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HELLO! IT’S ME… AGAIN!
T al vez ya teníamos el gusto de conocernos, tal vez no. Si solo te llamó la atención el título de este libro y dijiste: «Ay, a ver qué onda», me voy a presentar. Soy Romina Sacre, nací en la Ciudad de México, donde vivo en la actualidad. Tengo la bendición/maldición de aprenderme canciones con facilidad, de retener datos pop que a nadie le importan, amo bailar, comer manguitos enchilados, tomar cerveza fría, los suéteres calientitos, y viajar a donde se pueda. Lloro y me río con facilidad, leer e ir al teatro son de mis actividades favoritas y adoro a los perros con locura (de hecho tengo tres adoptados). Estudié actuación en Nueva York, pero en 2013 decidí emprender y hoy tengo una empresa llamada Romina Media; que consiste en un movimiento digital llamado Sensibles y Chingonas, el cual nació a raíz del éxito de mi primer libro: Lo sensibles no nos quita lo chingonas . Además tengo dos pódcast: Sensibles y chingonas , donde se vale hablar de todo sin miedo a ser diferentes, y Jefaza , en el que resolvemos inquietudes laborales.
Soy intensa, apasionada, malhablada, odio las injusticias y por muuucho tiempo creí que estaba llena de defectos y que nadie me iba a querer como era porque solía ser too much. Encima de mi intensidad desbordada, tengo una personalidad extrovertida y pocas cosas me dan pena (también me sé comportar, ¿eh?, por si algún día piensas invitarme a tomar una tacita de té a casa de tus papás), y desde chiquilla era esa persona a la que le llamaba la atención por qué un hombre tenía más libertad que una mujer. Ellos son los que deciden con quién salir. Ellos son los que hacen la conquista. Ellos pueden vivir su sexualidad libremente y nadie les dice nada…
Un poco de contexto: nací en 1985, soy una millennial que creció viendo telenovelas y comedias románticas en el cine, y en las historias de aquel entonces (gracias, Dios, que poco a poco ha cambiado) la mujer debía hacer TODO lo posible para quedarse con el hombre en cuestión, porque todo giraba alrededor de ellos. Así, crecí siendo una enamorada del amor, confundida porque yo quería salir con quien me invitara, convencida de que me enamoraba de todos, cuando en realidad solo quería besuqueármelos en las tardeadas. ¡Para cuando cumplí veintitantos, estaba decidida a encontrar al bueno pa’ casarme, porque en México juzgan más a las solteras que a los políticos corruptos!
«Hasta que no seas feliz contigo no vas a encontrar el verdadero amor» es la típica frase cursi melodramática que ponen en libros de autoayuda. Me hace un montón de sentido, pero en realidad entenderla e interiorizarla es otro boleto porque:
■ Nadie nos enseña a amarnos.
■ Nadie nos enseña que la felicidad no es la misma para todes.
■ Nadie nos habla sobre la vergüenza, esa sensación de no ser suficientes.
■ Nadie nos dice que cada una de nosotras es responsable de crear su propia realidad.
Llevo diez años en un proceso terapéutico (me dieron de alta hace tres años, pero igual sigo yendo una vez al mes aprox), y en este camino de conocerme a profundidad, así sin paja, me di cuenta de un montón de mentiras que me dijeron por años: que necesitaba un hombre, que la meta de la vida es estar con alguien y que el amor lo puede todo. (Me dijeron mil cosas más que te iré contando en el libro). Y uno de los veintes más grandes que me cayeron fue cuando descubrí mi miedo a estar sola porque, por años, me validé a través de mis parejas.
Como según yo solita no era suficiente, buscaba que alguien más llenara mis huecos existenciales. Salí con infinidad de hombres, desde el supertímido que todo le daba oso, hasta el banquero mirrey que solo usaba lo afers Gucci, el que no se podía separar de su familia, el millonario neoyorkino, el actor/comediante frustrado, uno que era superfan de los hongos, un abogado tejano que entre broma y broma me decía que por qué no nos casábamos, del que me enamoré pero él no de mí, el que se enamoró de mí pero yo no de él, por enlistar a algunos. Unos mejores que otros, otros peores que otros, pero aquí el punto es cómo me transformaba yo con cada uno de ellos. Al no saber quién era yo en realidad, me convertía en una versión que a ellos les acomodaba. Y adivinaste: obvio ninguna de las relaciones duró más de seis meses porque me hartaba no solo de él, sino de tener que pretender que yo era alguien que no era.
Entonces llegué a terapia. Y mi tarea en esta última década fue aprender a conocerme para después amarme, pero de verdad. Decidirme a vivir de manera más auténtica y a indagar de dónde venía mi vergüenza. A entender que nadie está por encima de mí y que alguien que se ama no aguanta ningún tipo de violencia; porque esa es otra: en México vivimos un machismo normalizado que no solo nos afecta a nosotras, sino también a los hombres.
En particular, en estos últimos dos años, me asumí feminista. Y en este camino, además de entender el daño tan tremendo que nos hace el patriarcado, he visto esta enorme confusión que estamos viviendo las mujeres en el mundo de las relaciones. De por sí crecimos con el doble mensaje de «sé femenina, pero no enseñes tanto; lucha por tus sueños, pero no seas tan ambiciosa porque la ambición es de hombres; sé independiente económicamente, pero no ganes más que tu pareja». Hoy que estamos viviendo en una época donde nos empezamos a cuestionar los roles de género, hay un montón de cosas que antes veía normales y ahora ya no. Y eso es UNA MARAVILLA, pero también significa que el nivel de confusión en el mundo de las relaciones se duplicó, y estoy segura de que a muchas mujeres les sucede lo mismito: no están dispuestas a aguantar en el nombre del amor, pero al mismo tiempo quieren encontrar una pareja. #ForeverInLove
«Nunca más voy a estar con alguien que quiera apagar mi luz» fue mi decreto antes de conocer a Juan, quien es mi pareja desde mayo de 2018. Yo soy extremadamente feliz en una relación monógama desde aquel entonces, pero este libro, mana querida, no es para asegurarte que vas a encontrar al amor de tu vida. No soy terapeuta, psicoanalista, chamana, Doctora Corazón o Moni Vidente. No tengo todas las respuestas (uff, ¡cómo me encantaría!), pero sí quiero contarte de mi experiencia en el mundo de las relaciones y lo que me han enseñado.
Vengo a platicarte de mis aventuras amorosas, de mis aciertos y de mis fracasos, con la intención de que, independientemente de la relación que tú decidas tener (sexo casual, amante de ocasión, novio, concubino, ¡tú eliges!), siempre digas tu verdad y haya respeto de por medio. ¡Ah! Y al final del libro viene un glosario con un montón de términos para que te sirvan como guía.
A las mujeres no nos enseñaron a usar nuestra voz ni a pedir lo que queríamos; pero eso está cambiando, y empieza por ser honestas con nosotras para después serlo con los demás. Ahora sí que «mi mundo exterior es reflejo de mi mundo interior» o, como yo digo: «Cuando dejas de hacerte güey todo cambia y te conviertes en la mera mera para elegir mejor». O séase que: tus chicharrones truenan porque ya no aceptas miserias de nadie.
Sin más choros, te doy la bienvenida a este libro que escribí con un chingo de cariño, porque quiero que tú y todas las mujeres que lo lean se diviertan con la vida y tengan relaciones que sumen en sus vidas.