LA NARRATIVA
DEL OCIO
ENTRE ADA Y SIMON
Adalberto Morillo Pichardo
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©La Narrativa del Ocio
Registro legal: 0007149
Ilustración de cubierta e interiores: Erika Santos Almonte.
Revisión y cuidado de texto: Soraya B. Morillo.
© Copyright 2011 Adalberto Morillo Pichardo.
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without the written prior permission of the author.
Printed in the United States of America.
isbn: 978-1-4669-0676-1 (sc)
isbn: 978-1-4669-0677-8 (hc)
isbn: 978-1-4669-0678-5 (e)
Library of Congress Control Number: 2011961938
Trafford rev. 12/09/2011
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Contents
DISQUISICIONES SOBRE EL
BIEN Y EL MAL
A Dios por ser el hacedor de las palabras. A mis padres por enseñarme el camino del bien. A mis hijos que ya crecieron y comienzan a descubrir que el mundo imaginario e irreal que vivieron se desvanece con los años, los desaciertos y los falsos amigos. A mis hijos que todavía viven en ese mundo mágico, imaginario e irreal. A mis grandes compañeras de aventura. A mis hermanos por hacerme creer que todo lo que escribo es grandioso. Y a todos mis sobrinos que alentaron este proyecto. Con especial cariño a mi nieto Alex, protagonista en una de estas historias.
La Narrativa del Ocio enfoca la parte del ser humano que se nos hace tan difícil reconocer: nuestras actitudes diarias frente a los demás. Este libro no trata de hacerle un psicoanálisis a nadie, solo trata de hacerle ver al lector que podemos a través de una revisión consciente de nosotros mismos cambiar muchas de nuestras actitudes en perjuicio de los otros.
No es un manual de moral ni un tratado de filosofía. Sólo se quiere hacer conciencia de nuestros actos diarios. Podemos cada día mejorar si nos tomamos cada noche un momento para analizar ese día que terminó. Recostados en la cama antes de dormir, relajados, identificar aquellas actitudes que nos hicieron sentir bien y, por consiguiente, las que nos hicieron sentir mal.
Lo que se quiere es que el lector tome conciencia de un número indeterminado de actitudes correctas e incorrectas que se dan a lo largo de nuestro diario interactuar con los demás, siempre dejando al lector que decida lo que entiende que está bien o mal.
La Narrativa del Ocio está escrita para entretenerse. Como dije, no es un compendio de psicología, moral o religión solo busca ayudar a los lectores a reflexionar sobre cada situación narrada.
Este libro está escrito en una prosa llana y amena donde se presentan situaciones cotidianas y jocosas que son analizadas por la Sra. Ada Mueller y el Dr. Simón Froylan. Los relatos son cortos y no tienen moralejas, sólo tú, lector, puedes sacar conclusiones de cada uno.
Gracias por darme la oportunidad de llegar hasta ustedes. Disfrútenlo.
Simón Froylan, sicólogo natural, graduado en la Universidad Local de la Vida Plena, llamado también Dr. Froylan, título que se ha ganado por los acertados consejos que profiere a las personas que conoce. Acucioso, algo despistado, con tantos problemas de toda índole como los problemas que aquejan a los que lo abordan. El Dr. Froylan es un individuo tierno y comprensivo pero tiene momentos explosivos, esto no quiere decir que sea inestable o temperamental, es sólo que por momentos se exaspera y estalla en una ira repentina que desaparece casi momentáneamente. No es que Simón tenga un consultorio. Es tan afable y siempre tan presto a oír, que quienes lo llegan a conocer se identifican con él, y al poco tiempo le cuentan sus historias personales.
El Dr. Froylan, es paciente y calculador, pocas veces anda con prisa. Se desentiende de las cosas importantes que le pueden llevar a tener lucro y fama; sin embargo, se detiene a examinar trivialidades, ociosidades, nada trascendente que tenga que ver con la vida o la muerte, mucho menos con su carrera. Acuñó en cierto tramo de su vida una frase casi filosófica: “nada es nada”, la cual con los años desechó por inútil y fútil. Simón, actualmente desarrolla actividades de campo, ejercicios y dietas vegetarianas, porque tiene la creencia de que su vida será más larga y saludable en la medida que mantenga la maquinaria corporal bien aceitada y lubricada como auto de carrera antes de la competencia.
Ada Mueller, señora de trato fino y amable, llamada por Simón, Doña Ada. No discute con nadie, no mantiene una polémica por más de cinco minutos si no le ve resultados positivos, no discute de religión ni política, entiende que estos temas se salen del entendimiento humano común: las discusiones religiosas, por lo regular, no tienen puntos de avenencia y terminan en ofensas gratuitas e irreverentes; y las de índole política, ocasionalmente, terminan en descrédito y ofensas verbales impublicables.
Doña Ada, es la persona en donde el Dr. Froylan descarga su ira, frustración y otras emociones negativas, que recibe de las personas con las que conversa. Ella es la psiquiatra del psiquiatra, y yo diría, más bien, el bálsamo que se unta para aliviarse de toda la carga emocional que le inyectan las personas intranquilas. Habla con la Sra. Mueller de todas las historias que oye, las cuales discute en contadas ocasiones con ella, que no discute con nadie, pero no resiste la tentación de entrar en un debate de ideas francas con él.
De las personas que se enamoran
a distancia
—¡Doña Ada!, ¡Doña Ada!, gritaba voz en cuello frente a la puerta de su amiga, el Dr. Froylan.
—Pero bueno, y que escándalo es que usted trae. Lo persigue la policía o tiene deseos de ir al baño.
—No, no, no. Tengo rato aquí tocándole y usted no sale, ¿estaba sacando por atrás al otro?
—Deje su “frecura”, que usted sabe que yo soy una mujer de respeto.
—Me va a dejar pasar o no.
Con un silencio molestoso, Doña Ada, le abrió la puerta a su gran amigo Simón quien se acotejó plácidamente en la terraza.
—Caraj… que difícil se le hizo abrirme hoy. ¿Qué? ya no hay cariño, o no quería que la interrumpiera.
—Simón, usted se ha puesto a chatear alguna vez.
—Sí, pero yo no soy muy dado a esas cosas, no sé… lo encuentro tan impersonal. Eso es para jóvenes. Yo estoy detrás del último en ese tema.
—Es interesante. Mire, ahora estaba hablando con mi sobrina…
—La jabaita.
—No ombe, Simón, deje de interrumpir y ponga atención. Teresa la hija de Manny mi hermano, la que vive en España. Esa muchacha siempre está “conectada”. Y cuanto placer me da encontrarla “ahí” cada vez que yo “abro” mi mesinyer. Podemos pasar horas diciéndonos cosas por el aparato ese. La verdad que esa cosa es misteriosa.
—Sí, la verdad es un gran misterio, Ada, porque una gente tan lejos poder hablar “de ahí a ahí” con otro.
—Buena se pone la conversación cuando el que está del otro lado tiene en su computadora una cámara y un micrófono. Eso me acuerda a los supersónicos.
—¿Los muñequitos que daban por televisión? ¿Que presentaban a una familia en el futuro?
—Sí, los mismos. Ese futuro es hoy. Que visión tuvieron esos productores de cartones animados.
—Siempre recuerdo a Robotina con mucho cariño. Qué tiempos aquellos… Ada, ¿usted nunca se enamoró por teléfono?
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