La presente obra no procede de su puño y letra, sino que es una recopilación de sus palabras y de sus instrucciones directas dadas en conversaciones y conferencias celebradas en Essentuki, el Prieuré, Nueva York, Londres, y también mientras viajaba de una ciudad a otra con sus alumnos, a menudo en condiciones difíciles. Son notas que fueron reunidas de memoria por algunos de los que escucharon estas conversaciones y que luego las transcribieron fielmente, siendo atesoradas y protegidas.
«Hoy, cuando la enseñanza de Gurdjieff es estudiada y puesta en práctica por grupos de investigación bastante grandes en América, Europa y aun en Asia, parecería deseable arrojar cierta luz sobre una característica fundamental de su enseñanza, es decir, que mientras la verdad que se buscaba era siempre la misma, las formas a través de las cuales él ayudaba a sus alumnos a acercarse a ella solo servían por un tiempo limitado. Tan pronto como se alcanzaba una nueva comprensión, se cambiaba la forma».
«Lecturas, conversaciones, discusiones y estudios que habían sido el rasgo principal de trabajo durante un período y que habían estimulado la inteligencia hasta el punto de abrirla a una manera completamente nueva de ver, se interrumpían repentinamente por una u otra razón». Esto ponía al alumno en un aprieto. Lo que su intelecto había llegado a ser capaz de concebir, ahora debía ser experimentado con el sentimiento.
G. I. Gurdjieff
Perspectivas desde el mundo real
ePub r1.0
juandiego 19.12.14
Título original: Views from the real world
G. I. Gurdjieff, 1950
Traducción: A. C. Editorial Ganesha
Retoque de cubierta: juandiego
Editor digital: juandiego
ePub base r1.2
Introducción
Gurdjieff ha llegado a ser muy conocido como pionero de la nueva corriente de pensamiento sobre la situación del hombre, tal como siempre fue impartida a través de las épocas en momentos de transición en la historia de la humanidad.
Un cuarto de siglo después de su muerte, su nombre ha emergido de un cúmulo de rumores y hoy se le reconoce como una gran fuerza espiritual, un hombre que vio claramente la dirección que está tomando la civilización moderna y que se puso a trabajar detrás del escenario para preparar gente en Occidente que descubriese por sí misma, y con el tiempo difundiese entre el género humano, la certidumbre de que Ser es la única realidad indestructible.
El bosquejo de su vida es familiar a los lectores de su Segunda Serie: Encuentros con Hombres Notables (publicada en español en 1967).
Nacido en 1877 en la frontera de Rusia y Turquía «en circunstancias extrañas, arcaicas, casi bíblicas», su educación de niño lo dejó con muchas preguntas sin contestar y, cuando aún era bastante joven, partió en busca de hombres que hubiesen alcanzado un completo conocimiento de la vida humana. Sus primeros viajes a lugares no identificados del Asia Central y al Medio Oriente duraron veinte años.
A su regreso, comenzó a reunir alumnos en Moscú antes de la primera Guerra Mundial, y continuó su trabajo con un pequeño grupo de seguidores mientras se desplazaba, durante el año de la revolución rusa, a Essentuki en el Cáucaso, y luego a través de Tiflis, Constantinopla, Berlín y Londres hasta el Cháteau du Prieuré, cerca de París, donde en 1922 reabrió en mayor escala su Instituto para el Desarrollo Armonioso del Hombre.
Luego de su primera visita a América en 1924, un accidente automovilístico interrumpió el desarrollo de sus planes para el Instituto. De 1924 a 1935 dedicó todas sus energías a escribir. El resto de su vida lo pasó trabajando intensamente, principalmente con alumnos franceses en París, donde murió en 1949, después de terminar los arreglos para la publicación en Nueva York y Londres de su Primera Serie, Relatos de Belcebú a su Nieto.
¿En qué consiste su enseñanza? ¿Es inteligible para todo el mundo?
Él mostró que la evolución del hombre —un tema prominente en el pensamiento científico de su juventud— no puede abordarse a través de las influencias de masas, sino que es el resultado del crecimiento interior individual; que tal apertura interior es la meta de todas las religiones, de todos los Caminos, pero que requiere un conocimiento directo y preciso de los cambios en la calidad de la conciencia interior de cada hombre; un conocimiento que se conservaba en los lugares que él había visitado, pero que solo se puede adquirir con la ayuda de un guía con experiencia y a través de un prolongado estudio de sí y «un trabajo sobre sí mismo».
Por medio del orden de sus ideas y los ejercicios que él cambiaba a menudo, la comprensión de todos los que se le acercaron se abrió a una nueva impresión: la de la más completa insatisfacción de sí mismos y al mismo tiempo la de la vasta escala de sus posibilidades interiores; de tal manera que ninguno de ellos la pudo olvidar.
El planeamiento de la enseñanza que Gurdjieff ofreció en Relatos de Belcebú tiene que ser buscado dentro del panorama de toda la historia de la cultura humana, desde la creación de la vida en el planeta, a través del surgimiento y la caída de las civilizaciones, hasta la época moderna.
Felizmente, algo queda de sus propias palabras y de sus instrucciones directas dadas en conversaciones y conferencias en el Prieuré y mientras viajaba de una ciudad a otra con sus alumnos, a menudo en condiciones difíciles. Éstas son las conversaciones contenidas en este libro.
Consiste en notas que han sido reunidas de memoria por algunos de los que escucharon las conversaciones y que luego las transcribieron fielmente. Estas notas fueron atesoradas y protegidas con tal cuidado de cualquier mal uso, que aun el hecho de su existencia solo se llegó a conocer gradualmente. Incompletas como son, aun fragmentarias en algunos casos, la colección es una rendición auténtica del enfoque de Gurdjieff al trabajo sobre sí mismo, como fue expresado a sus alumnos en el momento necesario. Más aún, hasta en estas notas tomadas de memoria, lo impactante es que a pesar de la variedad de sus oyentes —algunas veces gente que conocía sus ideas desde mucho tiempo atrás, otras veces gente invitada a conocerlo por primera vez— siempre hay el mismo tono humano de voz, el mismo hombre evocando en cada uno de sus oyentes una respuesta íntima.
En el prefacio de la primera edición en inglés de este libro, Jeanne de Salzmann, que pasó treinta años con Gurdjieff, desde 1919 en Tiflis hasta su muerte en 1949 en París y que participó en todas las etapas de su trabajo, aun llevando la responsabilidad de sus grupos durante los últimos diez años de su vida, nos dice:
«Hoy, cuando la enseñanza de Gurdjieff es estudiada y puesta en práctica por grupos de investigación bastante grandes en América, Europa y aun en Asia, parecería deseable arrojar cierta luz sobre una característica fundamental de su enseñanza, es decir, que mientras la verdad que se buscaba era siempre la misma, las formas a través de las cuales él ayudaba a sus alumnos a acercarse a ella solo servían por un tiempo limitado. Tan pronto como se alcanzaba una nueva comprensión, se cambiaba la forma».
«Lecturas, conversaciones, discusiones y estudios que habían sido el rasgo principal de trabajo durante un período y que habían estimulado la inteligencia hasta el punto de abrirla a una manera completamente nueva de ver, se interrumpían repentinamente por una u otra razón». Esto ponía al alumno en un aprieto. Lo que su intelecto había llegado a ser capaz de concebir, ahora debía ser experimentado con el sentimiento.