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Edición en formato digital: febrero de 2018
© 2018, Beatriz Navas Valdés
© 2018, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona
Diseño de portada: Penguin Random House Grupo Editorial / Manuel Esclapez
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ISBN: 978-84-15451-92-1
Composición digital: M.I. Maquetación, S.L.
www.megustaleer.com
BEATRIZ NAVAS VALDÉS
Y ahora, lo importante
Beatriz Navas Valdés es licenciada en Comunicación Audiovisual y doctora en Análisis Fílmico por la Universidad Complutense de Madrid con una tesis sobre el cineasta alemán Werner Herzog. Ha sido responsable del departamento audiovisual de La Casa Encendida de 2008 a 2014, y también de la programación de Artes Escénicas de 2014 a 2017. Ejerce como programadora e investigadora audiovisual, así como de crítica de cine, y es cofundadora de la plataforma de cine independiente y de vanguardia plat.tv y de la web agentedoble.es.
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Los diarios rescatados de una adolescente rebelde y vital en la España de 1992 acompañados por el epílogo de la autora desde su edad adulta: un diálogo entre los 90 y el siglo XXI
Bienvenidos a los diarios de Beatriz Navas, una madrileña que ha cumplido catorce años en 1992. Sus padres están divorciados, y en su colegio privado esto no está bien visto. Beatriz saca buenas notas y es popular entre sus amigas. Además, sale, bebe un montón y se enrolla con los chicos que le gustan. Ese mismo verano visita la Expo de Sevilla y su padre la lleva a las Olimpiadas de Barcelona. Una vida grata, coherente con la oleada de optimismo triunfal imperante en la España de la época, también calificable como adolescencia a nivel nacional. Pero los titulares de los principales periódicos españoles que Beatriz inserta en cada una de las entradas de su diario nos hacen ver que la realidad de ahí fuera no es una celebración perpetua. Los festejos se acaban y la adolescencia de Beatriz también.
La hemos llegado a conocer muy bien a través de su escritura atrevida y sin pelos en la lengua, pero nos surgen algunas preguntas sobre ella a las que responde en el epílogo con su voz de adulta: ahora es doctora en cine y por su trabajo cobra en euros y no en pesetas, pero su relación con sus diarios de juventud, y por lo tanto con su voz de aquel momento, sigue siendo conflictiva.
«Pero ¿para qué sirven las palabras de una niña de catorce años escritas en un diario? ¿Va a cambiar algo que piense esto? ¿Alguien me escucharía y me tomaría en serio? No. Yo pienso mucho en las historias que me cuentan mis padres y mis abuelos sobre la España de la que venimos, y parece mentira que hayamos avanzado tanto tan rápidamente. Pero hay mucha negatividad y mucho cinismo y creo que todo esto que hemos conseguido se puede ir a la mierda.»
A estas
4 de mayo de 1992
Eres mi nuevo diario. El anterior abarcó un año y pico y en él conté un montón de historias. Espero compartir contigo muchas más aventuras.
Hoy tengo catorce años, tres meses y diez días, y vivo un año muy importante para España: el famoso y esperado ¡1992! Tenemos la Expo en Sevilla, que es una exposición importantísima que merece la pena visitar; también celebraremos las Olimpiadas en Barcelona, que seguro que serán un éxito y que no me pienso perder por nada del mundo; además, es el quinto centenario del descubrimiento de América, y, por si esto fuera poco, es Madrid, en este momento, la capital cultural europea. ¡No nos podemos quejar!
He esperado a que mi madre llegue con los periódicos para poner algunos titulares (mi idea es ir haciéndolo cada día, siempre que pueda; si no, dejaré un hueco para añadirlos después). El País: «Los sindicatos quieren que la huelga general dure al menos 12 horas»; «El ejército yugoslavo libera al presidente bosnio y abandona su cuartel en Sarajevo»; «Dos naves vikingas con destino a la Expo se hunden frente a la costa de Alicante a causa del temporal»; «Bush declarará Los Ángeles zona de catástrofe». ABC: «Policía Municipal de Madrid: en 1975, ochenta y cinco días de vacaciones; en 1991, ciento sesenta y ocho días»; «Los Reyes recibirán hoy a Lech Walesa, primer jefe de Estado extranjero que visita la Expo»; «Dos viajeros del AVE tuvieron que ceder sus plazas a Alfonso Guerra y a su familia»; «Desconvocado a última hora el plante de los picadores».
Y ahora, lo importante. Hoy es un lunes normal y corriente, pero que viene detrás de un fin de semana de lo más loco. El jueves salimos, ya que el viernes era fiesta. Estuvimos todo el rato en el centro comercial y nos lo pasamos genial haciendo el gilipollas y fichando, ¡cómo no!, a Álvaro y todos estos. Aunque tampoco hicimos nada fuera de lo normal. Pero el viernes fue un día por una parte de puta madre y por otra horrible. Patricia y yo fuimos a Morasol con la idea de cogernos una mierda enorme (ponernos pedo, se entiende). Primero bebimos en el Zorpes, bar de al lado de Morasol, un par de minis de cerveza con tequila, mientras esperábamos a Itziar y las demás. Ya en Morasol nos bebimos todas las consumiciones que pudimos pillar: cua-cua (Cointreau con Licor 43), licor de menta con chocolate y varios whiscolas. Además de todo el alcohol, fumamos bastante y el tabaco nos dio el toque final para ponernos fatal. Estábamos tan mareadas que nos tiramos la noche arrastrándonos por el suelo muertas de risa. Hicimos el tonto bastante, pero conocimos a mogollón de gente. Yo perdí a Patricia, que por lo visto conoció a un tal Raúl con el que acabó enrollándose. Yo conocí a un tío que se llamaba Jesús. Era guapísimo y con unos ojazos... Era un tío que te cagas y me sacó fuera para que tomase el aire. Cuando salí, me fui a una esquina y no paré de potar. Luego volví a entrar con él y estuvimos hablando de todo un poco. Yo seguía con la mierda encima, pero ya no me encontraba tan mal. Luego Jesús nos acompañó a Patricia y a mí a coger un tequi. El próximo sábado he quedado con él, aunque ahora sé que no podré ir porque tengo una fiesta en casa de Lucía Peyró. No tengo su teléfono y no puedo llamarle, pero ¡qué se le va a hacer!, a lo mejor me lo encuentro otro día.
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