Antonio Lobato - Volando sobre el asfalto

No sé cómo lo consigue, ni cómo lo hace, y me consta que no se entrena, pero la gran cualidad de Antonio es que, diga lo que diga, haga lo que haga, siempre consigue captar nuestra atención. Con él tienes la sensación permanente de que lo bueno está todavía por llegar. Trabaja duro, muy duro; y ojo, que es un tipo muy justo y honesto, aunque también algo quejica… Lógico: es un galáctico.

PEDRO DE LA ROSA

Nos conocemos desde hace muchos años. Tuve la suerte de acompañarte en la narración de tu primera carrera de Fórmula 1, en aquel Gran Premio de Australia de 2004. Te he visto vibrar en las retransmisiones, subirte de emoción a la silla con las victorias de Fernando Alonso, dar golpes a las delgadas paredes de las cabinas enfadado por los largos cortes de publicidad, que tú intentabas demorar para no cortar un importante lance de la carrera. Fui tu consejero el día que probaste un Fórmula 1, y también cuando sufriste pilotando el Audi ganador de las míticas 24 Horas de Le Mans. A cambio, me diste la oportunidad de conducir uno de los coches más especiales jamás construidos, el Alfetta con el que Juan Manuel Fangio se proclamó campeón del mundo en el año 1954. Pero por encima de todo puedo decir que eres uno de los poquísimos AMIGOS en mayúsculas que he hecho en el paddock. Has demostrado estar en los momentos que te he necesitado y me considero un privilegiado por haber podido trabajar contigo. Sé que nuestra amistad perdurará en el tiempo, independientemente de lo que nos depare nuestro futuro profesional.

MARC GENÉ

Cuando estas líneas salgan a la luz ya habré comunicado que correré en McLaren. Si echase la vista atrás, como ha hecho Antonio, tropezaría con recuerdos como los suyos; quizá no serían iguales, pero sólo porque los vivimos desde posiciones distintas. Pocas personas, menos de las que podría parecer, han estado desde 2004 en cada una de las carreras de F1 que se han disputado hasta el día de hoy.

Algunas veces, tratando de rememorar tal o cual carrera, tenemos que recurrir a recordar las cosas que teníamos alrededor: dónde cenamos aquel día, con quién nos encontramos, quién vino a ver la carrera. Alrededor de cualquier resultado hay muchas, muchísimas historias y anécdotas: hechos que no se hacen públicos, que no sirven para llenar páginas de periódicos, que no son motivo de discusión o controversia. Esos hechos, los de la vida alrededor de los resultados, son los que ha traído Antonio a estas páginas. Seguro que, aunque nuestros recuerdos no sean iguales, sí lo serán las sensaciones del largo camino que hemos recorrido juntos.