Chica gay, Dios bueno: La historia de lo que fui y de lo que Dios siempre ha sido
Copyright © 2019 por Jackie Hill Perry
Todos los derechos reservados.
Derechos internacionales registrados.
B&H Publishing Group
Nashville, TN 37234
Clasificación Decimal Dewey: 248.843
Clasifíquese: VIDA CRISTIANA
Publicado originalmente por B&H Publishing Group con el título Gay Girl, Good God: The Story of Who I Was and Who God Has Always Been © 2018 por Jackie Hill Perry.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida ni distribuida de manera alguna ni por ningún medio electrónico o mecánico, incluidos el fotocopiado, la grabación y cualquier otro sistema de archivo y recuperación de datos, sin el consentimiento escrito del autor.
Toda dirección de Internet contenida en este libro se ofrece solo como un recurso. No intentan condonar ni implican un respaldo por parte de B&H Publishing Group. Además, B&H no respalda el contenido de estos sitios.
A menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas se han tomado de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional ® , © 1999 por Biblica, Inc. ® . Usadas con permiso. Todos los derechos reservados.
ISBN: 978-1-5359-6252-0
Impreso en EE. UU.
1 2 3 4 5 * 22 21 20 19
Dedicado a…
Dios
Preston
Eden
Mamá
Santoria
Brian
Melody
Reconocimientos
GRACIAS, PRESTON , por tu apoyo. Gracias, Nancy, por alentarme. Gracias, Robert, Austin, Devin y B&H, por guiarme. Gracias, amigos (ya saben quiénes son), por orar por mí.
Prólogo
JACKIE HILL PERRY y yo no podríamos tener trasfondos más dispares.
Ella es una milenial; yo soy de la generación de los baby boomers. Ella es afroamericana; yo soy blanca. A ella la crio una madre soltera y la desatendió un padre ausente que no tenía idea de cómo amarla. A mí me criaron una mamá y un papá atentos y felizmente casados, que se adoraban mutuamente y amaban a sus hijos. Jackie tiene 16 años menos que su único hermano, mientras que yo tengo seis hermanos y hermanas menores.
Jackie es una artista de hip-hop. Yo tengo un título en piano, cero sentido del ritmo y suele gustarme la música escrita antes de 1910. Ella es una poetisa que usa palabras (con una destreza impresionante) para pintar imágenes sobre el lienzo del corazón, provocadoras y evocativas a la vez. Mi estilo de oratoria y escritura se inclina a los puntos secuenciales, con un orden prolijo y detallado.
Jackie tuvo su primera experiencia homosexual cuando estaba en la escuela secundaria. Yo no recuerdo haber escuchado la palabra homosexual ni conocer a nadie que se identificara como tal hasta tiempo después de haber terminado la escuela secundaria. Ella no conoció a Jesús hasta su juventud temprana; mi primer recuerdo consciente es confiar en Cristo como Salvador a los cuatro años de edad.
Mi asociación con Jackie me ha brindado, entre otras cosas, un vocabulario expandido. Recuerdo, por ejemplo, el día en que estábamos enviándonos mensajes sobre un ministerio en el que ella servía en ese momento. Me informó que se trataba de un ministerio que «volaba alto». A lo cual respondí: «¿Cómo que vuela alto?». Me explicó que se refería a que era un ministerio maravilloso o genial. Aprendí una expresión nueva y le dije: «¡Menos mal que esa es la manera que eligen para volar!». Las dos nos reímos.
Sí, la nuestra ha sido una amistad improbable. Sin embargo, aunque somos distintas en muchos aspectos, nuestras vidas y nuestros corazones se han entrelazado mediante nuestra necesidad común de un Salvador y de la gracia abundante que ambas recibimos de Cristo. Más allá de eso, compartimos un amor por la Palabra de Dios, y las dos valoramos y nos aferramos a la doctrina sólida, no solo como algo verdadero y necesario, sino también hermoso y bueno. Todo esto, combinado con haber observado su profundidad de discernimiento y sabiduría, y las maneras en que Dios ha usado su voz audaz y clara, me ha llevado a admirar y alentar a Jackie (y a su esposo Preston).
Gracias a la providencia divina, dos de mis libros, Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres y En busca de Dios (escrito junto con Tim Grissom), jugaron un papel significativo en el discipulado de Jackie como creyente joven. En el último tiempo, sus escritos, sus disertaciones y su actividad en los medios sociales han formado parte de mi propio discipulado, y han profundizado mi amor por Cristo y mi apreciación por la diferencia que el evangelio marca en cada parte y partícula de nuestras vidas. Así que me sentí honrada cuando Jackie me preguntó si quería escribir un prólogo para su primer libro.
Cuando leí su manuscrito, me encontré interrumpiendo constantemente a mi dulce esposo, que estaba sentado junto a mí trabajando en su computadora portátil, para compartirle oraciones y párrafos que me dejaban embelesada. «Ella ve lo que otros no ven», comentó Robert. Tiene razón. Además, describe esas cosas de una manera que la mayoría no podría.
Debo admitir que, cuando escuché por primera vez el título propuesto para el libro, tuve cierta reticencia. ¡Una chica gay —luchaba mentalmente—, pero si eso ya no la define! Lo cual terminé entendiendo, a medida que me fui adentrando en el manuscrito, es precisamente el punto. Jackie es sincera y cruda en su descripción de «lo que era», y eso proporciona el telón de fondo perfecto para destacar y celebrar «lo que Dios siempre ha sido». Su comprensión y expresión de ambas cosas —su condición caída y rota, y el amor y la gracia redentores del Señor— están firmemente arraigadas en la verdad, según Él la ha revelado en Su Palabra.
Este no es un libro para leer superficialmente ni en forma apurada, sino uno para saborear y en el cual meditar, a medida que Jackie mira a través de la lente de la Escritura y de su propia travesía para desentrañar realidades como la falta de un padre, el abuso, la atracción por personas del mismo sexo, la identidad, la tentación, la batalla contra la lujuria con el evangelio y los conceptos erróneos sobre la femineidad. En todo momento, Jackie señala a un Salvador que ama a los pecadores y a un evangelio que salva, transforma y sostiene a aquellos que se han acercado a Él en arrepentimiento y fe… sin importar cuán similar o distinta sea su historia de la de ella.
Como concluye Jackie:
«Vale la pena contar lo que Dios ha hecho en mi alma porque Él es digno de que lo conozcan. Digno de que lo vean. Digno de que lo escuchen. Digno de amar, confiar y exaltar. […] Hablarte de lo que Dios ha hecho en mi alma es invitarte a mi adoración».
Así que acércate y ve, escucha, ama, confía y exalta. Ven y adora.
Nancy DeMoss Wolgemuth
Septiembre de 2018
Introducción
ESCRIBÍ ESTE LIBRO por amor… una palabra común que se usa tan fuera de contexto hoy en día. Esta obra no es un error de comunicación de mis intenciones; es un producto directo de la misma.
Antes de escribir, viví las palabras. ¿Solía ser una chica gay? Sí. ¿Ahora? Soy aquello que la bondad de Dios le hace a un alma una vez que la gracia la alcanza.
Con esta afirmación, sé que ya ofendí a varios. No supongo que todos los que tomen este libro estarán de acuerdo con cada cosa que afirmen sus páginas. Hay muchos que, mientras lean, no entenderán la homosexualidad como algo que puede estar en tiempo pasado. O constituye lo que eres, o es algo que nunca fuiste. No estoy de acuerdo con esto. La única constante en este mundo es Dios. La homosexualidad, por otro lado, puede ser una identidad inamovible solo cuando el corazón no está dispuesto a doblegarse. Esto es mucho más complejo de lo que permite mi humilde introducción. Tan solo quiero alentar a seguir leyendo a los que dudan de dar vuelta la página debido a mi perspectiva particular sobre la verdad. Admito que mucho más de lo que tengo para decir sobre la homosexualidad y Dios será un poco contracultural, pero anhelo que también sea interesante al punto de llevarte a la consideración desde una perspectiva global.