el
Don Divino
Una historia verdadera de
vida, muerte y
confianza
Charles W. Allen
Traducido del inglés por Roy L. Tanner
Editado por David Suárez Moreno
Derechos de autor © 2006 por Charles W. Allen
Todos los derechos reservados
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en ninguna forma, sea gráfica, visual, electrónica o por filmación, grabación, microfilm o cualquier otro medio, sin el permiso escrito del autor, salvo en el caso de breves pasajes incorporados en reseñas y artículos críticos donde se mencionen el autor, el título y el ISBN.
Publicado por:
Allyn House Publishing
Primera Impresión; 2006
Segunda Impresión; 2007
Español Impresión; 2012
Información de contacto:
PO Box 106 • Nauvoo, IL 62354
www.AllynHouseinNauvoo.com
Material gráfico de la cubierta: | “Wendy’s Garden” por Al Rounds |
© por Al Rounds |
Usado con permiso |
Trabajo de página / cubierta: | Brian Carter |
briancarter.ut@gmail.com |
ISBN: 978-0-9719132-3-3
Library of Congress Control Number: 2012908061
Dedicado a mi familia
Nota del autor: la Parte 1 (Capítulos 1-14) de El Don divino: una historia verdadera de la vida, la muerte y la confianza, incluye un escrito previo: Los niños de valor (2002). Puesto que los desafíos difíciles siguieron siendo una parte de mi vida después de escribir Los niños de valor, tuve necesidad de expandir y compartir las experiencias que he tenido desde entonces. La Parte 2 (Capítulos 15-24) cuenta los desafíos posteriores.
En cada desafío y tragedia que experimentamos se encuentran incrustadas semillas de alegría y de paz que, con el tiempo, retoñarán, echarán raíces, crecerán y florecerán para convertirse en algo muy especial siempre y cuando sigamos adelante con paciencia, siempre buscando oportunidades de servir a los demás.
—Charles W. Allen
Content
Prefacio
Escribí El Don divino: una historia verdadera de vida, muerte y confianza, para compartir con el lector las experiencias que tuve durante más de cuatro décadas como marido y padre de una familia al enfrentar grandes desafíos médicos. Durante este tiempo la mitad de mi familia, la cual consistía en mi esposa y seis hijos, falleció.
Incluyo experiencias que tuve durante casi treinta años de criar y cuidar a uno de mis hijos, Craig (hijo prmogénito), y a una hija, Camille (quinta de los hijos),—dos de mis seis hijos, quienes nacieron con fibrosis cística (enfermedad hereditaria terminal). Fue una experiencia muy difícil que se extendió desde el nacimiento de Craig en 1965 hasta la muerte de Camille en 1994. En 1996 mi hija Christie (cuarta de los hijos), dio a luz una dulce nieta, la pequeña Camille, la cual murió en brazos de su madre a los pocos minutos de nacer. Tras una tregua de seis años, la tristeza volvió a visitar a mi familia cuando mi hija mayor, Carrie (segunda de los hijos), y mi reina, Sue, fueron diagnosticadas con cáncer. A Carrie la diagnosticaron con cáncer de pecho en julio de 2002 mientras que a Sue la diagnosticaron dos meses más tarde con etapa avanzadas de cáncer de colon. Sue murió a los quince meses del diagnóstico y Carrie siguió a su madre en la muerte, diez meses después. El ser marido y padre de una familia con grandes desafíos médicos, hizo que tuviera obstáculos difíciles de conquistar y oportunidades únicas de crecer, las cuales no se habrían presentado bajo circunstancias menos intensas. En medio de la pena que hemos experimentado como familia, encontramos dones sagrados adheridos en los actos de bondad y amor que nos proveyeron otras personas. Ésta es una narración de pruebas, esperanza y confianza que estoy dispuesto a compartir.
La perspectiva más valiosa que puedo compartir proviene de mis profundas convicciones religiosas. En la introducción, explico algunas creencias, prácticas y terminología de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a la que pertenezco. He encontrado que es muy importante tener un relación espiritual muy estrecha y saludable con Dios, centrada en las escrituras. También descubrí que era importante estar involucrado en una iglesia u organización espiritual que proveyera consuelo, conocimiento y una explicación que ensanchara mi comprensión de las difíciles experiencias por las que atravezaba. Me hacía falta una fuente constante de fortaleza. Mis convicciones espirituales y religiosas han sido la razón principal por la cual no he escrito antes sobre mis experiencias. Vacilé, creyendo que tal vez fuera malentendido, y también temía que este aspecto de mi experiencia pudiera ofender o hacer difícil la comunicación con el lector. Ahora confío más en el lector y me siento más humildemente dispuesto a ofrecer estas sagradas experiencias a los demás. Espero que el compartir mis creencias más fundamentales haga posible que se entienda y se aprecie el resto de la historia
Comienzo la Parte 1, Capítulo 1, relatando los últimos días de la vida de Camille usando citas del diario en que he escrito diariamente desde hace más de veinte años. A pesar de las imperfecciones que puedan tener estas citas, las presento tal como las apunté, excepto por algunas enmiendas de ortografía y puntuación. Creo que ésta es la manera de lograr que el lector sienta los sucesos tal como ocurrieron. Mi intención es fijar en la mente del lector la seriedad que implica cuidar a un niño, o a cualquier otro miembro de la familia, que tenga una enfermedad terminal y comunicar mi angustia al tener que despedirme de mi hija de diecinueve años. Quiero que el lector entienda la dinámica interna de una familia en crisis y que comprenda que escribo basado en mi compromiso como esposo de mi reina Sue y como padre de mis seis hijos.
Los siguientes capítulos explican mi formación, mi matrimonio, el nacimiento de nuestro primer hijo, Craig, y la agitación emocional que experimenté cuando supimos que él tenía FC (fibrosis cística). Me parece muy importante compartir todos los aspectos de mis experiencias—positivos y negativos—a fin de que el lector pueda confiar confianza en las percepciones que comparto. Mi objetivo principal no es dar una buena impresión de mí mismo, de mi familia o de mi iglesia. Lo que más me interesa es ser bueno, para que tenga algo que ofrecer a los demás.
Luego escribo del nacimiento de nuestros tres hijos siguientes—Carrie, Marcus, y Christie. Después nació Camille con fibrosis cística y por poco muere. Mi familia se unió en apoyo de su causa. Entonces vino el nacimiento de Charlene. Estos cuatros niños sanos crecieron con hermanos que tenían una enfermedad terminal. Escribo de los últimos días de Craig, incluso del monumental acto de valor—un regalo sumamente apreciado—que él realizó por su hermana y su familia el día antes de morir. Através de todo esto, comparto con el lector las luchas que he mantenido para sostener a mi familia así como los desafíos que mi esposa y yo hemos experimentado al hacer todo lo posible por mantener cierta apariencia de normalidad en el hogar.
En la Parte 2, escribo de mis experiencias cuidando a mi reina y a mi hija mayor al sufrir ellas de cáncer terminal. Descubrí que preparaba tanto a ellas como a mí mismo para su fallecimiento. Al acercarse a la muerte mi reina, reveló sus deseos tocante a mi futuro y se aseguró de que yo continuara recibiendo el mayor regalo que jamás alguien me haya dado. A causa de mi profundo amor y respeto por ella, me vi obligado a confiar ciegamente en su criterio.
Usted, apreciado lector, verá que mi familia y yo hemos tenido experiencias de índole sagrada. Confiamos en que sean consideradas y apreciadas con reverencia y respeto.
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