Javier Cacho - Shackleton, el indomable
Aquí puedes leer online Javier Cacho - Shackleton, el indomable texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Editor: ePubLibre, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Shackleton, el indomable
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2013
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Shackleton, el indomable: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Shackleton, el indomable" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Shackleton, el indomable — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Shackleton, el indomable " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
En la elaboración de este libro han participado de una u otra forma varias personas con las que me siento en deuda de gratitud. En primer lugar mi hija con la que, antes incluso de que comenzase el primer borrador, mantuve largas conversaciones sobre el liderazgo en sus diversas manifestaciones. Después, cuando el borrador comenzó a circular entre mis amigos, Julián Simón me aclaró la terminología marinera, Verónica Watson precisó algunas traducciones de su lengua natal, y Rufino Barco y Pedro García Chain me ayudaron con sus comentarios sobre el texto.
Igualmente quiero agradecer a Francisco Javier Rodríguez, mi amigo el librero de Alcalá de Henares, su confianza en mi capacidad para escribir, que me ha animado a seguir en esos momentos en que la tarea se hacía ardua y el resultado incierto. A Gema Delicado, cuyo nombre y apellido hacen honor a su comportamiento conmigo durante los largos meses en que el libro se fue gestando. Además con su saber de filóloga —y una paciencia infinita— ha corregido una y otra vez los primeros textos que salían de mi mano, más intuitivos que gramaticalmente correctos.
Y, finalmente, como en el libro Amundsen-Scott: Duelo en la Antártida, mi ahijada Gracia Iglesias hizo acopio de rotuladores rojos con los que ilustró convenientemente lo que ya parecía que era el texto final y que, después de pasar bajo su concienzuda y poética mirada, quedó convertido en un campo de amapolas donde las palabras y las frases adquirieron una nueva dimensión llena del vigor que el protagonista de la historia se merecía.
Pero todo este esfuerzo y esta ilusión compartida no habría tenido sentido si Javier Jiménez —alias Javier Fórcola—, mi editor, no hubiera confiado en mí, no solo en una sino en dos ocasiones, permitiendo ahora que Shackleton, como en su día lo hicieran Amundsen y Scott, haya cobrado voz y cuerpo en estas páginas.
Gracias a todos ellos el libro ha ido tomando la forma que usted, amigo lector, tiene en sus manos.
Alexander, Caroline, The Endurance. Shackleton’s Legendary Antarctic Expedition, Bloomsbury, 1998.
Amundsen, Roald, The South Pole. An account of the Norwegian Antarctic Expedition in the Fram. 1910-1912. Vol. II. Cooper Square Press, 2001. Versión española: Polo Sur. Traducción de Juan Francisco García Rosado. Interfolio, Madrid 2010.
Barczewski, Stephanie, Antarctic Destinies, Continuum Books, 2007.
Baughman, T. H., Pilgrims on the Ice. University of Nebraska Press, 1999.
Cook, James, Los viajes del capitán Cook (1768-1779) , Ediciones del Serbal, 1985.
Honnywill, Eleanor, La aventura de la Antártida, Juventud, Barcelona, 1986.
Huntford, Roland, Shackleton, Abacus, 1996.
—, The Last Place on Earth, The Modern Library, 1999.
Lansing, Alfred, La prisión blanca, Grijalbo Mondadori, Barcelona 1999.
Mill, Hugh Robert, The Life of Sir Ernest Shackleton, William Heinemann, 1923.
Pinochet de la Barra, Óscar, La Antártida Chilena, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1976.
Richards, R. W., The Ross Sea Shore Party 1914-17 , Bluntisham Books, 2003.
Riffenburgh, Beau, Nimrod, Bloomsbury, 2004.
Rosove, Michael, Let Heroes Speak, Berkeley Books, 2002.
Savours, Ann (ed.), Edward Wilson: Diary of the «Discovery» Expedition to the Antarctic Regions 1901-1904 , Blandford, 1975.
Scholes, Arthur, El séptimo continente, DUX Ediciones, Barcelona 1954.
Scott, Robert, The voyage of the Discovery, Wordsworth Editions, 2009.
Shackleton, Ernest, South, Penguin Books, 1999. Versión española: Sur. Traducción de Servanda María de Hagen. Interfolio, Madrid, 2012.
—, The Heart of the Antarctic, Birlinn Limites, 2000.
Tyler-Lewis, Kelly, The lost men, Bloomsbury Publishing, 2006.
Wild, Frank, Shackleton’s Last Voyage. The story of the Quest, Cassell and Company, London, 1923.
Williams, Isobel, With Scott in the Antarctic, The History Press, 2008.
Worsley, Frank, Shackleton’s Boat Journey, The Collins Press, 2010.
Shackleton no tenía ninguna prisa por volver a Gran Bretaña. Ni siquiera la atracción por volver a estar con su amada Emily fue capaz de acelerar su regreso. Y eso que en el tiempo que había estado fuera, el Sr. Dorman, el padre de Emily, había muerto, con lo que el camino para su matrimonio parecía despejado. Sin embargo había algo más fuerte que le impedía correr a sus brazos, y ese algo era una sensación muy parecida al miedo. Temía enfrentarse con miradas esquivas, sonrisas burlonas o rostros hipócritas.
Desde muy niño había sabido hacerse respetar, bien por el desparpajo con el que hablaba, que sabía que derribaba barreras, o bien por la fuerza de sus puños, que también abatían a quien se le pusiera por delante. De joven había sido su minuciosidad y tesón en el trabajo lo que le había hecho ganarse la consideración de los demás. Más tarde fue su iniciativa, unida a su entusiasmo y su conversación, lo que le permitió ser apreciado por su entorno. Ahora se encontraba de nuevo ante el desafío de volver a hacerse un hueco en una sociedad que le rechazaría, o incluso despreciaría, por no haber sido capaz de estar a la altura de las circunstancias. Volvía como el enfermo, el más débil de la expedición, y eso le dolía más que nada.
Había esperado regresar de la Antártida convertido en un héroe, más aún después de haber sido elegido para la marcha al Sur, la gran aventura de la expedición que al final se había tornado en un récord, decepcionante. Pronto tendría que enfrentarse, completamente solo, a una sociedad que le pediría explicaciones por tan exiguos resultados y, además, bajo el estigma personal de su falta de fortaleza física, que era como decir de su hombría.
Durante semanas, como forma de demostrar a todos que seguía siendo el de siempre, trabajó con denuedo en la preparación del aprovisionamiento de la expedición del año siguiente. Cuando terminó, se retiró a la casa que unos amigos tenían en el interior de Nueva Zelanda. Quizá nada puede explicar mejor su estado de ánimo que el hecho de que, durante los días que estuvo allí, sus amigos no le escucharon pronunciar una palabra sobre las aventuras vividas. Un comportamiento a todas luces sorprendente en él. Curiosamente, si sus amigos se enteraron de algo fue a través de sus hijos, con los que Shackleton salía a dar largas caminatas en las que se atrevió a contarles lo que había experimentado en la Antártida.
De regreso a la metrópoli
Sabía que no podía demorar más su vuelta y, por fin, casi dos meses después de llegar con el Morning, dejó Nueva Zelanda para iniciar el largo viaje de regreso a casa. El 15 de junio de 1902 llegaba a Londres. Allí le esperaba un mensaje que le sorprendió enormemente: sir Clements Markham, el mismísimo presidente de la Royal Geographical Society (RGS), quería verle de inmediato. Poco después su asombro creció aún más al recibir un telegrama del Almirantazgo pidiéndole que se reuniese con ellos.
Durante un año había vivido inmerso en la expedición, aquel fue su mundo mientras la distancia había ido convirtiendo a Gran Bretaña en otra realidad completamente ajena a la suya. Aquellos telegramas le hicieron comprender que durante ese mismo año la sociedad británica había permanecido ignorante sobre la suerte corrida por la expedición y se encontraba ávida de noticias, anhelante por conocer sus logros y preocupada por los peligros que afrontaba. Era una situación lógica; el barco que habían enviado a su rescate había vuelto sin el
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Shackleton, el indomable»
Mira libros similares a Shackleton, el indomable. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Shackleton, el indomable y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.