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A Jaume Gasulla «Drakis», héroe legendario de las seis cuerdas, cinéfilo empedernido, paciente mentor y gran amigo desde tiempos inmemoriales. Si no hubieras puesto en mis manos aquel disco azul de los Beatles probablemente este libro no habría existido.
Introducción
Las canciones forman parte de nuestra vida cotidiana. Queramos o no estamos rodeados de melodías, esperando en el andén del metro un día de huelga, comprando provisiones en el supermercado para un fin de semana de relax o bien ante un anuncio de televisión donde una viajera del futuro malgastará absurdamente su periplo para ofrecernos un detergente.
Nos guste más o menos la música, en ocasiones nos sorprenderemos silbando alguna canción, quizás nos la ha pegado nuestro compañero de oficina mientras la tarareaba. Una vez en nuestra cabeza será muy difícil deshacerse de ella. Y es que el poder de la música es enorme, desde la furia explosiva de Keith Moon aporreando la batería al acercamiento experimental del jazz al rock por parte del genio Miles Davis.
El acceso a ella, a día de hoy, es una broma comparado con las mil y una tribulaciones por las que pasábamos los que ya peinamos canas. Que levante la mano quien haya grabado directamente de la mini cadena en casete, en ocasiones se nos acababa la cinta y seguíamos con la grabación en la siguiente cara haciendo auténticos “pegotes” con las canciones. Ahora solo necesitamos tener el móvil en el bolsillo para disfrutar de millones de piezas en tan solo segundos, pero en los ochenta tenías que ir con el walkman (los que éramos pobres teníamos uno que solo reproducía y rebobinaba).
Luego llegaron los primeros compact disc portátiles, que bueno… lo de portátil era cuestionable ya que con moverlo un ápice la canción se paraba en seco y el lector debía resolver la teoría de cuerdas para volver a reproducir ahí donde se había quedado.
Más tarde se hicieron robustos como tanques y ya podías menear todo lo que quisieras que no se paraban. Pero seguían teniendo un hándicap, estabas limitado a un cd de 80 minutos. Por lo que había que cargar con una mochila de cd’s si querías tener más variedad de música. Por suerte la tecnología siguió avanzando y llego el mp3… qué gran noticia para los Diógenes de las canciones, ya podíamos tener en un solo compact toda la discografía de los Beatles para llevarla en reproductores portátiles o en el coche.
Y con eso ya llegamos a la más reciente actualidad, con la muerte del Ipod (no así el de los reproductores portátiles hi-fi para audiófilos) y el nacimiento de los servicios de música por streaming .
Bien pacientes lectores, después de tragaros esta tostada de las batallitas del abuelo ya estáis preparados para entrar en materia ¿qué hay detrás de estas canciones que escuchamos compulsivamente? ¿Qué oscuras historias esconden? ¿Estás seguro que quieres dedicar a tu amada pareja la canción «Every Breath You Take», una historia que nos habla de un tipo obsesivo, celoso y amargado que persigue a su ex por todas partes? ¿O bien estar destrozando en un karaoke «Hotel California» y accidentalmente invocar a terribles criaturas de Satanás encerradas en las notas de su solo por el mago negro Anton Lavey?
Y es que aunque conozcamos perfectamente la lengua de Shakespeare puede que no estemos al tanto de las movidas por las que pasaron los autores al engendrar estas melodías. Quizás en ese momento se estaban tirando los platos a la cabeza, como los integrantes de Fleetwood Mac cuando grabaron «Go Your Own Way» o estaban hasta arriba de droga como cuando Jefferson Airplane registró «White Rabbit» ¿y qué me decís de Serge Gainsbourg? El muy loco practicó sexo con la mujer de otro en la cabina de grabación para que los orgasmos de «Je T’aime, Moi Non Plus» fueran auténticos. Todas estas bizarradas las podéis encontrar reunidas en este libro aderezadas con comentarios jocosos políticamente incorrectos junto a un apartado donde se da una vuelta de tuerca a la canción en forma de opinión personal. Así que poneos cómodos en vuestro sillón preferido, preparad un trago bien cargado para poder asimilar tanta estupidez y no olvidéis dar al play en vuestro reproductor… ¡qué la música os acompañe!
Amor y Desamor
Dardos envenenados
Go Your Own Way
Fleetwood Mac
Álbum: Rumours
Año: 1977
Compositor: Lindsey Buckingham
Si tuviéramos que hablar del LP con más rencor de la historia, sin duda seria el Rumours de Fleetwood Mac. En él los integrantes del grupo se tiraron los trastos a la cabeza durante toda la grabación, pero…vayamos por partes. Estamos en 1977, en la época del sexo, drogas y rock & roll, y ellos fueron la prueba viviente de los excesos y el desenfreno.
Fleetwood Mac se compone de Mike Fleetwood y dos parejas, las formadas por John McVie y Christine Perfect y Lindsey Buckingham y Stevie Nicks.
Al poco de empezar a grabar Rumours , los lazos entre estas parejas ya se habían roto, Christine se acostaba con un técnico de luces hasta que el borrachuzo de John McVie se enteró, y por otra parte tenemos a Stevie Nicks (que ya dentro del grupo provocó el divorcio de Mike Fleetwood al tener un affaire con él), que cortó su relación con Lindsey Buckingham a causa de posibles infidelidades y la adicción a la coca por parte de ambos.
Con este horno al rojo vivo fue casi un milagro que el álbum saliera a la luz, y no solo eso sino que se convirtiera en un superéxito del que hoy día se siguen haciendo reediciones.
Podríamos decir que todas las pistas del disco son dardos envenenados tanto para unos como para otros, algunos con más tacto, otros, puñaladas traperas.
Una de las canciones con más rencor y mala baba es «Go Your Own Way», en la que Lindsey Buckingham se despacha a gusto con su ex Stevie, haciéndole entender que esta ruptura ya estaba superada, y que ella debía seguir su propio camino, que a él poco le importaba lo que hiciera.
Ella, como buena profesional, intervino en los coros, sintiendo cada palabra del desprecio que expresaba la letra de la canción.