• Quejarse

Santi Achón - Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976

Aquí puedes leer online Santi Achón - Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976 texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2017, Editor: Caligrama, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover
  • Libro:
    Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976
  • Autor:
  • Editor:
    Caligrama
  • Genre:
  • Año:
    2017
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Mis padres buscaron una mejor vida para ellos y, cómo no, para nosotros, sus hijos. El resultado era una incógnita, pero los diferentes destinos y vivencias propiciaron el aprendizaje, las aventuras y los valores de la siguiente generación.Los recuerdos son inevitables; te acompañan toda la vida y hacen que no olvides a quienes participaron en ellos. Mientras escribes, van fluyendo junto con las emociones. Mientras escribes los vuelves a vivir y, entonces, a veces lloras, otras ríes.

Santi Achón: otros libros del autor


¿Quién escribió Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976 — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976 " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Pintura del autor Introducción Este libro lo dedico a todos los que en esa - photo 1

Pintura del autor Introducción Este libro lo dedico a todos los que en esa - photo 2

Pintura del autor

Introducción

Este libro lo dedico a todos los que en esa época formaron parte de mis vivencias

En primer lugar, a mi difunto padre, José Achón Ferré, conocido en Lo Poyo como Don José, que fue el apoderado y administrador de la finca en aquella época. Era Ingeniero Agrónomo colegiado en Cataluña con el número 1.078 y había nacido en Masnou, localidad de Barcelona.

Y, con él, mi madre, María Masana Rodríguez, llamada en la zona señora María, madre de trece hijos, el mayor de los cuales era yo mismo; ella nació en Artesa de Segre, pueblo de Lérida. Como es evidente, sin ellos nada de lo contado en este pequeño libro hubiese sido posible.

Igualmente, a mis hermanos y hermanas, que había de todas las edades, y que participaron en mis aventuras, aunque apenas los menciono en el relato, excepto a Jordi.

En segundo lugar, a los trabajadores de Lo Poyo, que tuve la suerte de conocer y con los que llegué a trabajar codo con codo, y cuya sencillez influyó en la formación de mi vida. Menciono a alguno de los más significativos, pero mi recuerdo está con todos.

Y, por último, cómo no, a los amigos con quienes compartí todas mis aventuras y esperanzas, y de las que aquí sólo menciono una pequeña parte.

Acabados los primeros agradecimientos, tengo que decir que yo nací en Esparraguera, un pueblo cerca de las montañas de Montserrat, en la provincia de Barcelona, un diciembre del año 1952. Este libro es un relato inicial de la admiración, vivencias y sentimientos contradictorios que produjeron mis estancias en Lo Poyo. Abarcan un período de tres años de mi primera infancia (1954-56), y luego más de una década hasta la juventud (1967-76), cuando, ya casado con una cartagenera, regresé definitivamente a Cataluña el 9 de junio de 1977, junto a mis padres y una parte de mis hermanos, pero se centran en la primera adolescencia, cuando Lo Poyo se convirtió en campo de mis aventuras y deseos de diversión.

El primer viaje a Lo Poyo Antes que nada situemos el lugar y sus - photo 3

El primer viaje a Lo Poyo

Antes que nada, situemos el lugar y sus comunicaciones. Lo Poyo es una extensa y magnifica finca agrícola situada al pie del Mar Menor, y ubicada entre el pueblo de los Nietos y el de las Urrutias. Cuenta con casi tres kilómetros de playa, otros tantos de marismas llenas de cañaverales, con la fauna llena de vida propia de estos espacios naturales, y con unas salinas en desuso; un auténtico remanso de paz junto a la playa. Un camino de gachas (es decir, lleno de piedras) une ambos pueblos, dos kilómetros aproximadamente, antes de llegar a los Nietos, otro camino de tierra atraviesa el primero y va de la playa a la casa.

Mirando hacia las montañas de las minas, entre palmeras, surge un torreón, y unas edificaciones: es lo Poyo. Si no nos detuviésemos, sino que pasásemos por detrás del grandioso almacén, el camino nos llevaría a la finca de San Ginés de la Jara. La torre de referencia, con sus sifones con arcos, sirve para marcar los lindes entre San Ginés y la finca de los Pintores.

Tras los arcos, sobre una pequeña elevación en forma de punta, el camino se divide en dos; el de la derecha pasa por los melocotoneros y los parrales, hacia el cementerio y el pueblo del Algar; y el de la izquierda pasa por el lado opuesto de los parrales hacia la balsa de los arcos. La eterna referencia es el campanario de la ermita de San Ginés, que en mayo sobresale sobre un mar de hojas verdes de las parras, que cubren casi toda la finca; un oasis de vida, junto a palmeras y limoneros. Las leyendas que hablan de los secretos de San Ginés lo cubren de misterio. A la izquierda, el camino va marcando el linde de la propiedad de la finca de Lo Poyo, atraviesa la carretera de la Manga hacia la finca de la Victoria, va serpenteando y pasando por zona minera, hasta llegar al Llano del Beal. La finca se extiende hacia el restaurante del Sabinal y los Blancos, una zona desértica con montañas de residuos de las minas, que cuando sopla el viento se convierte en un paisaje caótico. Los Blancos es el fin del trayecto del automotor, el tren de vía estrecha, que proviene de Cartagena.

Es el único espacio que sigue sin urbanizar de todo el Mar Menor, pese a que los proyectos de urbanización se remontan a medio siglo atrás. Para hacerlo y no poner en peligro lo poco que queda del equilibrio ecológico de la zona, sería necesaria una actuación muy cuidadosa.

Precisamente la sensibilidad de mi padre hacia la ecología chocaba en su tiempo con los intereses de los propietarios, pero supo mantener el equilibrio. Lo primero que hacía en las fincas que administró era plantar árboles él mismo, la prueba está en los pinos que mandó plantar en la finca y que hoy son pequeños bosques completos, incluso en la misma playa plantó uno de eucaliptos.

Yo no entendía, con mi corta edad, por qué hasta entonces la gente no plantaba árboles para evitar la desertización de la finca. Han pasado muchos años y aquellos pequeños pinos hoy forman un bosque compacto lleno de vida. Me enorgullece, cuando alguna vez paso cerca con alguien, poder decirle que “hace muchos años esto era un desierto y estos pinos los plantó mi padre”. En ese momento está presente su recuerdo.

Cuando llevé a mi hijo también le dije que este es el boque de tu abuelo, y cada pino tiene una historia: el que pensó en plantarlo, el que lo plantó con sus manos, el que con su trabajo se ganó el jornal, el del incrédulo, que decía para qué sirve un árbol que no produce nada, el del que espera que crezca para aprovechar su sombra en verano… Toda una herencia para las próximas generaciones. Ojalá hubiera muchos bosques del abuelo.

En ambos lados de la finca concurren dos ramblas (cauces de río seco), una hace frontera con Los Nietos y otra transcurre por Monte Mayor, cerca de las Urrutias; su cauce va hacia el Mar Menor, donde, por desgracia, vertían todos los residuos de las minas. Me pregunto cómo podían hacer tal barbaridad, decenas de hectáreas inertes, el veneno directo al agua del Mar Menor, un mar tan pequeño, increíble e insostenible.

El regreso de mi padre en 1967, contratado por el propietario, tuvo como finalidad modernizar Lo Poyo y ponerlo en producción. El reto era importante y no exento de problemas, porque la finca arrastraba los defectos y vicios propios del tradicional sistema latifundista, y la mencionada contaminación de las tierras debido al vertido de las minas. Por eso, mi padre tuvo que iniciar una batalla contra los vertidos al Mar Menor. Igualmente, era necesaria una renovación y mejora, tanto técnica, como social y de condiciones de vida. Reducir el inmenso nivel de precariedad de los trabajadores, dotar de permisos de conducción a los tractoristas, mejoras sociales, parcelamiento y nivelación de las tierras, limpieza y renovación de las ramblas, para acabar con el veneno de tantos años y, por supuesto, la eterna batalla de esas tierras secas, que era la mejora del riego y la búsqueda de más agua, cosa que le llevó a hacer el plano topográfico completo de la finca.

Mi padre predicó con el ejemplo. Durante los años en que fue administrador de Lo Poyo, dedicó todo su tiempo y esfuerzo a la mejora de la finca y de las condiciones de vida de quienes en ella trabajaban. Y lo hizo con la máxima de la lealtad a quien le contrató, la honradez y una forma de comportarse y de tratar a quienes lo rodeaban muy poco habitual en la sociedad murciana de la época. En aquellos momentos, las personas con carrera y una mínima posición consideraban a los trabajadores personas de inferior nivel, tratar con ellos era rebajarse, y, por supuesto, resultaba indigno participar de sus tareas e incluso acercarse a ellas. En cambio, mi padre era el primero en ir andando a todos los sitios o el primero que hacía el relevo de riego, con el legón en la mano abriendo y cerrando compuertas, y, sobre todo, quien trataba con respeto a todas las personas. Podría explicar mil anécdotas de las que me enorgullecía cuando se las oía comentar al personal de la finca y sus alrededores. Resultaba tan poco habitual en la época, que hoy en día todavía queda ese recuerdo en los pueblos vecinos.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976»

Mira libros similares a Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976»

Discusión, reseñas del libro Memorias de Lo Poyo de 1954 a 1958 y de 1967 a 1976 y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.