Agradecimientos
Una cosa más…
STEVE JOBS
Un proyecto de esta magnitud nunca puede ser la obra de un solo individuo. En este sentido, estoy en deuda con un amplio número de personas, tanto por el apoyo como por la colaboración que me han brindado durante la creación de este volumen, con mención especial a mi agente literario, Richard Pine, de InkWell Management. Desde muy al principio, Richard vio el potencial de Future Crimes y depositó su fe en mí para que lo escribiera, accediendo generosamente a servirme de sherpa, mentor y amigo mientras me internaba en el mundo de la edición. A lo largo del camino me hizo varios regalos, pero quizá el mejor de todos fuera presentarme al magnífico equipo de Doubleday, entre quienes destacan su editor jefe, Bill Thomas, y mi propia revisora, Melissa Danaczko. El entusiasmo y el apoyo que Bill me transmitió con Future Crimes fueron excepcionales. Y lo mismo vale para todas aquellas personas con quienes tuve el privilegio de trabajar en Doubleday, incluidas entre ellas Alison Rich, Joe Gallagher, Kim Thornton, Margo Shickmanter y Maria Massey. Sin duda, mi reconocimiento más absoluto y profundo está dirigido a Melissa Danaczko, quien me alentó en cada paso del camino a lo largo del proceso de escritura y revisión. Es brillante, divertida y generosa. Trabajó fines de semana y noches e incluso se saltó reuniones familiares a causa de este libro. Sin Melissa, esta obra sencillamente nunca habría llegado a buen puerto, motivo por el cual le estaré eternamente agradecido.
Deseo expresar asimismo todo mi respeto a todas las personas que accedieron amablemente a revisar las galeradas del libro y a plantearme sus críticas y comentarios: mi más sincero agradecimiento por sacar tiempo de vuestros apretados horarios para hacerlo. En concreto, deseo expresar mi gratitud a Peter Diamandis, Ray Kurzweil, Kevin Kelly, Daniel Pink, David Eagleman, Christopher Reich, el presidente de la Interpol Khoo Boon Hui, Ed Burns, Frank Abagnale y P. W. Singer. A Sarah Stephens y Adam Kaslikowski, gracias por las incontables horas que invertisteis leyendo las primeras versiones de Future Crimes y por las interesantísimas opiniones que me participasteis sobre la obra a lo largo de su elaboración. También me he beneficiado enormemente de los sabios consejos que con liberalidad compartieron conmigo autores reputados, quienes accedieron de manera altruista a ayudar a un novato a entender este medio sin más razón que la de ser personas generosas, amables y asombrosas. Por todo ello, vaya mi más sincera gratitud a Daniel Suarez, Ramez Naam y Jane McGonigal.
Escribir un libro no es una empresa fácil, no sólo por las incontables horas que te mantiene alejado de tus amistades y familiares, sino porque el proceso de escritura te obliga a imponerle el libro a los demás por el mero hecho de formar parte de tu vida. Por soportarme y ofrecerme su consejo acerca de una cantidad infinita de títulos de libros, subtítulos, portadas, investigación y opciones de estructura, quiero expresar mi agradecimiento a Jacque Murphy, Tarun Wadhwa, Mikhail Grinberg, Daniel Teweles y Kelsey Segaloff, así como a Brad, Steve, Adam, Carol, Monte, Jacqueline, Noni, Bob, Hanna, Mark y Jonathan. Estoy en deuda con Paul Saffo, Chris Meyer, Joe Polish, Marcus Shingles, Steven Kotler, Jonathan Knowles, Sheryl Rapp, Eileen Bartholomew, Dave Blakely, Bill Eggers, Diane Francis y Cody Rapp por su apoyo explícito a Future Crimes y por darme tantas buenas ideas acerca de cómo compartir la información contenida en este libro con otras personas. También me gustaría expresar mi gratitud a los expertos en la materia que me ayudaron con parte del contenido técnico de este libro, incluidos Andrew Hessel sobre biología sintética, Alaina Hardie sobre robótica, Don Bailey sobre la Internet de las Cosas, Emeline Paat-Dahlstrom y Mark Ciotola sobre el espacio, y Andrew Fursman y Landon Downs sobre computación cuántica. Gracias también a Keith Blount, fundador de Literature & Latte’s Scrivener, el programa de escritura más maravilloso que existe. Sin Scrivener, habría sido prácticamente imposible organizar los centenares de casos y los miles de páginas de materiales de investigación empleados para redactar este libro.
Deseo asimismo extender mi agradecimiento a mis amigos y colegas en los cuerpos de seguridad, con quienes he compartido multitud de investigaciones, aventuras y buenos momentos a lo largo de los años, incluidos Michael Holstein, Bernhard Otupal, Rainer Buhrer, Paul Gillen, Mick Moran, Andrew Smith, Skukesha Goldberg, Jim Hirt, Bobby Weaver, Robert Rodriguez, Steven Chabinsky y Kathy O’Toole. A mis aliados en la lucha por reforzar la seguridad mundial común, incluidos entre ellos Roderick Jones, Justin Somaini, Tom Kellermann, Matt Wollman, Bradford Davis y Steve Santorelli, gracias por vuestro trabajo.
Tengo el privilegio de impartir clases en la facultad de la Singularity University, una institución educativa fascinante con la misión de utilizar las tecnologías de la próxima generación para afrontar los mayores desafíos a los que se enfrenta el mundo. Allí colaboro con algunas de las personas más talentosas que he conocido en toda mi vida, tanto personal docente como personal en general, estudiantes y alumnos profundamente comprometidos a cambiar este mundo para bien. Tengo el honor de contarme entre ellos y deseo dar las gracias a Rob Nail por su liderazgo a la hora de impulsarnos a avanzar de manera exponencial.
Por último, esta lista de agradecimientos estaría incompleta si no reconociera el apoyo de mi familia, quienes me han servido de pilar para lograr todo lo que he conseguido en la vida y me han inculcado la importancia de luchar por que haya justicia en el mundo. Mi aprecio y gratitud más profundos hacia todos vosotros.
Apéndice
Todo está conectado. Todos somos vulnerables
A lo largo de este libro hemos analizado las amenazas tecnológicas latentes a las que se enfrenta la sociedad y hemos explorado diversos modos de reducir sistemáticamente estos riesgos. El protocolo de ACTUALIZACIÓN, descrito a continuación, recoge algunas estrategias prácticas cotidianas que puedes aplicar para protegerte, para proteger tu negocio y para proteger a tus seres queridos de los peligros tecnológicos más comunes hoy en día. Sigue estos sencillos pasos (el equivalente digital a cerrar la puerta de tu casa con llave y a no dejarte las llaves puestas en el coche) y evitarás más del 85 por ciento de las amenazas digitales que permean nuestras vidas a diario.
ACTUALIZACIONES FRECUENTES.
La mayoría de los programas de software están repletos de errores o bugs. Los piratas informáticos y otros agentes aprovechan estas vulnerabilidades para colarse en tu ordenador y otros servicios, robarte el dinero y causar estragos en general. Evita estos problemas actualizando de manera automática el software de tus sistema operativo, tus programas informáticos y las aplicaciones del móvil. Presta especial atención a los navegadores, módulos plug-in, reproductores multimedia, Flash y Adobe Acrobat, objetivos predilectos de los malhechores que pretenden estafarte. Si no actualizas tus dispositivos automáticamente, quedarán expuestos a ataques a causa de problemas que podrían haberse evitado sólo con haber actualizado el software.
CONTRASEÑAS.
Se recomienda que las contraseñas sean largas (de veinte o más dígitos) y que contengan letras en mayúsculas y minúsculas, además de símbolos y espacios. Pese a que todos lo hemos escuchado un millón de veces, la robustez de una contraseña es uno de los factores clave para proteger tus cuentas. Además, hay que cambiar las contraseñas con frecuencia. No deberías bajo ningún concepto utilizar la misma contraseña para sitios distintos. Hacerlo implica que, una vez que los piratas informáticos obtienen acceso a tus credenciales de inicio de sesión, pueden utilizarlas en múltiples lugares, desde tus redes sociales hasta tu cuenta bancaria. Ahora bien, memorizar largas contraseñas únicas para cada cuenta y sitio web de tu vida excede lo que la mente humana puede gestionar. Por suerte, hay un montón de «monederos» o gestores de contraseñas que pueden hacer que este proceso resulte relativamente indoloro. Es sabido que los delincuentes también han creado sus propios gestores de contraseñas en un intento por engatusarte para que les entregaras tus joyas de la corona digitales. Así que te recomiendo utilizar sólo los gestores de empresas reputadas y establecidas en el sector, como 1Password, LastPass, KeePass y Dashlane, la mayoría de los cuales funcionan tanto en ordenadores como en teléfonos inteligentes y tabletas. Además, muchos servicios, como Google, iCloud, Dropbox, Evernote, PayPal, Facebook, LinkedIn y Twitter permiten utilizar autenticación de doble factor, que consiste en enviarte una contraseña única aparte cada vez que te conectas, normalmente mediante un mensaje SMS o aplicación directamente al teléfono móvil. El uso de autenticación de doble factor comporta que, si te roban la contraseña, no pueda utilizarse sin el segundo factor de autenticación (el acceso físico a tu dispositivo móvil en sí).