Jamil Ajram y Rosa María Tarés - El primer año de tu hijo

La leche materna es, sin duda, el alimento ideal durante los primeros seis meses de vida del neonato. Es aconsejable la lactancia materna por las múltiples ventajas que presenta tanto para el recién nacido como para la madre.

• Mejor estado digestivo.

• Mejor estado metabólico.

• Mejor estado nutritivo.

• Mejor evolución psicológica.

• Mayor protección inmunológica:

— Los factores inmunitarios de la leche ejercen un efecto protector especial en el niño, debido a la riqueza de la leche materna en inmunoglobulina A secretora (una defensa muy importante del cuerpo humano). No hay ninguna leche que contenga esta inmunoglobulina.

• Menos afecciones y mortalidad.

• La grasa de la leche materna es mejor absorbida que la de la leche de vaca y contiene más ácidos poliinsaturados.

• Las proteínas son las apropiadas para el lactante: su contenido en sodio es bajo y las reacciones alérgicas, escasas.

• La recuperación posparto es más rápida y conlleva una menor frecuencia de cáncer de mama.

• Acción de contracepción por el retraso de la ovulación.

• La sensación de satisfacción al lactar a su hijo.

• Desde el punto de vista económico, la ventaja es evidente.

• El inicio de la lactancia debe realizarse lo más pronto posible, o sea, dentro de las 4 primeras horas y nunca pasadas las primeras 12 horas.

Consiste en dar el pecho cuando el bebé lo pide, es decir, cuando llora. De todas maneras, se tiene que vigilar que el niño realmente succione y deglute, y que no esté jugando, aunque en verdad es mejor que el niño esté enganchado al pecho el máximo rato posible, ya que esto ayuda siempre a potenciar todas las ventajas tanto para la madre como para el recién nacido. Tenemos que decir también, sobre todo para las mamás que trabajan tempranamente y no pueden seguir este método, que no es aconsejable lactar más de 12 veces al día, porque el vaciado del estómago del recién nacido alimentado al pecho tarda unas 2 horas, y, además, porque el bebé se vuelve caprichoso, irritable y con excesiva dependencia materna.

Este sistema es aconsejable durante los primeros tres meses de vida, no obstante si la madre puede dedicarse al recién nacido, puede seguir este sistema por lo menos los primeros seis meses de vida o más.

Se establece un horario cada 3 o 4 horas, pero nunca menos de 6 tomas diarias, con un descanso nocturno.

Este sistema es menos aconsejable que el anterior porque el hábito, el hambre y el sueño del recién nacido no van al gusto nuestro, y muchas veces no coinciden con las horas preestablecidas para la comida (lactancia materna).

El niño puede estar mamando el rato que quiera, porque a más estimulación y vaciado de las mamas, más secreción de leche por las glándulas mamarias (es más aconsejable este sistema); pero tenemos que decir también que la extracción de leche dura unos 10-15 minutos de cada pecho, ya que se considera que, una vez pasado este tiempo, el pecho se queda vacío. El empezar cada mamada por el pecho contrario al que se ha terminado la última toma tiene su controversia; personalmente, creo que es más aconsejable.

También se puede dar un solo pecho todo el tiempo que quiera el niño, sin necesidad de retirarle de uno para darle el otro. El resultado es similar y no hay que preocuparse de si toma de uno o de los dos pechos cada vez. El mejor sistema es aquel al que se adapten tanto la madre como el niño y con el que la curva de peso de éste sea ascendente de manera satisfactoria.

En cuanto a las posiciones para amamantar al niño, hay varias aconsejables:

• Sentada cómodamente en una silla.

• Es aconsejable apoyar el pie en un escabel o cualquier otro útil que permita a la madre mantenerlo un poco elevado para no sentir el dolor de los puntos de la episiotomía.

• Se debe sostener al niño en un brazo con la cabeza reposada sobre el ángulo del brazo.

• El brazo del niño debe quedar hacia abajo de forma que no esté molesto.

• La boca del niño debe estar cerca del pezón, girando todo el cuerpo para que esté en contacto con el cuerpo de la madre.

Si el niño no se adapta a esta postura de lactancia en posición sentada, se puede hacer lo siguiente:

• Coger al niño con un brazo, el izquierdo cuando la lactancia es con la mama izquierda o el derecho si la lactancia es con la mama derecha, con las piernas hacia fuera, o sea, hacia el mismo lado de la mama.

• Con el otro brazo cogerle la cabeza y acercarlo al pezón.

Generalmente esta postura tiene mucho éxito.

• Acostada en la cama con el niño al lado, de modo que estén en paralelo y los cuerpos prácticamente tocándose.

• La cabeza del niño debe estar apoyada sobre el pecho para que el pezón se introduzca en su boca.

• Sentada en una silla.

• Es aconsejable apoyar el pie en un escabel o cualquier otro útil que permita a la madre mantenerlo un poco elevado para no sentir el dolor de los puntos de la episiotomía.

• Una mesita o cualquier otro objeto que esté más alto que el nivel de las rodillas.

• Apoyar el brazo sobre una almohada, cogiendo al niño por la espalda.

• Acercar la cabeza del niño al pecho de manera que la boca alcance el pezón.

Para separar la boca del niño del pecho basta con introducir un dedo entre sus labios y el pezón. Esto interrumpirá la succión evitando que el niño muerda el pezón.

Los cuidados del pecho y del pezón tienen que procurarse desde el inicio de la lactancia e incluso antes:

1. Tomar el sol con prudencia durante la gestación ayuda al endurecimiento de los pezones.

2. Antes de iniciar cada toma del pecho es conveniente limpiar el pezón y secarlo con una gasa estéril.

3. Después de cada toma se tiene que limpiar el pezón y la areola con una gasa empapada en agua hervida tibia, secar los pezones y cubrirlos con una gasa estéril, o bien limpiarlos con un poco de calostro o leche de la propia madre.

Para evitar la aparición de grietas es conveniente preparar el pezón durante el embarazo siguiendo los consejos siguientes:

• Utilizar una crema protectora (que se limpiará antes de la toma siguiente).

• Es importante secar bien el pezón, incluso utilizando un secador de mano.

• Tomar el sol con prudencia fortalece y revitaliza el pezón.

• La mejor crema protectora y limpiadora es, como hemos dicho anteriormente, un poco de calostro o leche materna con un leve secado después.

• Darse cuenta de la adaptación del niño al pezón de la madre, ya que una postura inadecuada suele ser la causa de la mayoría de los problemas.

• Estar segura de que la boca del niño esté bien abierta y coja no sólo el pezón, sino también el máximo de la areola.

Para evitar molestias durante el período de lactancia, y dado el tamaño que adquieren los senos, es conveniente la utilización de unos sujetadores especiales, con una apertura en el medio para poder sacar el pecho sin tener que desabrocharse el sujetador cada vez que se dé de mamar al niño.

Lo ideal y aconsejable es no tener que utilizar las pezoneras en ninguna ocasión, ya que podría haber una interferencia en el aprendizaje de mamar por parte del bebé.