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Arturo Goicoechea - SAPIENS, ma non troppo: Síntomas sin explicación médica

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  • Libro:
    SAPIENS, ma non troppo: Síntomas sin explicación médica
  • Autor:
  • Editor:
    Ma non troppo
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    2020
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SAPIENS, ma non troppo: Síntomas sin explicación médica: resumen, descripción y anotación

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Todos sufrimos síntomas alguna vez. Cuando sentimos dolor, cansancio, picor o ardor de estómago, echamos mano de nuestro conocimiento y del botiquín doméstico. Creemos que puede ser debido a un motivo o a otro. Tomamos el fármaco y, si el síntoma desaparece, no le damos mayor importancia. Otras veces, los profesionales pondrán un nombre al padecimiento, aunque reconozcan su incapacidad para concretar el origen y la causa de los síntomas, y también la incapacidad para devolver la salud. Un porcentaje elevado de pacientes no tendrá siquiera este consuelo de contar con un nombre para su sufrimiento y recaerá sobre ellos la sospecha del origen imaginario o en el peor de los casos, fingido, del padecimiento. En realidad, gran parte de los síntomas catalogados como explicados médicamente, con un diagnóstico en apariencia correcto por disponer de una etiqueta aceptada (migraña, fibromialgia, artrosis), no sólo no están explicados desde la perspectiva de la medicina, sino que la explicación propuesta es cuestionable desde la biología, por ser incorrecta o porque se omiten factores fundamentales. Se trata de un capítulo extenso y vergonzante de la medicina, el de los «síntomas sin explicación médica». Nunca tanta gente se ha sentido tan mal atendida y entendida tras peregrinar por consultas tradicionales y alternativas. La explicación, como parece, no está en la medicina, pero puede que obtengamos respuestas válidas desde la biología, a la luz de nuevos conocimientos. El libro trata de situarle correctamente en el mundo de los síntomas, las etiquetas diagnósticas y las terapias, desde una óptica distinta, la biológica. Deje que le pique la curiosidad por conocer mejor, de modo sencillo, la enorme complejidad de lo que sucede en el interior del organismo. Este conocimiento le protegerá del peligro de engrosar las abultadas listas de los que padecen «síntomas sin explicación médica» —o con una explicación, al menos, cuestionable—. Si no padece síntomas, o si los padece y piensa que los tiene controlados, este libro puede aportarle conocimiento sobre su origen biológico, cómo se producen, qué significan. Si es un profesional y tiene que dar todos los días una explicación a los síntomas de sus pacientes, cuando todas las pruebas son normales y no sabe qué decirles, el libro le ofrece la oportunidad de comprender lo que usted tampoco se explica. Se puede estar enfermo sin síntomas; estar enfermo, con síntomas; sentirse enfermo estando sano y sentirse sano estando sano. El libro está dedicado a los que, estando razonablemente sanos, nos sentimos o nos hemos sentido enfermos. Yo también he padecido esa situación. SAPIENS, MA NON TROPPO es un libro autobiográfico, narrado desde mi doble vertiente de neurólogo y de paciente. He reflejado mi intrahistoria profesional desde los primeros años de obediencia estricta a la ortodoxia hasta llegar al marco teórico de las enfermedades autoneuroinmunes, que fui construyendo desde los comienzos de 1990 y que sitúa a la información como un componente fundamental de la vida.

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SAPIENS MA NON TROPPO Arturo Goicoechea Uriarte 2020 Goicotellatu - photo 1

SAPIENS MA NON TROPPO

© Arturo Goicoechea Uriarte, 2020

© Goicotellatu, 2020

Portada: © V. Tellería. Fotografía, Julia Uriarte y Arturo Goicoechea, 1948. Fotografía fonendoscopio, autor desconocido, bajo licencia CC-BY-NC

Ilustraciones y referencias: I. Goicoechea, 2020

Ninguna parte de esta publicación podrá reproducirse, grabarse o transmitirse en forma alguna, cualquiera que sea el método utilizado, sin autorización expresa por escrito de los titulares del copyright, excepto en el caso de citas breves en artículo críticos y revistas. Para información, diríjase a la fórmula de contacto, en arturogoicoechea.com

Índice

Antes de empezar…

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Para evitar malentendidos en la lectura del libro, tenga siempre presente:

  1. Los síntomas no equivalen a enfermedad. Hay síntomas terribles sin enfermedad y enfermedades terribles sin síntomas.
  2. Los síntomas siempre son reales: mortifican e incapacitan por sí mismos, haya o no enfermedad.
  3. Siempre tienen una explicación biológica y es labor del profesional conocerla.
  4. El/la paciente no los construye. Los padece.
  5. Un síntoma «crónico» o «persistente» sólo indica que lleva tiempo, pero esa circunstancia no impide que pueda desaparecer.
  6. Este libro habla de síntomas sin explicación médica. Ello quiere decir que previamente se ha descartado una lesión o enfermedad que los explique y justifique.
  7. Usted puede y debe comprender el proceso que genera los síntomas.
  8. No vamos a juzgar a la persona, sino al organismo humano ( sapiens ).
  9. Que no le hayan encontrado nada es una buena noticia, no una mala.

Léalo varias veces.

Si queda claro, podemos seguir.

Prólogo

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Pues estaba yo en el campamento de caballos y me levanté de la cama e hice un - photo 2

Pues estaba yo en el campamento de caballos y me levanté de la cama e hice un gesto y me quedé inmóvil, entonces me tiré a la cama. Me pasaba por la cabeza cuando mis padres me decían que si tenía dolor me moviera y así saldría de esa situación. Entonces empecé a moverme y poco a poco me empezaba a doler menos. ¡Hasta que ya no me dolía! Para entonces ya era la hora de montar a caballo. Y lo hice sin que me doliera. Había salido de una situación horrible. No me daba miedo porque me lo habían explicado. Eso sí, poco a poco.

Ariane, 8 años.

Introducción

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—Ariane… el abuelo ha escrito un libro. ¿Por qué no escribes lo que te pasó en el campamento de equitación cuando te empezó a doler el cuello?

En mal momento se le ocurrió a mi hija Maite sugerirme que fuera su hija Ariane la que escribiera el prólogo. Me pareció una idea genial, pero no fui consciente del peligro que contenía la sugerencia. Una vez leído el texto, contando su experiencia de dolor cuando tenía ocho años, me he dado cuenta de que no tengo nada más que añadir. Está todo dicho en esas pocas líneas.

No sé si tiene sentido que lea usted el libro, pero, en fin, ya está escrito y puede hacer lo que quiera con él. Puede escoger entre grabar a fuego los torcidos renglones de Ariane —incluyendo, por supuesto, las faltas de ortografía— o tragarse el tocho de 400 páginas que le siguen. Quizás deba leerlas, porque es probable que usted ya no sea un niño y su cabeza esté ocupada por los incontables relatos en torno a los síntomas que se han ido acumulando a lo largo de los años, en el peregrinaje por las consultas en busca de una explicación y una solución.

Si pudiera volver a su infancia, recuperar la inocencia de mi nieta y contar con el asesoramiento de sus padres —Maite y Asier— en sus primeras experiencias de dolor, puede que no hubiera llegado a la situación actual y no estuviese leyendo esto.

Como esto es imposible, le animo a que siga adelante, pero si tiene la sensación de que todo lo que lee es demasiado complicado, vuelva a leer el prólogo de mi nieta. Muchas veces nos enredamos con lo sencillo. Lo enmarañamos o nos lo enmarañan de mil maneras. Cuando encallamos en esa penosa situación, es el momento de recuperar la inocencia infantil y reescribir nuestra historia sin tanta historia.

Supongamos que ha decidido seguir…

PARTE I: Buscando la explicación. Crónica de un proceso

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¿ Sapiens ?

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S omos la especie que se autodefine como «la que sabe». Es más, la que está convencida de su capacidad de saber — sapiens sapiens, el que sabe que sabe—, verificada tras haber desentrañado las tripas del átomo y del universo entero.

Sócrates, según contó Platón, rechazó esa condición de sabiduría que nos define como especie y prefirió hacer preguntas antes que proponer respuestas, autodefiniéndose como el anti sapiens : «el que sabe que no sabe nada».

Estamos ante el típico problema de la botella medio llena-medio vacía. Evidentemente, algo vamos sabiendo, pero no todo.

Siguiendo la estrategia socrática, podríamos plantear cuestiones interesantes: ¿sabemos todo lo que se sabe? ¿Estamos bien informados acerca de lo que la ciencia ha desvelado? ¿Conocemos esa botella medio llena? ¿Cómo sabemos si lo que nos cuentan los sabios es cierto? ¿Cómo podemos estar seguros de que no nos están dando gato por liebre? ¿Qué es ciencia y qué es mercado, negocio? ¿Quién es el que da el título de sabio fiable? ¿No sería oportuno crear un superministerio universal de la verdad, que certificara por consenso lo que es cierto y rechazara lo falaz?

Realmente, ¿para qué queremos saberlo todo? ¿Para vivir más? ¿Para ser más felices? ¿Para proteger a nuestra descendencia?

Cada especie evoluciona por caminos impredecibles hacia una estrategia de supervivencia individual y colectiva. «Creced y multiplicaos». Ese es el mandato biológico.

Desde esa perspectiva, los sapiens podemos sentirnos orgullosos de lo conseguido. Gracias a saberes varios, disponemos de una expectativa de vida inimaginable hace unos pocos miles de años. La medicina ha contribuido a ese logro. Yo mismo, como contaré más adelante, sigo vivo gracias a los antibióticos, aunque otros no consiguieron sobrevivir a la medicina.

Calculando costes y beneficios, creo que es justo reconocer la sabiduría de los sapiens . Somos los amos del planeta, los más sabios.

¿Seguro? En nuestro afán de saberlo y explotarlo todo, puede que seamos los responsables de la extinción más tremenda de vida en el planeta. ¿Por exceso de sabiduría? ¿Por falta de ella? ¿Somos una especie cancerosa, que crece sin respetar las leyes del equilibrio ecológico? Considerando al planeta como un organismo (hipótesis Gaia), ¿cómo puede permitir la madre tierra ese crecimiento egoísta descontrolado de nuestra especie?

Nos queda la otra cuestión: ¿son los sapiens actuales más felices que nuestros ancestros? Nuestra brillante sabiduría nos da más años de vida, pero ¿nos garantiza el bienestar? ¿Tenemos terapias para todo? ¿El que sufre es porque quiere o porque se le niega el acceso a esas omnipotentes terapias?

Vamos a dejar la respuesta a la interrogante en un empate: algo sapiens ya somos. Es innegable…

✼☤✼

Ma non troppo

________________________

E n notación musical se indica, al comienzo de la partitura, en italiano, si debe ejecutarse en tiempo lento, tranquilo pero sin dormirse, ligerillo, rápido o rapidísimo. El término allegro propondría una ejecución alegre, ligera, rápida, pero ( ma ) no demasiado ( non troppo). No se trata de una competición para ver quién consigue mayor velocidad en la ejecución, sino de dar con el aire en el que las notas generan la emoción debida, la que pretende el autor.

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