escaleras. O porque te han abierto la cabeza. Se acabó. Me sé tus cicatrices de memoria. Después de diez años contigo, diez años curándote y pidiéndote que dejes de pelear, tú nunca me has hecho caso. ¡Jamás me has hecho caso! Pues me rindo. ¿Lo entiendes, León? Ahora puedes hacer lo que te venga en gana, como si quieres pegarte con el mundo entero. ¿Lo has entendido? Ya no eres mi responsabilidad. Pronto serás mayor de edad. Me podía haber jubilado entonces, pero ya no aguanto más. Aunque me cueste dinero.
Adiós, León. Espero que te vaya bien, aunque ambos sabemos que no va a ser así.
# Y León Decidió Callarse
#Para Siempre
#Por Segunda Vez En Su Vida
Capítulo 2}
#Alma De Lola
Es martes, uno de esos martes en los que llueve cada vez que sales a la calle. Ahora llueve más. Lola se quita los zapatos nuevos, baja descalza del autobús y cruza el paso de cebra con su camisa blanca y su falda gris de colegiala mientras el semáforo verde parpadea. Algo empapada, mala suerte, sube las escaleras del instituto para colarse por las puertas atestadas de adolescentes uniformados que matan el tiempo viendo llover.
–Déjame entrar, Alma. Hazme un hueco, que me mojo.
–Tía, ¿qué haces descalza?
–Hoy he soñado que me moría. Es que son nuevos.
–Ah, ¿y qué llevabas puesto?
–Nada, me moría solamente.
– ¿Desnuda?
–Que no, Almi, que me moría y no me fijaba en la ropa.
–Pues qué muerte más triste, ¿no? Yo he encontrado un tío que me hace un book de modelo gratis. Me ha dicho que vaya a su casa al salir de clase.
–Qué guay, qué suerte, yo me harté de buscar por los foros. Solo encontraba guarros.
–Ya, tía, qué asco. Este no. Este, al principio, me agregó y me dijo que era una tía, pero luego, cuando le dije que sí que iba a su casa, ya cambió y me dijo que era broma, que en realidad era un tío. Eso mola, que no te mientan, no sé, me da confianza. Ya te contaré, es que me he dejado el móvil en casa porque se me cayó al váter, pero mi padre me ha dicho que me compraba otro esta tarde. Luego, esta noche, cuando vuelva, te cuento. ¡Me voy a clase!
#Dinosaurio Cuadrado
Sigue lloviendo. El instituto es un edificio clásico, enorme, como un dinosaurio cuadrado situado en el centro noble de la ciudad. Como dinosaurio es precioso. Pero es martes y sigue lloviendo.
– ¡Un poco de respeto, por favor!
¡Solamente les estoy pidiendo un poco de respeto! ¡Respeten su educación! ¡Respétense a sí mismos! ¡Respeten a Rousseau! Todos sabemos que no me escuchan, que ni siquiera me quieren entender. Ustedes son unos necios, cada generación que pasa es más estúpida, pero a ustedes eso les da igual. Viven pegados a sus celulares, viven obsesionados con hacerse fotos. ¡NO TIENEN NADA DENTRO! ¡De verdad! ¡En mi país ustedes ya habrían sido lanzados al mar en un avión simplemente por vagos! ¿Sí, quién es? Ah, Lola, es usted. Adelante, adelante, ¿por qué llegó tarde? No, por favor, lo pregunté como una simple cortesía, no se moleste en buscar una excusa. ¿Cómo que no tenéis sitio? ¿Dónde está su pupitre? ¿Que lo ocupó quién? ¿Quién es usted... joven? ¿Quién demonios se sienta en un pupitre ajeno y se calla? Miren, ¿ven?, el final de la decadencia generacional educativa: el último alumno que me mandan es mudo. ¡Mudo, señores, mudo! ¿¡Y CÓMO DISERTO YO SOBRE ROUSSEAU CON UN MUDO!? ¿Cómo dicen? ¿Que dejaron su informe en mi mesa antes de que yo entrara? ¿Quién dejó? Ah, don Benavides, ¿quién si no? Veamos, veamos cómo se llama mi nuevo alumno mudo... ¿Y usted, Lola? Acomódese, vaya a... qué importa, siéntese aquí, en mi escritorio, ya habrá tiempo de proporcionarle uno más acorde a su talento. ¡LEÓN! ¡Así se llama nuestro nuevo discente! ¡LEÓN EL MUDO, LE LLAMAREMOS!
{Capítulo 3}
#Matías &Violeta
–Hay veces en que la vida te toca y se marcha, como si te hubiera robado un beso, y te deja con esa sensación de amor recién hecho. Otras, sin embargo, nos quedamos como muertos tras la noticia, como si la muerta nos hubiera mirado directamente a los ojos.
– ¿A quién le dices eso?
–Lo han contado esta mañana en la radio.
–Eso es mentira, ya nadie escucha la radio.
–Yo sí. Lo hago para el concurso.
–No te llamarán nunca.
–Te equivocas.
Están en un piso amplio, cercano al centro, de aire modernista pero con unas horribles ventanas baratas de aluminio gris, como un actor guapo con gafas feas. Quizás parezcan uno de esos matrimonios que no trabajan y hacen cosas excéntricas a las diez de la mañana.