SÉ un HOMBRE
de
FE INQUEBRANTABLE
© 2013 por Grupo Nelson®
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Título en inglés: Becoming a Man of Unwavering Faith
© 2011 por Dodie Osteen
Commentary y Foreword © 2011 por Joel Osteen
Publicado por FaithWords, Hachette Book Group, 237 Park Avenue, Nueva York, NY 10017. www.faithwords.com. El nombre y el logotipo de FaithWords son marcas registradas de Hachette Book Group, EE.UU.
Esta edición se publica bajo acuerdo con Faith Words, Nueva York, Nueva York, EE.UU.
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A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Nueva Versión Internacional®NVI® © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usada con permiso.
Citas bíblicas marcadas «RV60» son de de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usados con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Traducción y adaptación del diseño al español: Ediciones Noufront / www.produccioneditorial.com
ISBN: 978-1-60255-885-4
Impreso en Estados Unidos de América
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CONTENIDO
POR JOEL OSTEEN
CUANDO ERA JOVEN, A menudo oía a mi padre decirle a nuestra congregación: «Quiero que miren ahí fuera conmigo hoy y vean ese nuevo santuario». En aquel tiempo, nos reuníamos en un pequeño edificio destartalado. Pero papá decía: «Quiero que vean ese nuevo edificio terminado y pagado». La gente que nos visitaba aquel domingo en particular probablemente pensó que estábamos locos. Pero papá decía: «Cierren los ojos y vean ese nuevo santuario conmigo a través de sus ojos de la fe. Véanlo lleno de gente adorando a Dios». Vimos aquel santuario muchos años antes de que estuviera construido. Y hoy, los dieciséis mil asientos de la iglesia de Lakewood en Houston se llenan cuatro veces cada fin de semana.
Así era mi padre: un hombre de fe cuya vida y ministerio fueron moldeados a través de la adversidad y los grandes desafíos. Cuando leas este libro verás exactamente a qué me refiero, y no me cabe duda de que su mensaje te inspirará.
Lo hermoso de la vida de mi padre fue que él era un hombre de gran integridad. Para mí, eso significa que era el mismo tanto en casa como en la iglesia o delante de otras personas. Su sinceri-dad tuvo un tremendo impacto en mí y en mis hermanos, y estoy seguro de que es una razón importante de por qué hoy los cinco estamos trabajando en el ministerio.
Papá fue una fuente constante de inspiración para nosotros. De niño creció en la pobreza de la era de la Gran Depresión sin casi nada. Pasados los años me contó que «habiendo crecido en aquella pobreza, a veces sin comida y con los pantalones y zapatos agujereados, decidí en mi corazón que mis hijos jamás experimentarían lo mismo». Para nosotros, ver su determinación y fe en Dios marcó la pauta de nuestras vidas.
Mi padre también era un increíble ejemplo de amabilidad y compasión por los demás. Tenía un gran corazón para la gente. No importaba quién era la persona, si era rica o pobre, si estaba en lo alto o en lo más bajo, mi padre estaba con ellas. Siempre creía en lo mejor de la gente, y eso es lo que intentaría sacar de ellas.
El mensaje íntegro de mi padre era que puedes llegar más alto, puedes vencer y con Dios todas las cosas son posibles. Pero él no solo hablaba de ello. Lo vivió delante de nosotros, y durante más de cuarenta años pastoreó la iglesia de Lakewood con gran amor y fidelidad.
Al final de cada capítulo he añadido una breve reflexión personal. Confío en que este libro te ayudará a abrir las puertas que te lleven a convertirte en un hombre de fe inquebrantable. No importa dónde estás o qué desafíos enfrentas, ¡puedes empezar a disfrutar de una nueva vida a medida que seas transformado y renovado por la Palabra de Dios!
ÉL FUE UN HOMBRE DE FE
cuya vida y ministerio fueron moldeados
a través de la adversidad y los grandes desafíos.
TODOS LOS HOMBRES SE enfrentan a luchas y tentaciones. Hay momentos en los que cada hombre se siente rodeado de problemas por todas partes. Abrumado.
Desgraciadamente, muchos se convencen de que su destino es sufrir dolor, enfermedades, problemas, ansiedades y fracasos. Algunos se resignan a que no se puede hacer nada por su situación.
La Biblia dice: «En este mundo afrontarán aflicciones» (Juan 16.33). Llegará el tiempo, si no ha llegado ya, en el que vas a tener que creer en Dios para algo importante: tu matrimonio, tus finanzas, tus hijos, tu crecimiento espiritual, tu salud... Necesitas saber cómo acercarte a Él con una fe inquebrantable y cómo permanecer en la Palabra de Dios.
Mi propio viaje personal para convertirme en un hombre de fe empezó durante la Gran Depresión, cuando era niño en una plantación de algodón con cinco hermanos. De pequeño pensaba muchas veces en Dios, pero llegué a la adolescencia sin apenas haber pisado una iglesia. Mi mejor amigo, Sam Martin, me hablaba constantemente acerca del amor de Dios, pero yo no le escuchaba, y decidí dejar a Jesús fuera de mi vida.
A los diecisiete años me encontraba sin paz interior. Una noche, mientras regresaba a casa caminando de una discoteca en Ft. Worth, Texas, a las dos de la madrugada, empecé a pensar acerca del tiempo... de la eternidad... del cielo. ¿Dónde pasaría yo la eternidad? Cuando llegué a casa, saqué nuestra vieja Biblia familiar y me tropecé con un hermoso dibujo de Jesús de pie ante una aldaba. Debajo de la imagen decía: «Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Apocalipsis 3.20). Pude entender lo de abrir la puerta de mi vida y dejar entrar a Jesús, así que temprano a la mañana siguiente llamé a Sam y me invitó a ir a la iglesia con él.
¡Aquel domingo por la mañana llegué a la iglesia antes que Sam! Aunque aquel día no entendí el sermón, yo había ido a entregarle mi corazón a Jesús, y aquello era lo que estaba esperando hacer. Sin embargo, cuando el pastor invitó a todo aquel que quisiera recibir la salvación a ir al frente de la iglesia y la canción de invitación empezó a sonar, parecía que mis zapatos estuvieran clavados en el suelo. No pude reunir el valor para moverme. Finalmente, Sam deslizó su brazo alrededor de mi hombro y me susurró que él iría conmigo.
Cuando llegué al frente de la iglesia el pastor me preguntó si quería recibir a Jesús en mi corazón, a lo que contesté: «No lo sé. He sido realmente malvado». Él me estrechó fuerte la mano y dijo: «No te he preguntado eso. ¿Recibirás a Jesús como tu Salvador?». Yo me resistía y dije: «No lo sé. Trabajo en el sitio equivocado». Casi se zafó de mi mano cuando dijo: «No te he preguntado eso. ¿Aceptarás a Jesús en tu corazón como tu Salvador personal?». Fue entonces cuando me rendí por entero a Jesús y dije audazmente: «¡Por supuesto!». Con aquellas palabras, pasé de muerte a vida, me convertí en una nueva criatura en Cristo Jesús y di mi primer paso para llegar a ser un hombre de fe.