Andrea Izquierdo
Ilustraciones de Elena Pancorbo
NOCTURNA
EDICIONES
© de la obra: Andrea Izquierdo, 2017
© de las ilustraciones: Elena Pancorbo, 2017
© de la presente edición: Nocturna Ediciones, S.L.
c/ Corazón de María, 39, 8.° C, ese. deha. 28002 Madrid
info@nocturnaediciones.com
www.nocturnaediciones.com
Primera edición en Nocturna: octubre de 2017
Preimpresión: Elena Sanz Maúlla
Impreso en España / Printed in Spain
Imprenta Kadmos, S.C.L
Código IBIC: YFB
ISBN: 978-84-16858-23-1
Depósito Legal: M-25172-2017
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Para mi abuelo, que era más de números, pero también amaba las letras.
¿Hay algo más hermoso en el mundo que las letras? Símbolos mágicos, voces de muertos, sillares de mundos maravillosos mejores que estos, que dispensan consuelo, disipan la soledad, guardan secretos, proclaman la verdad...
Cornelia Funke,
Corazón de tinta
...
El jueves me levanto veinte minutos antes de que suene el despertador. En el otro colchón, Ava respira quedamente, todavía dormida. Dejo el móvil en el suelo tras mirar la hora y me contengo para no empezar a abrir aplicaciones y perder estos últimos instantes de sueño hasta que salte la alarma. Cierro los ojos y permito que pasen despacio, sin poder regresar a las calles de Madrid por las que vagaba mi pensamiento. Cuando intento dejar la mente en blanco, el resultado es el contrario: soy consciente del ruido que hay al otro lado de la ventana, del sabor a dentífrico de anoche y del olor del tinte. Un aroma que mezcla vainilla con alguna flor que emana de mi almohada.
Panda, el conejo de mi amiga, se remueve en su jaula con un ruido muy leve. Como presiento que no voy a poder conciliar el sueño, abro los ojos, resignada, y echo un vistazo en derredor. El espacio es bastante amplio para ser una residencia de estudiantes: hay dos colchones porque nosotras decidimos compartir habitación, un escritorio de madera enorme, una silla de oficina y una mesilla. Un armario más grande que el que preside mi cuarto en Madrid va a juego con el color de la alfombra. Podría parecer un sitio normal de no ser por la apariencia lujosa que tiene todo, sumado a los techos altos, las ostentosas lámparas que iluminan la recepción, la calidad de los desayunos y el servicio... En fin, este no es un hotel cualquiera.
Cuando llegué aquí con los papeles de una beca muy difícil de conseguir bajo el brazo y sin haber pisado nunca Londres, no me imaginaba que el hotel Ellesmere sería tan lujoso. Aunque, al cabo de un par de días viendo el estilo de vida de los estudiantes de la universidad, todo cobró sentido. Fiesta continua, ropa cara y la necesidad de reconocimiento son los ingredientes básicos de todos los que se alojan aquí, a juego con el edificio: grandioso e impoluto por fuera, caótico y recargado por dentro. Pero en el Ellesmere lo que oculte cada uno es secundario; lo fundamental son las apariencias.
Ava no se asemeja a la mayoría de los estudiantes con los que me cruzo en los pasillos, pese a que su familia tiene muchísimo dinero. Sin duda, la que más cuadraba en la descripción del estudiante modelo de la USK era Meredith, quien, sorprendentemente, dejó Londres para volver a Bulgaria sin darnos ningún tipo de explicación. Aunque en el último mes nos habíamos distanciado mucho, es extraño que ni siquiera nos enviara un mensaje para despedirse.
Rex y Marta representan también bastante el tópico de estudiante de la USK. El en particular está siempre en el punto de mira de los demás... y últimamente no sólo por la fama de su madre. En cuanto a su antiguo compañero, Connor, bueno, creo que no ha cambiado mucho. Sigue igual que el primer día: atento, amable y observador, a la espera de que se produzca un cambio en su vida en lugar de provocarlo.
Y luego están aquellos que, sólo con recordar su nombre, me provocan un intenso dolor físico y desatan un cúmulo de recuerdos que preferiría olvidar.
Por supuesto, el primero sería Oliver. La razón por la que vine a Londres y la persona más ruin que he conocido. Por lo visto, el tiempo que estuvimos juntos en Madrid no bastó para demostrarme que era un auténtico imbécil. Después de dejarme justo cuando había conseguido la beca para venir aquí y seguir juntos, me enteré de que me había engañado. Y ojalá eso hubiera sido todo, porque luego se dedicó a arruinar mi nueva relación y a exponerme públicamente. A él le pareció muy divertido, claro; supongo que aún se seguirá riendo. Oliver no es alguien violento en un sentido físico, pero tiene una capacidad asombrosa para manipular y herir a otras personas a través de las palabras.
Como hizo con Tom. Qué decir de uno de los youtubers más conocidos de Reino Unido, que me odia por algo que no he hecho. A veces me da la impresión de que han transcurrido sólo unas horas desde la terrible discusión que tuvimos en su casa; otras veces, sin embargo, es como si hubiesen pasado varios meses y todo quedase muy lejano. Incluso me cuesta entender cómo conseguimos apañárnoslas en esos momentos para esquivar con éxito a la prensa. Tuvimos mucha suerte. Al menos, hasta que llegó Oliver y lo fastidió todo. Ah, y de paso se encargó de informarme de que la chica con la que me había engañado era nada más y nada menos que la hermana de Tom.
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