Con un lenguaje claro y accesible, el libro 400 pequeñas dosis de ciencia, está compuesto por cuatrocientos textos breves que podríamos llamar de «curiosidad científica» que, además de picar nuestra curiosidad sobre la presencia de la ciencia en nuestra vida diaria, nos permite entrever el impacto económico y social de ese quehacer que a veces imaginamos tan ajeno a nosotros.
Nueve investigadores dirigidos por René Drucker redactaron esos textos que inicialmente fueron preparados como cápsulas para transmitirse por radio y que, por fortuna, tenemos aquí reunidas en forma de libro.
Si no nos acercamos al mundo de la ciencia qué bueno que los científicos se den tiempo entre sus superespecialiadas tareas para mostrarnos cuáles han sido algunos de lo beneficios de su trabajo.
René Drucker Colín
400 pequeñas dosis de ciencia
ePub r1.0
lhache24.10.13
Título original: 400 pequeñas dosis de ciencia
René Drucker Colín, 2007
Retoque de portada: lhache
Editor digital: lhache
ePub base r1.0
RENÉ RAÚL DRUCKER COLIN. Es un científico mexicano especializado en Fisiología y Neurobiología. Colabora de forma regular como articulista en periódicos y revistas. Fue jefe del departamento de Neurociencias del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1985 hasta 1990, jefe del departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de 1991 a 2000, coordinador (vice-rector) de la Investigación Científica de febrero 2000 a diciembre 2007. Es Investigador Emérito del Instituto de Fisiología Celular y fue titular de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia. Fue presidente de la Academia Mexicana de Ciencias de 2000 a 2002, es miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República y es Investigador Nacional de Excelencia y Emérito del Sistema Nacional de Investigadores.
Notas
Parte I
Pequeñas dosis de ciencia
Junto con la investigación y la formación de nuevos científicos, la divulgación es una de las funciones básicas del Subsistema de la Investigación Científica de la Unam. En nuestra sociedad, tan poco alimentada de información y conocimientos científicos y tecnológicos, despertar un interés general por estos campos y su importancia para la vida cotidiana y el desarrollo humano y nacional, parece una tarea indispensable.
Las «Pequeñas dosis de ciencia», breves cápsulas de radio preparadas y distribuidas por la Coordinación de la Investigación Científica y grabadas en voz de su titular, el Dr. René Drucker Colín, han intentado, desde marzo de 2002, fecundar la imaginación de sus escuchas con una selección de las principales noticias internacionales de ciencia y tecnología. Concebidas para un público amplio y diverso, la información, a menudo sorprendente, se presenta en un nivel sencillo y accesible, no obstante la consistencia y seriedad de las fuentes originales de cada cápsula (p. 416).
Desde su inicio, las dosis, de las que aquí se reúne una amplia muestra, han sido administradas a personas de todas edades y extracciones, alcanzadas cotidianamente desde un número creciente de frecuencias de radio a lo largo y ancho de la República Mexicana e incluso más allá de las fronteras. En 2005, las dosis fueron distinguidas con una mención honorífica en el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo.
Con el mismo interés de divulgación, este volumen intenta ofrecer al lector un objeto palpable para que, libre de la cualidad etérea de la palabra hablada y las ondas hertzianas, lea y consulte las dosis en el momento en que lo desee.
Como en el radio, el orden en que aparecen las notas aquí es aleatorio. Aun así, los Contenidos (p. 413) y el Índice analítico (p. 409) deberán permitir guiarse en la consulta y prescripción de estas mínimas dosis de ciencia.
1. Aves en peligro
Si las aves desaparecieran, nuestro planeta se vería privado del espectáculo de su armónico vuelo. Sin embargo, ése sería un mal menor, ya que de ellas depende la polinización de las plantas, la dispersión de las semillas, el control de los insectos y la eliminación de cadáveres de animales en descomposición.
Un grupo de biólogos ambientalistas calcula que para el final de este siglo se habrán extinguido entre 500 y 1 300 especies de aves y 150 más estarán en peligro de desaparecer.
Las principales amenazas a su supervivencia son el aumento de sustancias tóxicas contaminantes, los aparejos de pesca comercial en los que se quedan atrapadas y la aparición de nuevos depredadores.
Las especies más afectadas son las que se alimentan de peces, hierbas, frutas o néctar de flores. Su desaparición acarrearía también la de aquellas plantas cuyas semillas dispersan, polinizan o fertilizan.
Una especie en grave peligro de extinción es la del albatros, enorme ave que se alimenta de peces. La vegetación de muchas islas del Pacífico se fertiliza con su guano; por ello, el ecosistema entero de esas islas se vería afectado con su desaparición.
Las aves carroñeras, carentes de la belleza de otras especies, cumplen sin embargo una función muy importante: disponen de los cadáveres de muchos animales que yacen sobre la superficie de la tierra. Por ejemplo, unos buitres originarios de Pakistán casi han desaparecido en los últimos diez años. Al extinguirse las aves carroñeras, se multiplicarían otros depredadores transmisores de enfermedades, como los perros salvajes y las ratas.
2. Abeja reina
Entre las abejas productoras de miel existen castas: unas son reinas y otras obreras. Las diferencias se observan tanto en su conducta como en su aspecto; las obreras son más pequeñas que las reinas. Ambas ponen huevecillos, pero sólo los de las reinas son fecundados por el zángano, que es el macho. A las larvas destinadas a ser reinas se las alimenta con una sustancia producida por las glándulas salivales de las obreras, la «jalea real».
Cuando las nuevas reinas emergen, pelean entre sí para decidir quién se queda en el panal. La vencedora ataca a la antigua reina, que entonces sale con su enjambre a fundar un nuevo panal.
Hasta hace poco tiempo se desconocía qué era lo que hacía que una determinada abeja se criara como reina, de no ser por la diferente alimentación que recibía.
Hoy se sabe que una enzima, llamada tor, que interviene en la capacidad de reconocer nutrientes y el control del crecimiento, es la encargada de las diferencias entre las dos castas. En las larvas destinadas a convertirse en reinas el gen que produce la enzima tor está más activo.
Cuando este gen se desactiva por medios experimentales en las larvas, ya sea por procedimientos químicos o genéticos, las abejas que se desarrollan tienen más rasgos de obrera que de reina.
En este caso, a diferencia de los seres humanos, la realeza tiene un origen genético.
3. Vejez, ceguera y genes
La parte posterior del ojo está cubierta por una delgada capa de tejido nervioso llamada retina. Cuando llega el estímulo luminoso a ella, se inicia la percepción visual.